domingo, 19 de noviembre de 2023

Brotan de mis ojos lágrimas de destilada melancolía y, sin embargo, río a carcajadas mientras éstas resbalan por mi tez y no ceso hasta que mi abdomen se retuerce en espasmos de puro dolor. Arrímense, antiguos hermanos, permanezcan a la vera mía y escuchen la triste canción que aprendí en soledad y que la soledad me enseñó, podrán decir vuesas mercedes, y dar fé ciega, de que el amor que me otorgaron no fue ningún regalo sino una cruel maldición por la que hoy pago un alto tributo. A muchas cosas he renunciado y tantas otras me han sido arrebatadas, pero si alguna herida me han provocado que no pueda ser cicatrizada es la de la traición y el abandono, que sangra en el interior de mi alma y me hace sentir débil y desolado a cada día y a cada rato.

Con aburrido y tonto resuello encaro la existencia, no es menos cierta la luz de estrellas lejanas que mi desapego a la experiencia de la vida, que ya nada quiero, que nada ya deseo salvo la paz que entre humanos no se encuentra. Contadme entonces vosotros, que como a César clavasteis puñales en mi espalda, que como a Cristo vendieron por un escueto saco de monedas; cómo he de perdonar que me arrebatarais la capacidad de confiar en el amor y la amistad.

Os escucho ahora, mas pronto pudiere ser que esté con Dios o él conmigo, y en su compañía pudiera llegar a comprender y aceptar lo impune y agrio del corazón humano. Tomad asidero y descanso, pues, lejos de mi recuerdo, porque hoja de frío acero en mi carne es para mí el vuestro. No os deseo más que la dicha y la bondad que a mí robasteis en esta vida, pues en la siguiente otras leyes que se escapan a mi comprensión han de juzgaros; pero en ésta yo os absuelvo, aunque no sentís remordimiento.


Jeff Buckley - Grace (Full Album)

jueves, 16 de noviembre de 2023

Cuántas veces traicionado —o traicioné—, cuántas veces abandonado, cuántas veces muerto, cuántas veces yerto, cuántas veces solo. Todo me atraviesa, soy como un túnel por el que pasa el tren. Descargo mi ira sobre mí mismo y aquellos a mi alrededor y las drogas que consumo me hacen ver lo que quiero ver, ser lo que quiero ser. Tanto por prescripción médica como por mera ansia de desapego y ensoñación, la droga sigue siendo droga. Si algo de importancia hay lo ignoro, si tuviera que cambiar mi pensamiento no sabría, ni querría, saber por dónde empezar. Cuando hablo emito sonidos de auxilio de perro, y en tanto que me asemejo a un cánido, cuanto más como más cago y si dejo de comer igualmente sigo cagando con la misma regularidad y cantidad. Aunque no engordo ni adelgazo.

¿Quieres que me devane los sesos en una tarea indispensable para el alma y la propia sustancia primordial de la conciencia humana? Yo soy tu hombre. ¿Quieres que me deje la piel, que ponga todo mi ser en juego, mi carne, mis emociones e incluso el significado de toda una vida y de las siguientes que he de experimentar? Sabes de sobra, yo soy tu hombre. Pero si quisieras que permaneciera templado, estático, muerto en un poso de aturdimiento errático; te pediría la muerte antes del próximo lunes, pues soy lo suficiente cobarde para desearla pero no lo necesariamente osado para encontrarla.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Estoy tratando de reparar, con asombroso estoicismo y melancolía, una grieta en mi cráneo por la que se escapan pensamientos que no quiero perder y otros, que no quiero guardar, se cuelan sin embargo como ratas leprosas en el interior de un barco que navega a otro mundo. Renunciar a ti es como renunciar a la luz solar, que alimenta a los vivos y les impide arrebatarse la vida que con pueril esfuerzo se afanan por mantener encendida. Pero resulta ser, por convicción o causalidad, que el mayor de los anhelos es hacia el desapego, y el mejor y más sano amor es el del olvido. Aunque te necesite aquí y ahora, en cualquier momento, en cualquier lugar. Así la gente parece más humana y el mundo menos pueril cuando me encuentro en tu compañía, todo cobra nuevo significado y cualquier cosa reza que sería mejor compartida contigo.

Si este amor nunca muriese, nos preguntamos cuán dulce pudiere ser, entre los espaciosos salones de nuestros delirios reconozco a tu lado que nada puede herirme, y por consiguiente, es tu ausencia lo que me sangra. Sabiendo que amar es compartir, compartimos este dolor, que es tan humano y nos hará desconfiar del resto de nuestra raza. Conforme transcurran los días y las eras, la mayor maldición será permanecer en tu memoria como un mal sueño. Aunque no lo quieras creer te querré siempre pues nunca me diste oportunidad para lo contrario, y además colmaste mi alma de amor como aquel que colma de agua la copa del sediento.

En un cajón de mi corazón, secretamente escondido, con delicadeza y alevosía, te guardo. También tus besos de miel, tu mirada de algodón, tu risa de gorjeo de pájaro. Y es que te encuentro por las esquinas de las habitaciones, en cuerpos desconocidos e incluso en mi propia respiración, cuyo vaho dibuja vagos retazos de niebla que también me recuerdan a ti. Yo siempre me acuerdo de ti, pienso en ti, vivo a través de ti; cual enfermo que goza de los desvaríos de su locura, momentos de lucidez que ahogan un sueño nebuloso que se mantiene flotante. Tú siempre estás ahí. Así la soledad esparce su fina arena de oro sobre mi rostro marchito y su expresión recita, sin palabras, tu nombre.