Abrazo el aire que inhalo, acepto las consecuencias de una vida que nació en las sombras como una planta que crece sin luz, lo que me hace especial me atormenta, pero me hace único. Una vez le dije a mi jefe, no trates de marcar una línea que separe mi yo antes de enfermar con mi yo actual, ahora las pastillas, los brotes, el miedo y la ansiedad forman parte inherente de lo que soy como si se hubiesen adherido a mi alma al igual que un chicle a la suela de un zapato. También soy mi paranoia a la locura, también soy mi enfermedad. Yo ya lo he aceptado, lo acepta el mundo? Yo ya he renunciado a todas las cosas, han renunciado todas las cosas a mí? Yo ya he aprendido que la única constante en esta vida es el sufrimiento, empiristas y hedonistas aún chocan contra un muro que no logran ver.
Rezo para que Dios nunca me otorgue mis mayores deseos porque todos ellos se alimentan de codicia, la mayoría de humanos sólo somos criaturas movidas por nuestros instintos, y eso me hace sentir tan triste. Por encima de que nada deje huella y que todo se olvida, me hace temblar saber que es prácticamente imposible hackear nuestra programación interna. Un hombre sabio conoce perfectamente que la libertad no es más que una ilusión creada por la muerte, como lo es el tiempo, esa es la mayor libertad a la que we humans podemos optar.
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