domingo, 24 de diciembre de 2023
domingo, 19 de noviembre de 2023
Brotan de mis ojos lágrimas de destilada melancolía y, sin embargo, río a carcajadas mientras éstas resbalan por mi tez y no ceso hasta que mi abdomen se retuerce en espasmos de puro dolor. Arrímense, antiguos hermanos, permanezcan a la vera mía y escuchen la triste canción que aprendí en soledad y que la soledad me enseñó, podrán decir vuesas mercedes, y dar fe ciega, de que el amor que me otorgaron no fue ningún regalo sino una cruel maldición por la que hoy pago un alto tributo. A muchas cosas he renunciado y tantas otras me han sido arrebatadas, pero si alguna herida me han provocado que no pueda ser cicatrizada es la de la traición y el abandono, que sangra en el interior de mi alma y me hace sentir débil y desolado a cada día y a cada rato.
Con aburrido y tonto resuello encaro la existencia, no es menos cierta la luz llegada con retraso de estrellas lejanas que mi desapego a la experiencia de la vida, que ya nada quiero, que nada ya deseo salvo la paz que entre humanos no se encuentra. Contadme entonces vosotros, que como a César clavasteis puñales en mi espalda, que como a Cristo vendieron por un escueto saco de monedas; cómo he de perdonar que me arrebatarais la capacidad de confiar en el amor y la amistad.
Os escucho ahora, mas pronto pudiere ser que esté con Dios o él conmigo, y en su compañía pudiera llegar a comprender y aceptar lo impune y agrio del corazón humano. Tomad asidero y descanso, pues, lejos de mi recuerdo, porque hoja de frío acero en mi carne es para mí el vuestro. No os deseo más que la dicha y la bondad que a mí robasteis en esta vida, pues en la siguiente otras leyes que se escapan a mi comprensión han de juzgaros; pero en ésta yo os absuelvo, aunque no sentís remordimiento.
jueves, 16 de noviembre de 2023
lunes, 13 de noviembre de 2023
martes, 10 de octubre de 2023
domingo, 24 de septiembre de 2023
jueves, 21 de septiembre de 2023
Despedido por WhatsApp
viernes, 15 de septiembre de 2023
Inadaptado tú, perra
Pego un salto mortal triple desde mi confortable féretro de sábanas blancas (cual vampiro circense), apago un despertador, apagado otro despertador y también apago el último despertador que escondo por la habitación para asegurarme de que me despierto por completo. Prosigo con el ritual más macabro y más veces llevado a cabo en la historia de la humanidad. Me ducho, desayuno, fumo un cigarro, cago, me pregunto por qué tiene que haber tanto dolor en todo lo que veo y salgo de casa para introducir mi cuerpo medio muerto en el coche. Una vez en su interior introduzco la llave en el contacto y la maquinaria cobra vida, ruidos de motor, luces, engranajes que se pelean entre sí y el mismo muelle en el asiento desde hace diez años presionando la misma vértebra.
Aún es de noche, me encamino hacia el trabajo; podría ser una oficina, un taller, un almacén, una fábrica. ¿Quién sabe? Nadie tiene idea, todos hacen. Llego medio tarde pero necesito cafeína y nicotina, así que fumo y bebo café y acabo por llegar completamente tarde. Ficho en una máquina que reconoce mi huella dactilar, a ella no parece importarle que llegue tarde, nadie por aquí parece preocuparse mucho por mí. Las máquinas no se equivocan porque no tienen sentimientos. Eso me gusta, no conocer a nadie, no tener necesidad de mentir o decir la verdad porque no la hay ni siquiera de hablar. Voy a lo mío, al mismo aburrido y sencillo trabajo que podría realizar cualquier otro primate; solo te hacen falta dedos prensiles y aceptar que eres la última mierda del planeta. Así que agarro una PDA, leo albaranes, escojo artículos, preparo pedidos en cajas de cartón y los lanzo a una cinta transportadora que sospecho se dirige a un agujero de gusano de vuelta al pasado para ser vaciadas y rellenadas de nuevo. Después vuelta a empezar una y otra seis días a la semana; como para volverse puto loco. Es una labor aburrida pero que requiere de concentración, lo cual ni siquiera te permite pensar en tus cosas. De vez en cuando alguien me habla, nunca es un jefe, los jefes no se mezclan con los inferiores, y algunas personas están trastornadas y otras no. Las que sí lo están piensan que les espera una vida mejor: mejor trabajo, mejor tranquilidad, mejor dinero. Las que no lo están sencillamente han aceptado que no pueden dejar de ser esclavos. Además, el curro en sí no está tan mal, es monótono y soso, pero no es demasiado exigente.
Me cruzo con una compañera de mi edad y justo en ese momento se oye una especie de alarma que suena de vez en cuando por toda la nave de trabajo. Le digo: —A veces fantaseo con la idea de que se trate de la alarma de incendios y tengamos que huir todos de aquí.
Ella me mira con cara de sueño e indiferencia. Después de unos segundos de silencio contesta: —Es la alarma que avisa cuando la puerta se abre.
—¿Qué necesidad hay de avisar sobre una cosa así? ¿Es que acaso está prohibido salir de aquí?
—Si la puerta está cerrada, sí.
Ella va a lo suyo, yo vuelvo a lo mío, mientras tanto tarareo melodías para tratar de volcar sobre mí mismo algún tipo de falso optimismo que me salve de la más irremediable demencia. De hecho las horas pasan bien, pasarían más rápido si no me dolieran los pies, pero este trabajo es un chollo, he tenido mil peores. Me consuelo. Me engaño. Me pervierto. Hay listas en la zona de descanso donde uno puede ver sus medias de productividad, somos unas quinientas personas haciendo la misma gilipollez todo el tiempo y yo soy uno de los que tienen peor promedio. Solía convencerme de que era superior a la mayoría de personas en cualquier aspecto, pero ahora que lo pienso, si hasta la gente que más solía despreciar sabe hacer algo tan doloroso para mí mucho mejor que yo, entonces tal vez el ignorante, idiota y arrogante sea este menda. Quizás yo sea el verdadero imbécil.
El último día de contrato pienso hacer mal todos los pedidos, vaciar cajas que deban ser enviadas y enviar las que deben ser rellenadas, manipular albaranes y cambiar de sitio los productos de las estanterías. Espero crear un completo caos, que los coordinadores pierdan el norte, que el proceso en cadena colapse y que acaben por demoler todo el colosal entramado de oficinas, naves y almacenes, porque a fin de cuentas, resulte más simple y barato empezar desde cero que arreglar semejante estropicio.
lunes, 11 de septiembre de 2023
El siroco
martes, 29 de agosto de 2023
miércoles, 23 de agosto de 2023
Hay un bichito atrapado en el lavabo que da vueltas buscando la luz, olvidando la salida, y no le importa nada más, y no piensa en nada más. No sabe lo que necesita, sólo lo que quiere. Lo que quiere no le conviene, lo que le conviene no lo entiende. No es tan diferente del resto de seres, se encuentra más cerca de nosotros que nosotros de Dios, se parece a cualquier humano más de lo que cualquier humano se parece a Dios. Tampoco Dios hace grandes diferencias entre unos y otros.
Observo al diminuto organismo (con el cerebro del tamaño de una centésima parte de un grano de arena) desde las alturas, impasible, todopoderoso. Soy un halcón en el cielo, Seiduna en su torre, Kubrick sobre La Luna. No hay misericordia porque no es posible tenerla, no existen medios por los cuales ésta se transfiera. Sin pena, sin remordimiento, sin gloria. Qué le importa al vulgo el sufrimiento del gladiador en la arena, o al emperador de Roma los hombres que protegen la frontera del Danubio. Sólo números, polvo sobre el polvo del mobiliario antiguo, una estrella más o una menos en la bóveda celeste, nadie presta atención o se percata. Por otra parte, no se preocupa la Providencia del individuo, es una relación de ignorancia de mutuo acuerdo.
domingo, 13 de agosto de 2023
Mi sufrimiento es mío, yo soy su gran benefactor y aquel que alimenta su fuego, yo lo venero, yo lo oculto, yo lo siento. De las flores de la verdad emana un sagrado néctar que la juventud impide comprender y la vejez dificulta disfrutar, tan sólo un alma antigua encarnada en un cuerpo sano pudiera lograr deleitarse. Y el transcurso de los días, eventos, circunstancias e ilusiones son las únicas enseñanzas de las que se pueden aprender lecciones verdaderamente valiosas, sin embargo, el tiempo es una trampa, la vida una jaula de oro y la muerte el mayor de los gozos materiales libres de pecado. A mí ya me queda tanto después de tan poco que la resignación llena todas mis copas, no deseo nada, ni siquiera acabar con este sufrimiento que templa en realidad mis frágiles nervios. En el dolor se halla la auténtica felicidad, en el fin se oculta el motivo del comienzo.
Ojalá existieran buenas y malas palabras, buenos y malos pensamientos, buenas y malas acciones; pues toda idea es inmoral desde un punto de vista científico, y ello nos hace a todos los más abominables de los seres. Tratar de cambiar el mundo es un intento por envenenar con nuestra ponzoña personal corazones ajenos, nunca se enseña a nadie, sólo se adoctrina; acontecer con el propio poder sobre la voluntad del resto: esa es nuestra misión en la vida, la naturaleza perfecta. Cada intento de frustrar la realización de una pulsión es más bien una mutilación del alma animal, cada pecado nos acerca más al purgatorio, envenena la mente, destruye el cuerpo.
Y sin embargo un rato cada día tratamos de expiar la culpa, existen muchos métodos de purificación, la autoexigencia y la inmolación son mis preferidos. Por momentos siento que ceder es el único método de superar la tentación, sea del tipo que sea, el deseo se convierte en chiste, la seducción es un juego, la ambición un delirio. Hay que escoger entre la reminiscencia del gozo o la lascivia del remordimiento.
Pastillas y alcohol; alcohol y pastillas, amor sin sexo, palabras sin voz. No quieras tener lo que yo tengo, en verdad no lo tengo ni yo.
viernes, 11 de agosto de 2023
Hago las cosas que hago, no sé muy bien cómo, con algo de gracia, con mucho esmero. Entonces las plantas parecen más verdes, la luz más brillante y los humanos más personas, todo cobra un sentido que siempre pude ver pero al que nunca presté atención. Doy gracias por lo bueno y por lo malo, mi dicha y mi desgracia son caras de la misma moneda con la que pago mis pecados, y aun así me siento en deuda con el destino.
Cuántos trabajos de mierda me quedan hasta el último, cuántos días de sufrimiento insoportable restantes hasta que se acaben, cuántos Lunes más hasta el final. Otras personas piensan para actuar, pero sentir más allá de la lógica permite percibir espectros que los sentidos ignoran, creer en lo que los ojos dictan es supeditar el alma a lo material, y por tanto a la ilusión y al engaño.
Yo soy un espíritu que rige un organismo de carne y huesos, yo soy yo, yo soy este cuerpo, la forma que me envuelve, el recipiente de mi alma. Y todo lo demás es pura quimera, no siento nada y el pensamiento es la única estela que permanece en la nebulosa del tiempo. Vivir es una condena de aceptación.
Anderson .Paak & The Free Nationals - Live At House Of Vans London
jueves, 10 de agosto de 2023
Deseo contarte mis más vergonzosos secretos, hacerme vulnerable ante ti, darte el poder de destruirme o elevarme a las estrellas. Te amo, brutalmente y casi por ningún motivo particular que yo mismo pueda comprender, sencillamente necesito estar contigo y abrazarte dulcemente hasta que nuestras estáticas se entrelacen. Pienso en ti como un don al que tal vez un blasfemo al culto del amor no merezca ostentar, pero yo cuento con mis artimañas personales, y con tan solo pensarte mi vello se eriza y mi sangre se coagula. El sentimiento se acopla a mi carne y puedo percibirte conmigo, apoyado tu cuerpo sobre el mío, tu voz destilada en mis oídos, y parece tan real.
El deseo no sólo es la fuente principal de los pecados, sino del sufrimiento en sí, de modo que como yo deseo en cualquier momento estar contigo siempre que te recuerdo encuentro pena y congoja. Mas resulta una sensación agridulce y ambivalente que llevo conmigo como una cicatriz de la que me enorgullezco.
Cualquier cosa que hago me susurra que sería más divertida compartida contigo, tu recuerdo es una sutil compañía como la sombra de mi cuerpo que me persigue, te llevo en mi corazón acunándote suavemente.
miércoles, 9 de agosto de 2023
martes, 1 de agosto de 2023
miércoles, 26 de julio de 2023
lunes, 24 de julio de 2023
Cada madrugada al salir de tu casa siempre me encuentro con la misma cucaracha, el mismo camión de basura, las mismas personas sin hogar durmiendo en los mismos rincones. Sin embargo yo solo pienso en ti cuando estoy a solas y en tu compañía te deseo especialmente cuando nos observamos sosteniendo la mirada, y te acaricio y te beso lo menos posible porque sé que no me sientes del mismo modo en que yo te siento. No te quejas, no exiges, solo dices «eres tan desapegado», sin percatarte de que quisiera emplear cada uno de los latidos de mi corazón en hacerte más feliz.
Querría, haría, podría. Ser un poco más fuerte aun sabiendo que pronto te irás tan lejos y me olvidarás como un recuerdo que casi no llega a ser real, aunque yo ya he decorado mi pensamiento con tu sonrisa, tus ojos y tu ingenio. Si he perdido algo todavía no me percaté, si me has dado tantas cosas no creas que no atesoro cada momento contigo como si fuese una piedra preciosa. Es difícil comprenderte, desearía tener más tiempo para lograrlo, como un monje adoro dedicarme a descifrar el códice secreto que es tu mente.
Gracias a ti aprendo tanto y siento cosas tan profundas que despiertan en mí un puro interés por seguir viviendo que ya no recuerdo la última vez que experimenté, ojalá pudiese mostrarte mi devoción del modo que quisiera, pero tú no deseas mi amor.
jueves, 13 de julio de 2023
Diosa Fortuna, deidad ciega y apática, yo que giro en tu rueda, aunque por pura indiferencia fuese, no aplastes mi frágil cuerpo y mi quebradiza conciencia bajo tus radios. No acabes con mi esperanza, no me seduzcas con tu azar. Mejor, eleva mi alma hasta lo más alto y nunca la dejes caer, infunde en mí el valor que necesito, hazme desprenderme del apego inocuo y arrebátame toda inútil posesión y ego. Pues me fabricaron con carne, mas la energía que me impulsa no es de naturaleza ordinaria, sino que proviene de eones atrás y es tan sagrada y dispar como el primer rayo solar del alba.
El presente es un momento constante y ambiguo que se abre paso a través de las neblinas del tiempo, nada nace, nada muere, todo permanece transmutando. Y sin embargo, de algún modo extrañamente pragmático, los engranajes del Universo continúan funcionando cual maquinaria industrial bien engrasada en la que cada evento establecido, así como la singularidad más insólita, guardan un sentido y un valor alejados de la comprensión humana. ¿Es acaso desolador no comprender el motivo ni el modo en el que todo funciona y sigue hacia adelante? ¿Es menester sublevarse ante el suplicio de la incertidumbre y la lógica? Todo el cielo nocturno observo y solamente desvelo encuentro, y la duda se siente como el más agridulce de los consuelos.
martes, 11 de julio de 2023
Aprende de tus errores y usa los de los demás en su contra, el mundo es una jungla, todos tenemos necesidades insalvables; por desgracia no todo empieza, pero todo acaba. Mientras mi alma acompañe mis sentimientos no podré arrebatarle nada, es la señal que envía la Providencia para indicar el camino correcto. La pobreza y la ignorancia alimentan su propia razón, existen pocas cosas sagradas en este mundo, la verdad descansa en la mirada de aquellos que ven sin odio.
En una terraza de bar bañada por rayos solares, en el interior de un polvoriento almacén repleto de muebles viejos que nunca nadie volverá a querer, sobre las faldas de una montaña solitaria rodeada de muchas montañas solitarias; allí descansa un pensamiento. Y las personas beben y fuman, y caminan y joden entre ellos y consigo mismos, nadie encuentra nada pero todos buscan algo para tener cualquier cosa. Poseído por mis posesiones y mis sentidos, estoy hecho de carne y hay muchas cosas más grandes que mi cuerpo y otras tantas más diminutas, aunque el alma es intangible e inmortal. Entre las brumas de ideas serpenteo, nada es verdadero y cualquier sorpresa espero, la realidad es un puñado de suposiciones, los muertos dicen más que los vivos.
Si se marcha un sentimiento enciéndele una vela para no sentirte solo, para iluminar el camino de vuelta, para que el olvido ya no duela.
lunes, 3 de julio de 2023
martes, 27 de junio de 2023
Mil millones de Brahmas han de nacer y morir, en este y en otros universos, para que mi alma tuviera la remota posibilidad de ascender a los planetas celestiales, y sin embargo es tan sencillo perderse en los laberintos de la materia y su ilusión que todo ese tiempo puede ser en vano. Cuánto más o cuánto menos, un paso hacia adelante y dos hacia atrás. Una espiga de trigo no es movida por el viento si no es por voluntad del Señor, aunque éste permanezca neutral a cualquier reacción de la naturaleza o del Universo.
Hay flores que crecen entre las esparragueras sorteando sus espinas, no son tan distintas al resto de nosotros, quizás sepan más. La melancolía y la alegría se fusionan formando uno en tal mezcla heterogénea de la que siempre quise huir y nada cobra entonces sentido, no el suficiente para que un hombre comprenda el motivo de su situación en el mundo.
martes, 6 de junio de 2023
miércoles, 31 de mayo de 2023
Al borde de la muerte te sientes libre de todo apego, te separas de los frutos de tus buenas y malas obras, encomiendas tu alma al destino por pensar que siempre actuaste del modo que dictó tu conciencia. Eso debería ser suficiente o más que suficiente. Y te sientas en silencio en una habitación oscura dando la bienvenida a la sin razón y al vacío, tratando de averiguar el origen de tu alma. Pero no encuentras nada. Sin preguntas no hay respuestas, sin ideas se acaba el mundo.
Y dado que confiar en una muerte segura es lo más similar a morir, tú ya has muerto muchas veces. En el tren, en el trabajo, en la cama de un amante olvidado; cuando terminas lo que fuiste a hacer te levantas y caminas de vuelta a casa, aguardando la próxima ocasión en la que llamen a tu puerta con malas noticias.
Entonces ya no sabes en qué volcar tus energías, todo se vuelve soez y anodino en esta vida y sólo piensas en la siguiente, como si de un juego de mesa casi eterno se tratase. Esperando, siempre esperando que la vez siguiente que tu espíritu se encarne sea la definitiva, aunque nunca resulte serlo. Mas no deseas el placer de la carne, sino una libertad en rebeldía poco más que imposible, ese es el mayor pecado y la mayor ambición y por ello aquí te hayas.
Y si no eres perfecto eres aburrido, tanto como cualquier otro que no entiende o no quiere entender, y así te enredas en esta existencia material confiando en ser especial, excepcional, único; pero nada te diferencia del resto, tan sólo ves cosas que los demás no. No mereces nada si no contemplas a cualquiera como parte de ti, no trasciendes en nada a no ser que comprendas lo que viniste a hacer aquí. A fin de cuentas tu misión es mucho más sencilla de lo que esta ilusión te hizo pensar.
Como una confusión, un espasmo, un impulso es todo lo que somos, hay un páramo extenso y abierto, pero sólo hay un camino posible. La muerte y la vida son lo mismo observadas desde distintas perspectivas.
lunes, 29 de mayo de 2023
El pozo de la existencia
Me miró directamente tratando de encontrar sus ojos con los míos, pero yo seguía fijando mi atención en la pared del edificio. No te acostumbres a vivir así, tienes que esforzarte por sentirte bien, me decía. Pero para entonces ya hube aceptado una nueva manera de sentir la realidad, un modo distinto de percibir y lidiar con el entorno, pues sentimientos tan básicos como la tristeza o la ira ya casi no significaban nada, aunque pudieran influir poderosamente en mí. Era complicado no amoldarse a ello luego de tantos años, si no imposible volver a entender la existencia desde un plano similar al anterior.
No tenía verdadera intención de acabar con mi vida, poco tiempo antes había decidido ponerla en manos de Dios, el destino, el Brahman Supremo o la Divina Providencia (quien quisiera encargarse), acatando así cualquier sufrimiento que volcara sobre mi alma. Sin embargo estaba por completo seguro de que permanecería en ese cuerpo no por mucho tiempo, aunque la muerte en sí misma resultaba lo menos preocupante, en mi interior sí que me destruía por anticipado el dolor que podría causar en aquellos a quienes amaba. Me sentía roto en mil pedazos y cada día era un combate contra la melancolía más afilada y amarga, un vacío oscuro y desprovisto de luz y color al que observaba día y noche, minuto a minuto, alimentando así una agonía que sin duda me convertía en mártir supremo de la nada absoluta.
¿Estaba perdiendo la cordura? Era difícil de averiguar, pues todo baremo con el que medir o conjeturar acerca de mi estado mental había simplemente quedado obsoleto, como quebrantado, roto, inútil, desaparecido. Nunca antes las tinieblas del pensamiento se habían disipado ante mí tan formidablemente, podía ver casi a través del tiempo y el espacio, más allá de dimensiones imposibles superpuestas unas sobre otras en finas capas adoptando cobijos y formas cuánticas. Las circunstancias me situaron en ese plano del entendimiento mucho antes de ser capaz de despegarme de la carne y de la recompensa de las actividades fruitivas. Me estaba sumiendo lentamente en una especie de lúcida locura en la que me dejaba sumergir sin oponer resistencia, sin ser del todo pragmática, dejaba conscientemente de ser yo, tal vez para fundirme con el todo o viajar en espíritu a planetas celestiales de realidades lejanas.
Había decidido no poner fin a mi vida, ya que al fin y al cabo el cuerpo material se deshace con el tiempo, pero el alma espiritual es inmortal, intangible e inevitable. Cualesquiera que fuesen mis pesares, habría de enfrentarlos tarde o temprano, así como los evité durante millones de vidas pasadas también me perseguirían en las millones posteriores.
jueves, 25 de mayo de 2023
El Coño Flotante
sábado, 13 de mayo de 2023
Nunca pensé que esta vida pudiera ser así y tan llena de altibajos, noches de farra con aquellos a quienes llamé amigos cuyas caras y expresiones ya casi no recuerdo, drogas nuevas que te enseñan lo débil que es la carne, sexo en la cocina con mamada y corrida facial incluida, alucinaciones y brotes psicóticos, pensamientos obsesivos de muerte. Vivir sin dinero, sin amor, sin confianza en uno mismo o en nadie más, sabiendo a la perfección que algún día la miseria más extrema caería sobre mí como una espada de Damocles pendiente de un hilo invisible que nadie sostiene. Siempre lo supe en el fondo de mi corazón, jamás logré olvidarme por completo de esa sensación frente a la peor de las expectativas, y ahora se ha hecho realidad. Por fin he comprendido que todos los acontecimientos de mi vida pasada (y de mis vidas pasadas) redundan en este preciso momento, un instante que casi se escapa de la percepción; ahora sé que estoy acabado y no voy a fabricarme de nuevo. Vivo en rebeldía con el universo y su orden sin tiempo y fuera de cualquier ley, vivo muerto en vida porque vivir y morir son exactamente la misma cosa. Como el individuo y su reflejo, copias perfectas de sí mismos pero invertidas.
El brillo de las luces del club, el humo de los porros, la cocaína fina como copos de nieve amarga, los viajes al extranjero, las aventuras, los grandes planes que nunca se llevan a cabo, los sueldos, los impuestos, los sueños de unos y otros, el sexo callejero, la envidia, el miedo a quedar solo, el rencor, la adicción, el puto Alejandro Magno y los reptiles gigantes del Cretácico; todo por mí y por este segundo eterno.
La cabeza dentro de un saco de tela, los cojones guardados en una bolsa plástica, el ego en la cartera; por si acaso me roban cualquiera de esas cosas, para que nadie salvo yo mismo pueda usarlas en mi contra. Y ni mi mierda de música, ni mis relatos, ni mis dibujos, tampoco todo el trabajo que supone la existencia, ni siquiera la manera en la que camino sosteniendo el cielo y las estrellas con mis hombros o todo lo que hube de soportar hasta el momento cuentan nada de valor. Se evaporará como la más brillante y precisa de las revelaciones. Todo por lo que tratamos de mantener erguido se derrumba. Dime si no es una maldición haber creído distinto.
domingo, 7 de mayo de 2023
miércoles, 26 de abril de 2023
lunes, 24 de abril de 2023
jueves, 20 de abril de 2023
domingo, 16 de abril de 2023
En mi cabeza he renunciado a todo un millón de veces pero el deseo siempre vuelve, se apiadan de mí las musas, es un consuelo. De día esperanzado y somnoliento, de noche tengo miedo de no volver a ver El Sol y cuando sale de nuevo pierdo el interés. Ya no quiero compartir este amargo vino, prefiero que se aburran de mí a que huyan de mi locura, es menos doloroso cuando les arrebatas la culpa. Para ellos, pero para mí, que ya no quiero sentir nada, es una lucha constante contra problemas sin forma, bajones sin motivo, razones sin lógica. Aún me sigo sorprendiendo, a veces toca frotarse los ojos, no podía esperar tanto dolor, no cabía en mi imaginación. De haberlo sabido habría hecho igual, porque no sé de otra manera. Me gustaría creer que ya no puedo más, pero sí que puedo, por desgracia, tantísimo más.
Lo siento. Lo siento mucho.
Fucking mental
I dreamt I was a drummer when I woke up in my bedroom, an alien was trying to get into my flat, I was so lonely I let them in.
—You okey? —They said.
—I don't know how long I'm gonna resist. I think I'm going to die.
—Time doesn't exist. Life and death are the same thing.
—I know. It hurts anyway.
—You are delusional.
—I know. It hurts anyway.
So we both stay in there for a while, looking at each other, getting bored.
—Hey man, I feel frazzled. —I said.
—You need to get laid. It's all psychological.
—I need to get some sleep.
—You want me to leave?
—Yes, please.
—But I've always been with you. You know that, don't you?
—I do.
—Alright. See you in your next hallucinosis.
—Okay, man. Thank you for taking care of me.
—No worries.
And they disappeared in front of my eyes, but remained around. I went back to bed, stayed slept for a month until all my problems got solved by themselves. Never got happy again, nor sad.
jueves, 13 de abril de 2023
lunes, 10 de abril de 2023
Espuma De Escupitajo
Se marchó cerrando la puerta de mi habitación y luego la de casa, ambas con sendos golpes muy sonoros. Yo seguí descansando en calzoncillos unas cuantas horas más aprovechando que por fin me había dejado solo, acurrucado en mi nido infinito de mantas, escondido en mi sueño, allí donde nada podía herirme, ni siquiera yo mismo.
Horas más tarde desperté con el estómago vacío y malas sensaciones extrasensoriales, pero ese solía ser mi estado habitual, pasaba por episodios de despersonalización varias veces cada día. Mi psiquiatra decía que le preocupaba que fuese síntoma de psicosis, yo le decía que esos momentos eran preciados para mí porque no sentía dolor. Engullí un churrasco de pan seco y duro, un traguito de agua, encendí un porrito y salí a la calle. Había una amplia avenida, gente caminando de un lado a otro, en el cielo los aviones, un tipo tirado en mitad de la acera, su postura resultaba de lo más antinatural que existe. Nadie prestaba atención salvo para evitar pisarle. Este mundo es un mundo oscuro, pienso.
Me acerco y le digo hola, le pregunto como se encuentra, si habla mi idioma, si le puedo ayudar; pero parece que ya aceptó su suerte. Difícilmente acabamos encontrado una manera satisfactoria de entablar comunicación a base de gestos, breves palabras repetidas una y otra vez y gruñidos. Entendí, por lo poco que dijo, que se había caído muy temprano por la mañana y no había podido levantarse. Nadie le había ayudado a hacerlo durante horas. Agarré su brazo y cuando gimió en sentido afirmativo ambos hicimos un esfuerzo y levantamos su decrépito cuerpo hasta que se mantuvo en pie por sí solo ayudado con un bastón. Caminamos a un banco donde pudiera sentarse, su gorro y su abrigo tapaban su rostro y su cuerpo, sus movimientos eran torpes y temblorosos y aun cuando su cuerpo reposaba sobre el asiento en buena postura seguía mostrando una forma enferma y bizarra.
Compré algo de comida y bebida para que se repusiera ya que me dijo que llevaba dos días sin comer. Mientras abría la bolsa donde estaban los alimentos se emocionó y comenzó a llorar, como tremendamente conmovido porque nunca nadie ofrece misericordia a cambio de nada. Yo también sentí un remolino de emociones, sentí pena de él, de mí y del resto de seres humanos que sólo se tienen a sí mismos.
—Hay gente tan desgraciada que su suerte no les deja preocuparse por los demás.
—Dios te bendiga, niño. Eres un ángel. —No le corregí. Yo no tenía nada de angelical y parecía que Dios había perdido interés en mí.
Me contó que tenía un hijo con algún tipo de enfermedad congénita bastante chunga, una madre de noventa años y nadie que le pudiera ayudar. No entendía completamente la mayoría de cosas que decía, en realidad, su triste alma se derramaba de su cuerpo a cada gesto, a cada palabra. Continuamos un rato allí, la gente observaba de paso, todo el mundo miraba al menos durante unos segundos aquella escena. El tipo pareció relajarse y cuando lo vi más repuesto nos despedimos con un abrazo y ofrecimos mutuamente los deseos más sinceros de salud y prosperidad. Mientras me alejaba pensaba en los escasos impulsos de bondad espontánea entre humanos, como uno de los instintos más maravillosos de nuestra especie que algún día tendríamos que reconquistar.
Seguí caminando, tenía que hacerlo, pasear formaba parte de mi rutina diaria para mantenerme estable mentalmente. De algún modo en los últimos años me había sumido en un oscuro pozo de depresión, ansiedad y un trastorno obsesivo que no habían diagnosticado con total seguridad, por consecuencia me volví dependiente a los ansiolíticos y a los antidepresivos. Pasaba muchísimas horas todos los días trabajando con mis ordenadores y máquinas en mi maravilloso proyecto artístico, ese que debía otorgar el reconocimiento absoluto de la crítica y del populacho al autor de una obra tan brillante. Lo cierto es que nadie me conocía como artista y yo no hacía nada para que no fuese así, sin embargo me alimentaba de mi propia ambición, la de superarme a mí mismo y disfrutar del proceso de creación, aunque arduo y en absoluto rentable económicamente. A fin de cuentas, el arte como método de expresión y transmisión de mensajes constituía para mí una especie de religión sin nombre, una fe ciega hacia el propio Universo que se inclinaba ante mí y me permitía hacer cosas extraordinarias. Llegué a la conclusión de que no había en absoluto diferencia entre la obra que es expuesta y genera cambios en el mundo a la obra que se quedaba en un cajón oscuro para toda la eternidad. Como tantas otras cosas, lo que mi trabajo pudiera crear en el mundo me daba igual, casi nada me resultaba importante salvo librarme de la obsesión por el suicidio y la muerte. Habría dado cualquier cosa a cambio de tranquilidad, esa resultaba ser la única y más costosa ambición que puede atormentar a un hombre. Irónica es la vida como irónica es la muerte.
Yo era un pobre que caminaba por las calles de su ciudad, su asquerosa ciudad, había vuelto a ella como vuelve un criminal a la escena del crimen. Aunque no había tanta diferencia entre tener dinero y no tenerlo, mientras confiara en que la vida es un juego todo iría bien, de no ser así un enfermo mental como yo no habría sobrevivido a aquellos años. Sin lugar a dudas algún tipo de providencia me ayudaba, probablemente también a muchos otros, deseaba que fuese así con todas mis fuerzas. Se puede vivir sin dinero, sin comida, sin casa e incluso diría que sin amor, pero no sin esperanza, yo alimentaba la mía como un fuego que lucha por sobrevivir bajo la lluvia.
La gente no era mala, cada uno intentaba con todas sus fuerzas hacer el bien, pero es complicado encontrar la verdadera idea del bien y todavía más actuar conforme a ella. La humanidad lo llevaba intentando durante eones, ¿cómo iba un solo hombre a lograrlo en una vida? Seguí paseando sin rumbo, dejándome acariciar por los rayos de Sol que asomaban por entre las hojas de los árboles de la avenida. Cruzando una esquina vi a una muchacha de mi edad que caminaba en mi misma dirección unos metros más adelante, escuchaba música con auriculares y lo estaba sintiendo bien fuerte, su cuerpo se movía con delicadeza y estilo así como sus brazos, que ondulaban como banderas movidas por el viento. No sólo podía ver la estela de energía que su aura desprendía a su paso, sino que pude percibirla como si fuese una corriente de aire caliente por la que planear como un pájaro. Me llamó la atención y la seguí, su contoneo inspiraba en mí cierta alegría, no pude ver su rostro pero sin duda estaba sonriendo. En algún punto la perdí entre el gentío, desapareció igual que vino, como una alucinación que trata de contar algo que nunca comprendo del todo.
Entonces sentí hambre y decidí entrar a un supermercado, en las puertas había tres adolescentes que estaban recibiendo tremendo sermón del segurata.
—A lo mejor os creéis que esto es como Argentina o El Salvador o de donde coño vengáis, pero no podéis venir a robar día sí y día también. Como si no pasara nada por robar comida. —Su mirada y sus gestos rebosaban desprecio.
Efectivamente había un par de coches de policía (policía local, no la policía de verdad) y unos cuantos guardias observando la escena. Qué bien que gasten el dinero de mis impuestos en traer media comisaría porque unos críos han robado comida, pensé, cuando los llamas porque a las cuatro de la mañana están armando bronca bajo tu ventana ni se preocupan en aparecer porque le tienen miedo a los gitanos de mi barrio.
Buscaba algo barato y razonablemente sano que comer, el resto de tiendas ya estaban cerradas porque casi había anochecido, así que tuve que conformarme con la basura precocinada, industrializada y aderezada con microplásticos que vendían allí. Había dos policías más que estaban dentro deambulando por los pasillos, es decir, simulando que hacían su trabajo. Me acerqué a ellos.
—Buenas, ¿sabes dónde está el aceite? —Pregunté al que tenía más cara de cerdo.
—Somos policías. —Dijo con cara de estar olfateando mierda de un perro enfermo.
—Ya, ya. ¿Pero sabéis dónde está el aceite?
—¿No te hemos dicho que no trabajamos aquí, niño? —Intervino vehemente su compañero, con un poco menos cara de asco.
—Ni aquí ni en ningún sitio, parece. —Les regalé mi más estoica y apática mirada y me esfumé, compré algunos vegetales baratos y salí del lugar. Cuando pasaba por la puerta el guardia de seguridad aún estaba vomitando su discurso ético-moral a los ladrones mientras los policías observaban. Eso sí que lo hacían de puta madre, observar.
El día tenía muchas horas, de ellas una gran cantidad había que emplearlas en esperar a la muerte, sencillamente matar el tiempo sin matarse a uno mismo, y tal vez con suerte alguna de aquellas tardes aburridas y solitarias llegaría la salvación de algún modo extraño, apasionado e inesperado. La monotonía podía abrazarte y darte calor y ahogarte y arrancar todas las energías de tu cuerpo, podía sentir ese miedo abrumador a una vida estática y definida, y sin embargo ese mismo miedo era el que me mantenía quieto como una roca durante extensos lapsos de tiempo, en ocasiones meses. En ese contexto uno puede contemplarse a sí mismo como una mota de polvo flotando en corrientes gravitacionales colosales cual pieza diminuta de un mecanismo infinito. A veces recobraba entereza gracias a ese pensamiento, una gota de lluvia no es, en esencia, diferente del océano en el que cae y se pierde. Nunca hubo diferencia fundamental entre una montaña de oro y otra de tierra, entre el perro y el hombre que devora al perro; vivir y obrar del modo correcto, no por deseo, sino por convicción de lo que es verdadero y lo que es falso. La victoria y la derrota son lo mismo, sin embargo la renuncia nunca es suficiente, se necesita movimiento para generar una reacción, así mismo la acción no debe dominar al individuo. Actuar en beneficio del alma, que es con frecuencia obrar en contra del mundo, es irónicamente el camino legítimo. La búsqueda del enriquecimiento del espíritu es la renuncia a formar parte del intercambio de karma con el resto de individuos. Ironía. El acto más misericordioso y generoso que un humano puede llevar a cabo es el de preocuparse únicamente por la salvación de su propia alma. Ironía.
Aun con todo, el dolor era la única constante en mi vida, siempre lo fue, a pesar del resto de infinitas variables. No tenía opción, tuve que tratar de no matarme a mí mismo ni morir de hambre. Sólo estas dos tareas resultaban terriblemente agotadoras. ¿Cómo lograba la inmensa mayoría de personas aguantar las ganas de suicidarse? ¿Cómo? Seguí mi camino hacia ninguna parte, huyendo de unos pensamientos que siempre estaban conmigo alimentándose como una rémora de la suciedad acumulada en los pliegues de mi pensamiento. Me senté bajo El Sol completamente convencido de mi cercana muerte, pero no había realmente pena o dolor, únicamente vacío.
Mares de metano líquido que se esparcen hasta donde alcanza la vista, hasta el punto más lejano cuya luz reflejada es la última que un ojo puede captar; y los mundos, las constelaciones y las galaxias se despliegan ante mí como libros infinitos y aunque el cosmos ya no guarda secretos para mí no soy capaz de entender. Mi mente se detiene, sin embargo, cavilando en pasados amantes que nunca me amaron realmente, corrigiendo errores de los que no me arrepiento, rememorando recuerdos que jamás tuvieron lugar. 8:08, la hora de mi muerte y resurrección. Una combinación de parpadeos perdido sin sitio físico en el vacío me cuenta que los humanos en la actualidad somos como crustáceos que filtran la suciedad del verdadero alimento, que estamos podridos por dentro desde hace eones. Yo pregunto, ¿qué es la actualidad? Mato un mosquito aplastándolo contra la pared, pobrecito, pobrecito yo. Yo Yo Yo. Algunas veces nunca tengo sueño pero tampoco me apetece hacer nada, otras sólo tengo sueño de día y me escondo del Sol como si me hiciera daño.
Hay una musiquilla sagrada que escucho en silencio y en ocasiones me permite ver con los ojos cerrados. Me sirve para observar este mundo como un reflejo en un charco de agua sucia. El otro día mi psiquiatra me sugirió la idea de internarme voluntariamente. ¡Pero Solange, rodeado de locos más locos que yo me voy a volver más loco! Y encima sin drogas. Sin las drogas que me gustan, quiero decir, sólo las que te obligan a tragar. Capaz que incluso vuelvo más locos a los locos.
Ya he dejado todo atado por si acaso, si me muero ya tengo todo escrito, y al que contradiga mis últimas voluntades le haré cagarse de miedo apareciéndome en mi forma espectral. Soy así, como otro amanecer inevitable, como el brillo del metal pulido; imprescindible porque siempre fue de esa manera. Ya veo manchas de colores, puedo apreciar cosas que no existen y ya salió el astro rey. Es hora de descansar.
Isao Suzuki, New Family, Shigeharu Mukai & Toshiyuki Honda – Mongolian Chant
martes, 4 de abril de 2023
Cosas de críos
A veces se me viene a la mente el recuerdo de un acontecimiento memorable que ocurrió cuando yo era muy pequeño, durante una temporada que vino una profesora nueva llamada Noelia para sustituir a nuestra tutora porque estaba de baja. A nadie en clase le gustaba Noelia, probablemente recuerdo su nombre después de tantos años porque realmente me molestaba su desprecio hacia mí y hacia el resto de compañeros. Había (y hay) muchísimos profesores así, gente amargada que se dedica a echar mierda sobre niños de cinco años al igual que un jefe putea a un subordinado con o sin razón. Formábamos un eslabón más de una cadena de odio que recorría el mundo entero y probablemente también el Universo. Resulta que a las pocas semanas Noelia comienza progresivamente a perder interés en nosotros, no nos da trabajo que hacer y cada vez sus respuestas a nuestras preguntas resultan más vagas e indefinidas, sentía y demostraba un asco apático hacia todo su entorno. Lógicamente era una persona desencantada con la vida, pero tan críos como éramos, ninguno de nosotros podía llegar a imaginar que a alguien le pueda llegar a disgustar el hecho de estar vivo.
Un día Noelia viene a clase, tarde, muy tarde; otra profesora tuvo que atendernos mientras esperábamos. Cuando llega se deja caer sobre su silla, suspira y lanza su bolso sobre la mesa como quien descarga un peso muerto. Jamás olvidaré ese sonido seco, significaba algo muy importante que no comprendía. Como niños, nosotros no hacemos más que incordiar, chillamos, jugamos, nos metemos los unos con los otros... pero Noelia ya no nos increpa ni nos desprecia, tan sólo nos ignora, aunque su cara seguía manifestando su clásica repulsa. Lentamente se va encorvando, perdiendo energías a cada exhalación, desinflándose mientras soportaba el peso de su cabeza sobre las palmas de sus manos. Su mirada se perdió en tinieblas y finalmente se dejó caer sobre la mesa, después de un rato a todos nos causó curiosidad, algunos niños se acercaron a ella y la llamaron y la tocaron pero Noelia no respondía. Ahora yacía todavía sentada en su silla pero con su tronco superior tumbado sobre la mesa. Tras unos minutos volvimos a sentir desinterés, no sabíamos qué ocurría o qué hacer al respecto. A alguien se le ocurrió salir al patio porque, en fin, Noelia estaba sin batería. Fue un gozo para nosotros no reparar más que en nuestro propio entretenimiento, todos nos mostramos indiferentes frente a lo que fuese que estaba afligiendo a nuestra profesora. Jugamos y nos divertimos como nunca, deleitándonos y regocijándonos en ese extraordinario momento de fortuita libertad que sabíamos que sería irrepetible y excepcional.
Al rato algunos niños hablaron con unos profesores que se acercaron para preguntar qué hacíamos en el patio, un rato más tarde una ambulancia llegó al colegio y sacaron del edificio un cuerpo rígido que permanecía tendido sobre una camilla empujada por unos hombres vestidos de blanco. Algún maestro acabó con nuestro placer y nos hizo entrar de vuelta a una de las aulas en las que terminamos la jornada estudiantil. Cuando nos resignamos a retornar a las aulas, de manera espontánea, empezamos a cantar a viva voz ¡LI-BER-TAD! ¡LI-BER-TAD!, los maestros y maestras no sabían qué hacer salvo tratar de gritar más que nosotros y amenazarnos. Funcionó. Al día siguiente Noelia no volvió, nunca más volvió. Tal vez se equivocó de profesión, o de vida.