Me odio a mí mismo porque constantemente te estoy mintiendo para seguir alargando mi pena. No estoy aquí, cuando voy puesto haciendo el camino de regreso a casa siento profunda apatía por el mundo y sólo pienso en dormir. Todos los días son absoluta depresión, cada tarde es pura y destilada dedicación a mirar un rincón con un silencioso grito de cansancio retumbando en mi cráneo. Hace tiempo que dejé de mentirme a mí mismo, es duro pero útil.
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