lunes, 16 de marzo de 2015

Si estás leyendo esto eres un bastardo cabrón.

Después de la tormenta llega la calma, y con ella ese horroroso paréntesis de austeridad, austeridad sincera que no corrompe sino ilumina con su particular transparencia. Es difícil de percibir, es casi un destello invisible que se oculta tras las cortinas de humo de cigarrillos mal apagados en ceniceros de hierro frío, pero es la belleza en la caída. No estoy aguantando nada, estoy esperando mi momento. Juego mis cartas y mis bazas, pero sinceramente este sentimiento surge de mis testículos y no de mi corazón.

Oculto pensamientos en textos oscuros que in fraganti escupen sangre a la lona. Tan sucio y tan pestilente como siempre rajando el cristal de las ventanas. Soy tan feliz ahora que perdí a mis amigos.

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