A veces me eleva tan alto que rememoro sensaciones maravillosas que viví hace años. Cuando recuerdo desearía poder morir de amor y de llanto, personas que adorabas que te fallaron y a las que tú fallaste, errores. No amar a cada uno de esos recuerdos sería un crimen. Películas, animes y mangas, largos recorridos en el centro con mi hermano, las tardes en casa de mis abuelos y mi abuela, el Verano pasado con Anna, Cinthia y Cris y ese especial día de cartas, las mañanas de playa con Alex y Víctor o las vacaciones en Salobreña. Recuerdos.
Y ahora no puedo creerlo.
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