lunes, 1 de enero de 2018

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Ahora puedo entender algunas cosas, a veces. Tengo alrededor de un millón de cosas escritas, ninguna explica nada trascendente, solamente remarcan lo obvio. En un mundo constantemente cambiante y oscuro, dijeron los sabios que no es capaz el hombre de encontrar la iluminación por sí mismo. Busca entonces el conocimiento de Dios, intenta no ser engañado.

En el amor, las palabras son veneno y el miedo fluye en el aire. Las sombras se alargan como escolopendras hambrientas, en soledad, ¿qué no haría yo por satisfacer mis sentidos? Dime entonces la solución, muéstrame el camino, ¿piensas en el arrepentimiento de Dios? Debe ser duro decir no a tantas plegarias.

Me siento en la montaña desde la que puedo ver cuerpos cargados de electricidad vivir del revés, animados agricultores del alma sonriendo en escasez. Poca vida o poca suerte, poco más que hacer en este mundo tan distinto al de recién.

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