lunes, 19 de febrero de 2018

I turn my eyes over toward inside in a sunny winter morning face to face with my brain

Debí haberlo pensado antes de empezar a empezar, debí haber sopesado mejor. Pero me lancé de cabeza queriendo empaparme del todo sin preocupación por las consecuencias, quise comerme el puto mundo. Vine, vi y vencí, y fui grande, y todos conocían mi nombre y ya nadie lo recuerda. Alimenté mi ego, tuve cierto poder sobre las personas y utilicé ese poder a mi favor, no hubo castigo que recibiera desde fuera, el castigo me lo impuse yo. Até las cuerdas alrededor de mis muñecas, ceñí el nudo hasta que la sangre a duras penas circulara y flagelé mi espalda con látigos de cuero viejo. Inhalé sal para que en mi cerebro ninguna otra mala idea germinara, lo dejé todo frío y muerto allá adentro, era como la superficie de una luna helada.

De alguna manera supe ser capaz de volver. De algún modo aún sigo vivo. No soy un mártir, no soy capaz de poner la otra mejilla todo el tiempo, no todo lo controlo respirando y cerrando los ojos. A veces me dan ganas de partirle el cuello a alguien, ignorar a alguien, hacer sentir mal a alguien. A veces quiero rock and roll por las mañanas y sexo amistoso por las tardes, por las noches compartir una pipa de opio con mi amante pasajero y después caer redondo. Corrientes líquidas de pensamientos que antes estaban enredados, pasar la mano sobre el fuego y no sentir dolor, arriesgar y ganar sin pensar demasiado. No pensar de hecho, no pensar en nada y regocijarme en el placer momentáneo porque llega fácilmente así como así.

A veces pienso que quiero todas esas cosas, sin excepción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario