jueves, 12 de febrero de 2015

Tal vez esto sea demasiado difícil de comprender si no te encuentras en el ojo del huracán.

Si dios me dio una polla y un par de testículos tal vez fue para usarlos, si me dio un cerebro fue para no tropezar seguidamente con la misma piedra, si me dio salud quizá fue para hacerla arder en combustión. Me siento extraño en este lugar y soportando sus normas, tengo ganas de ver qué hay después. Qué me espera después de la cortina, cuando cruce el umbral acaso podré volver o perderme en las sombras. No estoy preparado para estos días en los que todo cae sobre mí atraído por la gravedad de mis malos pensamientos, o cuando trato de hacer mal a alguien. No es la primera vez.

A veces, cuando me observo en el espejo o festejo la caída de mi ego me siento etéreo, y sólo quiero morir para descubrir. Aquella noche no fue un error, lo que dije era exactamente lo que quería decir, quería morirme. Quizá sea algo digno de temer o quizá sea sólo paranoia.

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