Me gusta trabajar drogado, pasear drogado, escribir drogado, hablar drogado. Estoy tan feliz cuando estoy drogado en mi cama después de un duro día de trabajo, fumándome un hierba y viendo Shin Chan.
Estoy harto de cargar cajas, mover cosas que pesan, montar escenarios, aguantar al jefe amargado y déspota de turno. Camiones y almacenes sucios, calles oscuras, drogadictos que se bambolean de camino a casa.
Hoy me siento tan feliz, pero tengo miedo de que no dure lo suficiente, de que más tarde vuelva a acabar en la negrura. Sin duda me encontraré con otros agujeros más oscuros, intentaré salir de ellos como estoy haciendo ahora.
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