lunes, 9 de marzo de 2015

Piernas cruzadas, columna recta, cabeza inclinada.

Bueno, solía conocer a alguien bello, con ideas locas y cintas de colores en el pelo. Y es por ti, prácticamente la única razón por la que a día de hoy sigo haciendo un esfuerzo por levantarme del sofá para escribir y dejar constancia de tu influencia, casi eres lo único interesante en mi vida. La histeria adolescente se ha marchado y ahora me siento viejo y aburrido, pero no estoy triste... bueno estoy loco, bueno estoy mal. Ahora mi mundo se desmorona: una parte de mí vive en el pasado, otra en el futuro y la sobrante no la encuentro. Ni siquiera me importa.

Viejos estigmas de libertad y pensamientos corrosivos, ¿fuimos egoístas y por eso la providencia nos dotó con este don maldito? Envidiaría ser tú, falsamente reprochable.

Sabes, el día destruye a la noche y la noche divide al día. Traté de correr, traté esconderme; atraviesa el cristal del expositor de miradas permanentes, esto puede acabar cuando tú lo ordenes. Cuando lo desees puedes quemarlo todo y desechar todas tus opciones, sólo entonces serás libre y tendrás todas las oportunidades que una vez deseaste, tal vez las enterraste. Destroza tu vida, arráncate el pecho, come fuego o mira directamente al Sol. Yo ya estoy en ello.

3 comentarios:

  1. La última frase es increíble. Un placer leerte.

    PD: El otro día te puse un comentario en el anterior texto y estoy indignado porque hoy he visto que no ha llegado.

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    1. No te preocupes hombre, sé que me lees siempre. A propósito no te dejes vapulear por el amor, espero que sigas bien y continúes escribiendo, que es casi lo único que nos mantiene cuerdos. Un gran abrazo.

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    2. Que gran razón amigo, que gran razón... gracias.

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