Imbécil Exagerado.- No soporto este calvario de autoprogeso y de superación de retos sin proponer. Debería...
Charlatana Quejosa.- (Cortándole.) ¿Qué deberías?, ¿qué?
Imbécil Exagerado.- (Mantiene unos segundos el silencio y frente a la impaciencia de Charlatana continúa.) Nada, no debería hacer nada...
Charlatana Quejosa.- Si no tienes nada inteligente que decir es mejor que te calles.
Imbécil Exagerado.- Tenéis razón, pero decidme, lejos de mi exageración y de mis, a vuestro parecer, tristezas y depresiones fingidas, ¿habrá sitio para las disculpas?, ¿y los arrepentimientos?, ¿qué ocurrirá con los arrepentimientos? Vos odiáis como hablo y como me expreso, los textos que escribo y en el fondo también a la evidencia de ellos, ahora mismo, al pensar estas palabras en vuestro cerebro, debe hervirle la sangre de odio en las venas.
Charlatana Quejosa.- Tú eres un mentiroso.
Imbécil Exagerado.- ¡Y sería mentira si dijera lo contario!
Charlatana Quejosa.- Entonces cállate, porque no creo la mitad de lo que dices.
Imbécil Exagerado.- No podéis dominar la mente de nadie, y ya os lo avisé: soy de lo más despreciable, porque si todo el mundo me conociera por completo nadie me querría, y siempre me encargo de hacérselo saber a todos mis seres queridos. Soy el primero que está al pie del cañón, por vos, y el que más se aprovecha de vuestros cariños probablemente, y eso es repudiable, pero vuestros cariños no valdrían nada si no fuera porque la adoro, señora mía. Os olvidáis fácilmente de todo lo que hice por vos, y eso es triste, cuando os defendía delante de acusaciones de algunas personas queridas cuando ni siquiera estabais presente, para mantener vuestro honor impecable, aunque fuera tan sumamente difícil.
Charlatana Quejosa.- No sabes el asco que me dan las mentiras. (Mientras aparta la mirada a un lado con enfado.)
Imbécil Exagerado.- Y los consejos de como llevar mi vida, ¿qué me dicís de eso?, vuestros consejos, me refiero. Tal vez, pronto en algún momento todo ésto acabe, porque acabará, Altazor impondrá algún día paz en nuestro Oriente Medio particular, porque vos sois cristianismo y yo islamismo. Porque estamos unidos por un húmedo papel de fumar. (Al cielo.) Triste realidad.
Charlatana Quejosa.- ¿Y eso es pena para ti?
Charlatana Quejosa.- (Cortándole.) ¿Qué deberías?, ¿qué?
Imbécil Exagerado.- (Mantiene unos segundos el silencio y frente a la impaciencia de Charlatana continúa.) Nada, no debería hacer nada...
Charlatana Quejosa.- Si no tienes nada inteligente que decir es mejor que te calles.
Imbécil Exagerado.- Tenéis razón, pero decidme, lejos de mi exageración y de mis, a vuestro parecer, tristezas y depresiones fingidas, ¿habrá sitio para las disculpas?, ¿y los arrepentimientos?, ¿qué ocurrirá con los arrepentimientos? Vos odiáis como hablo y como me expreso, los textos que escribo y en el fondo también a la evidencia de ellos, ahora mismo, al pensar estas palabras en vuestro cerebro, debe hervirle la sangre de odio en las venas.
Charlatana Quejosa.- Tú eres un mentiroso.
Imbécil Exagerado.- ¡Y sería mentira si dijera lo contario!
Charlatana Quejosa.- Entonces cállate, porque no creo la mitad de lo que dices.
Imbécil Exagerado.- No podéis dominar la mente de nadie, y ya os lo avisé: soy de lo más despreciable, porque si todo el mundo me conociera por completo nadie me querría, y siempre me encargo de hacérselo saber a todos mis seres queridos. Soy el primero que está al pie del cañón, por vos, y el que más se aprovecha de vuestros cariños probablemente, y eso es repudiable, pero vuestros cariños no valdrían nada si no fuera porque la adoro, señora mía. Os olvidáis fácilmente de todo lo que hice por vos, y eso es triste, cuando os defendía delante de acusaciones de algunas personas queridas cuando ni siquiera estabais presente, para mantener vuestro honor impecable, aunque fuera tan sumamente difícil.
Charlatana Quejosa.- No sabes el asco que me dan las mentiras. (Mientras aparta la mirada a un lado con enfado.)
Imbécil Exagerado.- Y los consejos de como llevar mi vida, ¿qué me dicís de eso?, vuestros consejos, me refiero. Tal vez, pronto en algún momento todo ésto acabe, porque acabará, Altazor impondrá algún día paz en nuestro Oriente Medio particular, porque vos sois cristianismo y yo islamismo. Porque estamos unidos por un húmedo papel de fumar. (Al cielo.) Triste realidad.
Charlatana Quejosa.- ¿Y eso es pena para ti?
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