Es una declaración de intenciones,
una carta sellada al destino,
pa que la abran después de muerto
y las gentes entiendan
que lo que está adentro quemando
por siempre allí se queda,
pa bajar brazos y voces
que exclaman aversión,
pa que me comprendan.
Y cuando el fuego se extinga
y el humo se disipe,
el esqueleto gigante de una bestia
que en tiempos remotos devoraba el ganado
y asesinaba a los hombres.
Una gran ruina contemplo
únicamente sobrepasada por la ruina que aún espera,
los muertos se visten de lunares,
los vivos esperan la redención.
Yo vivo por y para el mundo que me hace sufrir,
y en parte,
también para sufrir.
También para sufrir.
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