En la cama abrazaditos
como dos gatitos
que han encontrado
algo etéreo y bonito,
y le dan cariño
y lo cuidan juntitos.
Frotan sus cabezas,
se lamen mutuamente
con los ojos cerrados,
son máquinas de matar
que eligen amar.
Crean su diminuto universo
dentro del nuestro,
impenetrable,
patente
pero invisible.
Y se alimentan el uno del otro
como si fuesen un mecanismo
de movimiento perpetuo,
generando energía sin cesar.
Chicles de fresa y menta,
no soy el mejor compañero
pero se intenta,
sonríe o muere,
siempre me apetece
sonreír en tu presencia.
Y hay una puerta entreabierta
que conecta nuestras almas,
a veces se siente
de maneras muy poderosas.
No estoy loco pero casi,
es agradable ver que tú también.
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