jueves, 3 de abril de 2014

You are pretty good looking.

"¿Sabes qué día es hoy?", ¡caray!, tal vez quiso el destino que me hicieras esa inocente pregunta que para mí cobró connotaciones distintas a las que querías dar. Se han hecho dos años justos, y a estas alturas de la tarde, aquel día, yo aún estaba masticando la noticia (no hice otra cosa durante los siguientes diez meses), tratando de asimilar frente al espejo y de darme una puta explicación. Entonces mi corazón rebosaba de aceite hirviendo, aceite que era tristeza destilada; y mi cuerpo expulsaba de sí todo lo sobrante (carne, lágrimas, sudor...). Tú buscabas mi perdón, joder, y a la vez volver a apuñalarme, ¡pero el que avisa no es traidor!, debiste pensar.

No lo sé, aquel recuerdo duele más por hacerme llegar a la conclusión de que confiar en las personas es un error antes de que porque todavía lo sienta. Si escribo sobre ésto es porque aún sigue conmigo, ¿ves?, hay que procurar pensar en los daños colaterales que puedes causar a terceros por un calentón de una noche.

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