El humo que recorre cada alvéolo y huye despavorido saltando desde mi tráquea hasta mi boca en menos de un segundo. Se le ve tan sólido y consistente. Mi cuerpo se estremece cada noche por el odio y la inseguridad.
La gente viene y va, como el amor o el capitalismo. Mi polla, sin embargo, seguirá molestándome siempre.
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