domingo, 20 de mayo de 2012

Chica en la ventana.

Desde una ventana observaba los designios infinitos de dos ilusos. Cada tarde después del bus, ellos disfrutaban del calor sofocante de Verano o de la brisa agradable de Primavera, balanceándose ligeros. Permanecían ajenos a todo lo que se les echaría encima en tan breve, ¿quién iba a predecir tal oscuro futuro?

Desde la ventana de su habitación observaba los jugueteos de dos imbéciles. Cada día después de clases, ellos caían en las promesas el uno del otro. Jamás se habrían esperado todo lo que se podrían llegar a odiar, avalanchas de acusaciones les aplastarían y acabarían por separarlos. Ellos quemaron sus propios lazos y establecieron otros con ajenos.

Desde la ventana de su habitación, observando como encandilada, adora los designios de dos que no llegaron a ser infinitos. A menudo ellos frecuentaban ese precioso lugar, jugaban con la arena y escribían en las maderas.

Desde la ventana de su habitación observa ahora los columpios que ya no se mecen, triste porque extraña que en ellos ya no se balanceen. No queda ya más que el rastro de lo que una vez tallaron en su árbol, ya no describen como se necesitan mientras se agarran fuerte, ya no hacen planes de futuro para citas importantes. Esos abrazos que un tiempo sonaron con tal vigor y energía, ahora se disipan en el aire pasado, regresando hoy y haciendo sentir, a ellos, a imbéciles, una extraña sensación de nostalgia.

Incubus - Adolescents

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