A veces pienso que realmente estoy loco, en ocasiones tan fuerte ha sido esta convicción que he llegado a aceptarlo como una especie de don maldito. Hoy me arrastro por el suelo de casa, refugiándome en las esquinas y esnifando motas de polvo, hoy estoy perdido. No quiero droga, no quiero risas, tan sólo sentarme y cruzar mis piernas, cerrar los ojos y cambiar el rumbo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario