Te echo de menos como un perro echa de menos a su amo y te quiero independientemente de tus actos hacia mí o hacia cualquiera, escribí un soneto triste y tus ojos lo marchitaron. Tu pena es la pena mía y tu contento es mi alegría, ay lo hermoso de tu sonrisa es mi pan de cada día, si te viera llorar como un niño yo también lloraría. No marches nunca lejos, cruza mares y fronteras, pero nunca lejos de mi corazón. Como siempre viviste en frente del palacio de los sueños ya había olvidado que ostentas a residir en él, yo andaba recogiendo flores de almendro cuando tú volabas hacia otra parte. Ay que fatiga, que fatiga más grande, por no pedirte explicaciones yo me pongo con mis pesares y me aburro solito por los rincones, que suerte tiene el que no tiene quien le llore.
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