miércoles, 21 de marzo de 2018

El momento, el puto momento, la jodida razón, la maldita idea que devora los cuerpos hacia fuera desde dentro. Una ilusión por la que lucho de manera enfermiza, me acabo de dar cuenta, probablemente es más peligroso aun que desistir. Y el humo, siempre humo. Entonces el momento se vuelve a presentar o más bien la idea del momento, y me preparo concienzudamente y dejo el tiempo pasar y el sudor correr y cuando quiero actuar ya estoy viejo y arrugado.

La droga y la polución sólo adelantan lo inevitable, el amor y la soledad lo retrasan. No hay palabras bonitas en el reino de los muertos, sólo un saludo breve y una despedida eterna para el barquero. Eventualmente se regresa y después se vuelve a marchar.

A orillas del río lloré para que mis lágrimas se mezclaran con el agua y así formar parte yo también de la corriente, ser una gota en el mar y convertirme en nube. Solamente para continuar el ciclo una vez más, esta vez un poco más rápido.

Manolo Caracol - Fandangos

martes, 20 de marzo de 2018

find a reason and save me

Todo lo que no se lleva el agua se considera sedimento que obstruye las vías del pensamiento. Tengo tantos bellos recuerdos y el corazón partido en pedacitos que están por todas partes. Están en los corazones de personas que no piensan tanto en mí, están en camas ajenas y en botellas recicladas. Soy un poco egoísta, sustituyo el amor que sentí por unos por el que podría florecer hacia otros, la vida es sólo cambio, cruel o triste, tristemente de algún modo hay que actuar.

He perdido la magia, se me ha muerto el duende. Pero habrá que seguir haciendo nudos en el corazón, habrá que seguir intentándolo, habrá que tratar de amar de otra manera. O si no que se me lleven los demonios, que en las madrugadas germinen la nostalgia y la melancolía, ¿no? Yo paso de eso, paso de torturarme. He construido un pequeño compartimento en mi corazón aislado del resto en el que guardo todos los recuerdos que escuecen y no quiero ver todos los días. En él guardo palabras, besos y abrazos eternos y las piedras de la playa de Sapri que Sofia me regaló.

La vida es sólo cambio y estoy perdido, y todo cambia salvo eso.

lunes, 12 de marzo de 2018

El viaje

Era una soleada mañana de Invierno y yo volvía a casa de comprar el pan que ya estaba empezando a devorar, había vuelto al hábito de desayunar. Mientras abría el portal del edificio una chica apareció detrás de mí.

—Hola, ¿qué tal? —Dijo ella.

—Buenas. —Respondí yo. Abrí la puerta y ella entró primero.

Esperando al ascensor preguntó: —¿Tú eres el del décimo?

—El mismo.

—Yo soy María, la nieta de Carmen. Ahora que ella no está estoy viviendo en su casa.

—¡No me digas! Hace como diez años que no nos vemos, no te reconocí. —Decía limpiando mi barba de migas. —¿Cómo está tu hermano?

—Muy bien. Terminó la carrera hace un año y ahora va a casarse.

—Fíjate. ¿Y qué tal tú?

—Bien. Me he mudado aquí porque me pilla mucho más cerca de la facultad. El pueblo está muy lejos y no conduzco.

—Claro, claro.

—¿Qué hay de ti? —Dijo mirándome a los ojos con desdén.

Las puertas del ascensor se abrieron y entramos.

—¿Yo? Estoy en mitad de una crisis existencial. No tengo muy claro qué es lo que el mundo espera de mí, no sé qué espero yo mismo de mí. —Dije limpiándome la barba de nuevo.

—¿Cómo? —Dijo incrédula.

—Pues eso, que estoy en la mierda. He medio llegado a la conclusión de que Dios podría ser un pervertido, sátiro y psicópata que nos creó para comprenderse mejor así mismo. Dios tiene inquietudes. ¿No es increíble?

—¿Estás borracho?

—Sí. —Y seguía con mi pan. —Hay un mito griego que decía algo así como que Zeus dividió al ser humano en dos, al contemplar su poder y talento, quedando así maldito por siempre y subyugado ante la imperiosa necesidad de buscar su otra mitad. De ahí nace el amor.

—¿Y de dónde crees tú que viene?

—Todo es química. Todo se puede solucionar tomando las dosis químicas adecuadas, o asegurándote de que tu cerebro las libere naturalmente viviendo ciertas situaciones o teniendo ciertas experiencias, lo cuál es más o menos lo mismo. Siempre hay una necesidad.

—¿Te asusta la necesidad?

—Me asusta la escasez. —Me terminé entonces el último trozo de pan. —No quiero equivocarme nunca más y hacer daño a los demás o a mí mismo por necesidad. Por ejemplo, si quisiera podría enamorarte ahora mismo, en una semana estaríamos haciendo el amor y en un mes ya no querrías saber nada más de mí, o podría ser al revés o podría no ser ninguna. La pregunta es, ¿para qué forzar a que las cosas salgan si van a salir mal? Prefiero ahorrarnos el esfuerzo y la pena. Lo mismo me pasa con todo.

—Entonces no hay manera de encontrar la felicidad. Es eso, ¿no? Estamos todos malditos.

—Eso seguro, como mínimo.

—¿Sueles soltarle este muermo a todo el mundo que te pregunta cómo estás?

—No. Sólo quería saber cómo se siente responder sinceramente a esa pregunta por una vez.

Las puertas se abrieron y ella salió.

—Adiós. —Dijo ella.

—Adiós. —Dije yo.

jueves, 8 de marzo de 2018

Debe haber cosas y pensamientos mejores que este, por pura estadística, que se olviden fácilmente. Aunque tal vez sea una excusa, una máscara para ocultar dos caras, tras la piedad hacia uno mismo. De un lado a otro rebotando como una pelota de pádel, siempre haciendo ruido pero nunca sale. El mundo es un lugar distinto mientras llueve, después los charcos reflejan fragmentos de dimensiones olvidadas a las que no se pueden acceder. Me gustaría desde fuera ver algo que no concuerde con la realidad, eso me haría creer en la magia. Pero nunca es fácil, nunca es suficiente con hablar otro idioma, no es suficiente con verter todo el corazón en la copa del prójimo, hace falta algo más que actitud y esfuerzo.

Días en blanco de aburrido tueste al Sol colgando pensamientos a secar en el tendedero. Y una idea llega a mí junto con una ráfaga de viento, quizás nadie pueda amarme y a nadie pueda amar yo. Sigo bajo El Sol y bajo las cuerdas, flotando en el vacío como todo lo demás. Me estiro como un gato siempre somnoliento. Me rasco el pelo como un simio. Este mundo es un mundo cruel y triste.

jueves, 1 de marzo de 2018

Tiempo que perder hay de sobra, motivos para desistir o caer en las redes también, razones por las que levantarse aún más. Me duele la muñeca de tocar horas y horas y no de hacerme pajas porque las mías son mentales, me duele el corazón de tanto querer y ser manipulado. Mitad víctimas mitad cómplices de esta tragedia tan enorme que es el Universo, el puñal que me han clavado lo he clavado yo mil veces.

Así que ni tan bueno ni tan malo, ni tan barato ni tan caro. Esto es todo, lo tomas o lo dejas. Los errores también están bien, cuando te sientes pleno das gracias por haber tropezado ya que forma parte del camino que te condujo a la felicidad. Yo soy feliz a veces, supongo que si no se extiende a lo largo del tiempo no puede llamarse felicidad sino alegría, así que creo que estoy alegre aunque en ocasiones es fácil caer durante días o semanas y ponerle nombre al sufrimiento y regocijarse en él y sentirte a gusto en su calor. Diría entonces que a eso se le llama melancolía. En la felicidad, en la alegría o en la melancolía yo me acomodo y aguanto el temporal, sin excitarme demasiado por las buenas noticias ni entristeciendo por las malas.