domingo, 27 de abril de 2014

Los roles se han invertido, y ahora soy yo el que toca a tu puerta esperando respuestas, y tú quien me evita por prudencia. No te culpo, ¿si puedes vivir sin mí por qué ibas a arriesgarte a volver a sufrir por culpa de mi indecisión?, podría prometerte que esta vez no será similar a la anterior y que me he dado cuenta de lo ruin que es dañar a una bella manzana en flor, pero todas estas palabras a ti te sabrán insípidas, vacías; y repito, no te culpo. Te llena más, te deja mejor sabor de boca saber que giro a tu alrededor, que soy tu Hubble particular y te observo desde la cercana distancia, caray, el tiempo ha pasado muy rápido y aún sigo orbitando. A mí también me resulta más fácil hablar con tu recuerdo que con tu verdadera figura, pero yo lo achaco al miedo, al miedo de muchos días de salir a buscarte y arrepentirme cuando estés delante de mí, por eso sueño contigo. Es una pena que ni siquiera mi gravedad afecte sobre tus mareas. Algún día llamaré a tu puerta y tendrás que rechazarme.

¿Habré olvidado cómo se ama de una manera sana y no-enfermiza? Ya no lo sé, dentro de mi cabeza el sexo, el rencor, el amor y el odio se mezclan y fermentan en una única composición que huele a podrido y gangrena mi corazón. ¿Qué sería de mí sin el sexo?, sería Dios. Vi tu cuerpo aparecer entre la brumas y pensé que debía ser mío, pero no sé cómo librarme de mis antiguas infecciones. Perdóname, sólo estoy tratando de advertir, que en mi interior muere de aburrimiento una bestia que nunca ha sido liberada y temerosa del mundo exterior porque no conoce nada más allá del acero de los barrotes de su jaula. Y es ésto o esperar un disparo certero en la sien, lo siento, elijo vivir.

jueves, 24 de abril de 2014

Esta noche estoy al borde. Lo siento viejo, a estas alturas permanecer en la misma habitación que tú, compartir el mismo aire, me resulta nauseabundo. Ojalá pudiera fingir aprecio, hacerte creer que te quiero y te requiero sólo para que mamá durmiera un poco mejor por las noches. 

¿Por qué tengo claro lo que me está enfermando pero no lo que puede curarme? Hoy he vuelto al punto dónde empecé, hace un año; y desde hace dos a los ojos de la sociedad no he avanzado nada. Leo el doble o el triple que la media, el noventa por ciento del tiempo estoy pensando en cuestiones a las que la mayoría llegarán con suerte en su vejez, compongo música que inspira a los dioses... y aun con todo (y hablo desde el fondo de mi arrogancia) sobre el papel soy un paria. Alabados sean los bípedos hijos de puta, pero yo no soy como ellos, yo vengo de una nave.

Abandonar la reunión lo le sirvió de nada a Philip para limpiar su mente de porquería. Echó a andar por Fillmore Street lleno de ansiedad. ¿Y su arsenal de técnicas para sosegarse? Todo cuanto durante mucho tiempo le había proporcionado estructura y serenidad se desmoronaba: su disciplina mental, su perspectiva cósmica. Buscando la ecuanimidad, se dijo: no forcejees, no te resistas, despeja tu mente; no hagas otra cosa que mirar el espectáculo pasajero de tus pensamientos. Deja que tus pensamientos pasen por tu conciencia y luego se desvanezcan.

Las cosas se hacían conscientes, sí, pero no se desvanecían. Por el contrario, las imágenes deshacían el equipaje, colgaban la ropa, organizaban la cada de su mente. Apareció el rostro de Pam. Philip se concentró en su imagen, que, sorprendentemente, se transformó retrocediendo en el tiempo: sus rasgos rejuvenecían, y porto pudo ver a Pam tal como la había conocido hace muchos años. Cuán extraño era vislumbrar a la joven adulta. Normalmente imaginaba la trayectoria opuesta, ver el futuro en el presente, la calavera bajo la impoluta piel de la juventud.

¡Cuán radiante aparecía su cara! ¡Y qué sorprendente claridad! De las mil y una mujeres cuyos cuerpos había poseído y cuyos rostros se habían difuminado hacía tiempo, fundidos en un solo semblante arquetípico, ¿cómo era que el rostro e Pan persistía con tal profusión de detalles?

Luego, para su asombro, le vinieron a la vista nuevos recuerdos de la Pam joven: su belleza, la desbordante excitación que ella había sentido cuando él le ató las muñecas con su cinturón, sus orgasmos en cascada. Su excitación sexual, la de Philip, era apenas un vago recuerdo corporal, una silenciosa sensación de presión y regocijo pélvicos. Recordó también quedarse en brazos de ella largo rato. Y precisamente por ese motivo la había considerado peligrosa y había decidido no verla nunca más. Pam representaba una amenaza para su libertad. Lo que él perseguía era la rápida satisfacción sexual: ése era su salvoconducto para la ansiada paz en soledad. No deseaba la carnalidad, lo que quería era ser libre, escapar de las ataduras del deseo para poder entrar, siquiera fugazmente, ne el ámbito libre de deseo de los verdaderos filósofos. Solamente una vez saciado podía tener pensamientos sublimes y reunirse con sus amigos, los grandes pensadores cuyos libros eran para él como cartas personales.

Tuvo más fantasías; la pasión volvió a hacer acto de presencia y lo arrancó de la lejana tribuna de los filósofos. Philip ansió, deseó, quiso. Y, más que ninguna otra cosa, quiso tener entre sus manos el rostro de Pam. Las estrictas conexiones entre pensamientos perdieron consistencia y cohesión. Imaginó un león marino rodeado por un harén de focas, y luego un chucho lanzándose una y otra vez contra la cerca metálica que lo separaba de la perra en celo. Se sintió como un cavernícola armado de una estaca, gruñendo, ahuyentando a sus competidores. Quería poseerla, lamerla, olerla. Pensó en los musculosos brazos de Tony, en Popeye zampándose las espinacas y lanzando la lata vacía. Vio a Tony montando a Pam, ella espatarrada, rodeándolo con los brazos. Ese coño tenía que ser para él y nadie más. Ella no tenía ningún derecho a profanarlo ofreciéndoselo a Tony. Todo cuando ella hacía con Tony mancillaba el recuerdo que Philip tenía de Pam y empequeñecía su experiencia. Sintió náuseas. Era un bípedo.

Torció hacia el paseo marítimo y luego cruzó Crissy Field hasta la bahía y continúo bordeando el mar, donde el oleaje y el aroma de la sal consiguieron sosegarlo. Tiritó y se abrochó la chaqueta. En el crepúsculo, la fresca brisa del Pacífico enfilaba el puente Golden Gate y pasaba rauda por su lado igual que las horas de su vida pasarían siempre por su lado sin calor ni placer. Aquel viento presagiaba la escarcha de infinitos días por venir, días polares de levantarse por la mañana sin esperanzas de hogar, amor, contacto, goce. Su mansión de puro pensamiento no tenía calefacción. Qué raro que no lo hubiera pensado antes. Continuó caminando, pero con la trémula certeza de que su casa (y su vida entera) había sido construida sobre unos cimientos tan falsos como endebles.


                           
                                                                                La cura Schopenhauer, Irvin D. Yalom.


Tierna edad en flor.

Aquí estoy de nuevo, porque aunque de pasos hacia delante el paisaje siempre vuelve atrás. ¿Te estaré fallando? ¿Me estaré mintiendo otra vez dejándome llevar? Ya no estoy seguro de nada, mis ocho milímetros han suturado, y cada vez confundo más la línea que separa la locura de la iluminación. Si la providencia existe sin duda soy su enviado, si no es así soy un pobre diablo más.

miércoles, 23 de abril de 2014

Como siempre, en la redacción me habían dado el peor artículo, y esta vez me había tocado ir a una escuela para niños con enfermedades mentales; síndrome de down, esquizofrenia..., y en ocasiones traumas o cualquier tipo de desorden o trastorno psicológico por extraño que fuera en niños. La escuela Cernuda era un centro de ayuda a familias que no tenían la capacidad de proporcionar a sus hijos enfermos la ayuda que necesitaban, a veces se trataba de un matrimonio pobre que no tenían el dinero suficiente para hacer que su única hija de tres años recibiera tratamiento y ayuda para su síndrome de tourette, y otras de una madre, que después de perder a su primogénito por una sobredosis delante de su otro hijo menor, no podía costearle a éste la ayuda imprescindible para curar su trauma. En cualquier caso había sido destinado allí para hacer unas cuantas fotos a esos pobres críos, entrevistar a unos cuantos profesores y escribir un par de columnas banales que ni el mismo jefe de redacción leería por alto. En conclusión, yo era el encargado de fingir que nuestro adorado periódico se preocupaba por historias a las que nadie prestaba realmente atención, pero era importante que esta clase de escritos se publicaran para que todos nos sintiéramos un poco menos culpables. De nuevo, desde el más insignificante becario que sirve cafés, hasta el lector más esporádico, todos éramos víctimas del sensacionalismo.

Era una jornada especial, todos los padres y madres habían visitado la escuela para la ocasión. Estuve fotografiando a los niños con sus familiares, con sus profesores, todo en un ambiente muy cordial y ameno. Habían dibujado un precioso mural en una gigantesca cartulina roja en la que con letras amarillas habían escrito "BIENVENIDO SEÑOR PERIODISTA", y un montón de diminutas marcas de manos manchadas con pintura del mismo color alrededor del mensaje, eso y todo el cariño que rebosaban aquellos chiquillos me hizo sentirme aun más culpable por ser el títere que manipulaba toda esa inmundicia para convertirla en noticia, para que un par de imbéciles lo leyeran y pensaran "caray, qué mal está el mundo, y yo sentado en el sofá", y acto seguido encendieran la televisión y se olvidaran de todo.

Me fijé en una chica, tal vez tendría unos seis años. Su cara presentaba malformaciones espeluznantes, y tal vez fue por eso que sentí apiado y me dirigí a ella. "Hola pequeña, ¿cómo te encuentras?", pregunté, su padre apareció de repente entre el bullicio y le pregunté, "¿Puedo hacerle unas fotos con su preciosa hija?". El rostro de aquel tipo cambió por completo, y si era serio de por sí entonces, ahora reflejaba algo que rozaba el puro asco. "Déjenos en paz, no requerimos de ningún ensañamiento por nuestra desgracia. Vaya con su cámara a otra parte". Aquel hombre tenía asimilado por completo, o tal vez grabado, que la desgracia de su hija le acompañaría, que su precioso retoño siempre sería incomprendido por todos y que nadie, y mucho menos un desconocido que pretende sacar tajada de su sufrimiento, tenía por qué ver tal espectáculo y por supuesto enseñarlo a todo el mundo. Comprendí que de las desgracias ajenas no aprendemos, ni intentamos evitarlas o solventarlas, sólo fingimos interés y preocupación pero después giramos la cabeza porque no podemos vivir demasiado tiempo en ese mundo.

lunes, 21 de abril de 2014

Maíz.

Te dibujo, y sobre el papel eres irremediablemente mía, es una pena que hayas aprendido a olvidar, aún nos quedaban tantas experiencias que convertir en gratos recuerdos.

Nirvana - Aneurysm (Live At Rome, 1991)

sábado, 19 de abril de 2014

Is there another reason for your stain?

Esta noche escribo desde el más iracundo y húmedo rincón de mis intestinos, donde fermentan mi odio y mis ansias de matarme. Lo siento, no puedo estar bien, mucho menos después de que me lo hayas contado todo sin decir ni una sola palabra; y después esperar que no te odie, que no te insulte, que no te desprecie. Ojalá, ojalá metieras la pata, me quemara y trataras de esnifar mis cenizas (como siempre ha sido y siempre será); pero esta vez no, esta vez no voy a estar. Joder, ¿cómo negarme?, toda la vida autodestruyéndome y cuando busco en ti la serenidad no encuentro más que dolor; es un ciclo imbatible, todo se repite y vuelve al mismo lugar. Por momentos olvido todo lo que hemos vivido, y el rencor desaparece, mis hombros suben un poco, respiro tranquilo, a continuación siempre vuelvo a la realidad y me odio porque te odio y te odio porque me odio. Y no sé si estoy enfermo o soy el único humano sano.

jueves, 17 de abril de 2014

Acertaste, y ahora mantengo esta lenta agonía a través del tiempo y el espacio. De nuevo en el mismo lugar, o casi, es ridículo. Mientras yo tocaba él moría lentamente, sin quererlo convertí lo que en ese momento componía en su réquiem. Todos los días [absolutamente todos] por mi mente pasa ese pensamiento maldito, trato de esquivarlo pero siempre me acierta. Después yo sostengo el frío metal, ya sabes.

Bebo del aire que empaña la hoja de tu guadaña, y de tus muelas saco los gramos blancos. Lo siento, vuelvo a estar obsesionado, dime cómo controlarlo. ¿Puede convertirse el dolor en una enfermedad?, ¿y qué enferma, el cerebro o el alma? Ah, si ni siquiera te he enseñado una décima parte de lo que escondo y ya he sufrido las consecuencias por días, ¿cómo iba a contártelo todo? Ojalá leyeras ésto y obviaras, que por una puta vez supieras cuándo parar, que me dieras un respiro y comprendieras que el final está próximo y es inevitable. Todo está dentro de mí, llevo una bestia que por las noches despierta.

martes, 15 de abril de 2014

Consulta nº1.

Que me dijeras que has aprendido cosas de mí fue un último presente muy digno de una despedida tan forzosa. No podía dejarte ir sin hacerte ver todo lo que agradezco el empeño que has dedicado en mí, no podía cometer el mismo error, así que di media vuelta aún sabiendo que tal vez iba hacer el ridículo; gracias a ese esfuerzo he dejado tu recuerdo en buen lugar. Con frecuencia muchas de las cosas que se aprenden no cobran primer plano hasta mucho tiempo después, es cierto. Gracias. 

Te voy a echar de menos, ya nos veremos por los bares.

lunes, 14 de abril de 2014

I'm going back...

Sólo son rachas, lo jodido es que las malas duran más que las buenas. ¿Cómo puede ser feliz el ser humano, si nuestro físico (tanto en apariencia como buen funcionamiento de nuestras funciones vitales) influyen decisivamente en nuestra felicidad? Te quiero y no te tengo, te tengo te disfruto y te desprecio; ¿ves?, mi naturaleza está irremediablemente orientada a la depresión. Y dentro de ésta nunca encuentro un límite de satisfacción cuando por algún motivo mi mente grita "¡Eres un genio, tu dolor te hace grande!", pero es sólo una manera más de mentirme. Es grácil pensar, que mientras el noventa por ciento de las personas se esfuerzan por conseguir dinero para llegar a fin de mes todo lo que yo quiero hacer en la vida, y a lo que me dedico en cuerpo y alma, no tienen ningún sentido práctico para no morir de hambre. ¿Acaso puede el filósofo, que se alimenta de su propio espíritu, perecer? Lo sé, aquí vuelven mis delirios de grandeza.

Tus doradas mentiras alimentan mi rol, en esta olvidada autopista espacial bajo tu control, y ya no sé qué hacer para librarme de esta infección. Si me dejara llevar, ah, por mis arrebatos, me harían vivir tranquilo, pero no puedo dejar de preguntarme, porque aunque me pudra a la vez me nutre. Prefiero no deshacerme de mis dudas a aceptar una respuesta no asegurada sólo porque traiga la paz, la paz no vale nada si nace de una mentira.

domingo, 13 de abril de 2014

Yo soy Sam.

Última sesión, ¿realmente me ha ayudado en algo o ha sido poco más que un pasatiempo? Es triste, tanto por él como por mí, no sé. Ahora ya nada está claro, ¿es amor lo que escuece?, no, es un dolor muy parecido que también tiene mucho de impotencia. Adónde voy es un interrogante, pero más aún de dónde vine; la lógica existe más allá de la mente humana, la naturaleza nos la muestra; y me consuelo pensando que alguien hizo los planos. La mayoría del tiempo mi dolor trasciende más allá, cuando me hago el dormido delante de mi madre para disimular el llanto pero mis manos siguen temblando. No necesito una novia, necesito cortarme los huevos, reventarme las venas, estamparme contra el muro. 

Deserción, el orgullo pasó a segundo plano, y en ese bendito momento lo dejo todo fluir, y las lágrimas salen mientras clavo mi mirada en la alfombra del salón; lo odio todo pero todo me da igual, me doy permiso para derrumbarme. No hay peso, no hay responsabilidades; sólo tristeza destilada.

sábado, 12 de abril de 2014

I can't explain just why I lost it from the start.

Todo mi dolor está sólo en mi cabeza, y cuando intento sacarlo al exterior se convierte en humo, se hace inefable. Choco y choco una y otra vez contra las paredes de tu ano, mis viejas obsesiones nunca se van. Ya no sé qué hacer para hacer callar a mi conciencia, me gustaría decirle que me produce remordimientos, no es fácil seguir adelante cuando todo te recuerda que eres un perdedor. Y consumo gramo tras gramo para calmar mis cincuenta kilos de carne, piel y huesos; a todos gustaría dejar la droga menos a mí, hay miles de cosas que me joden más. En mi cabeza hay voces, en mi habitación fantasmas que me vigilan; todo lo que negué hoy me persigue más allá de la realidad.

Cuatro días es mucho tiempo, demasiado para mantener un estado de ánimo. Perdóname, como siempre las expectativas superan con creces la realidad; pero no, no se trata de eso. No me odio a mí mismo, odio mi condición humana, la sexualidad nos hace mortales, indefensos... al igual que las carencias, las pasiones o los miedos. MANTENER LA MENTE EN BLANCO. ¿Si me arranco los cojones los querrás?

miércoles, 9 de abril de 2014

«Una despedida como otra cualquiera».

Esta mañana te he imaginado apareciendo por las puertas automáticas justo cuando abría los ojos mientras esperaba en los yertos asientos de espera, como compartiendo nostalgia y una realidad inevitable, que tenemos mucho de locos y es una bendición; luego cogías mi mano y me mirabas. Por desgracia he llegado a la conclusión de que todo lo que pienso con respecto a ti tiene una irremediable connotación sexual.

Última sesión, ¿acaso quiere decir que estoy curado?, ¿acaso quiere decir que estaba enfermo? Me gustaría ver en sus ojos mi reflejo, pero creo que tengo más en común con todos esos perturbados con los que comparto asiento que con un buen psicólogo; tal vez es que la sociedad nos presiona y nos minusvalora, ¿qué ocurriría realmente si todas las personas pudieran explayarse y dedicarse a lo que les llena de verdad? Lo cierto es que no es raro que me coloque treinta días al mes, y cuando me paso un par de ellos sin fumar no me siento más realizado, ni más inteligente, ni menos dependiente, simplemente un poco más cerca de la mediocridad.

martes, 8 de abril de 2014

Pactar con el diablo.

Mientras trataba de aprender ese solo mágico se coló alguien entre los barrotes de mi ventana, primero apoyando sus finas y oscuras patas sobre el alféizar y a continuación asomando la cabeza entre el hueco entreabierto. Lucía un pico desproporcionado con el resto de su cuerpo, estaba cubierto de plumas negras casi transparentes, más bien diría que la luz no se reflejaba sobre ellas. Llevaba unos mocasines color caoba y con manchas de lodo, un sombrero de copa azabache y una cazadora que no sabría definir, tal vez entre la elegancia y lo macabro. Cantaba Blues, y de su espalda sacó un estuche azul con una pequeña guitarra tapizada en cuero en su interior. 

— ¿Qué haces aquí?, ¿qué quieres de mí?

— Has sido tú quien me ha encontrado —Dijo, y comenzó a afinar sus seis cuerdas.

— Yo no quiero nada de ti.

— Oh, te equivocas, quieres todo lo que te puedo dar —Bajó la cabeza sin dejarse ver la mirada y sonrió levemente—, yo poseo todo lo que quieres.

— Todo lo que tú me das me pudre al final del día, y a la mañana siguiente sufro aún más las consecuencias —Debido a mis palabras su sonrisa se convirtió de pronto en el paradigma del abatimiento—. Lo siento, no quería decir eso...

— Sí, sí querías —Dijo aún cabizbajo—. Pero recuerda ésto, aquello que ansías por tus propios medios jamás lo tendrás en la medida que necesitas —Culminó. Fue su profecía.

— Así es, pero si tú me lo das lo harás en medidas tan desproporcionadas que me quemarán por dentro, como ya ocurrió. —Su rostro, que ahora era visible, pues dejaba verse para que yo notara su desazón, también resaltaba entusiasmo e incluso júbilo—. Más sabe el diablo por viejo que por diablo —Y se marcho por donde vino confundiéndose con el viento.

domingo, 6 de abril de 2014

hey little apple blossom they don't really care for you

Esta es la sensación, cuando regreso a casa y aún me falta algo por hacer. Hay días en los que me obligo a escribir sin estar inspirado, y suelo equivocarme, porque el estar triste no siempre significa saber cómo expresarlo. Me canso de mi propia charlatanería y por un segundo renuncio a todo lo que me conforma haciéndome único en mi especie y a la vez débil y despreciable, ¿pero qué soy yo sin mis diferencias? Ayer me encontré con una antigua compañera de clase, en realidad no hacía mucho que nos vimos por última vez, pero joder, ¿está mucho más buena que antes o se trata de mi maldita manía por idealizar todo lo que he dejado atrás? Entonces me apiadé de mí mismo y nos saludamos enérgicamente, y ella me insistió, siempre encima mía como de costumbre me preguntó si volvería al instituto, si seguía fumando... ya sabes, toda esa mierda. Lo siento, a las personas que no me conocen no les vale con un "estoy pasando un mal momento", esa gente no sabe entender el respeto de un silencio. Las cosas deben ir muy mal para que yo tenga que enseñar normas de cortesía.

The White Stripes - Apple Blossom (Live At Under Blackpool Lights, 2004)

viernes, 4 de abril de 2014

En mis sueños el irremediable reflejo de mis carencias, es como si mi subconsciente me encarara y dijera: ¡Esto es lo que ansías, bastardo! Me temo que soy un Philip, ¿también yo renunciaré por completo a las personas?, no, yo soy consciente de mi miedo, ¿pero llegará el día en el que éste sea demasiado espeso y oscuro como para dejarme ciego?, probablemente. Tengo miedo de mí mismo.

jueves, 3 de abril de 2014

You are pretty good looking.

"¿Sabes qué día es hoy?", ¡caray!, tal vez quiso el destino que me hicieras esa inocente pregunta que para mí cobró connotaciones distintas a las que querías dar. Se han hecho dos años justos, y a estas alturas de la tarde, aquel día, yo aún estaba masticando la noticia (no hice otra cosa durante los siguientes diez meses), tratando de asimilar frente al espejo y de darme una puta explicación. Entonces mi corazón rebosaba de aceite hirviendo, aceite que era tristeza destilada; y mi cuerpo expulsaba de sí todo lo sobrante (carne, lágrimas, sudor...). Tú buscabas mi perdón, joder, y a la vez volver a apuñalarme, ¡pero el que avisa no es traidor!, debiste pensar.

No lo sé, aquel recuerdo duele más por hacerme llegar a la conclusión de que confiar en las personas es un error antes de que porque todavía lo sienta. Si escribo sobre ésto es porque aún sigue conmigo, ¿ves?, hay que procurar pensar en los daños colaterales que puedes causar a terceros por un calentón de una noche.

martes, 1 de abril de 2014

Bendita bipolaridad, que me arranca de los brazos de esta forzada paranoia y me arroja a un mar sereno de confusión, que siempre es mejor que la pura tristeza. Creo en mí, y creo en mi condición de iluminado a través del tiempo y el espacio, ¿acaso no erraron aquellos que llamaron loco a Schopenhauer y Nietzsche? Sólo puedo creer en mi palabra porque no tengo la certeza de que la del resto no sean básicamente disparates.

Para ti soy poco más que un despojo, un drogadicto, un trapo viejo que no tuvo las agallas de seguir con sus estudios, te diré algo (ya que tú también te permites el lujo de opinar sobre mí sin saber nada de mi vida), ahora te limitas a conformarte con la amistad de esos muchachos a los que cuando me tenías insultabas a la espalda, eso te convierte en un hipócrita. Decir que no tengo rencor sería mentirme a mí mismo, pero eso se le da mejor a unos que a otros. Ojalá los tiempos corran rápido y todas la heridas que dejaste en mí suturen y así puedas convertirte en poco más que un mal sueño.