sábado, 27 de febrero de 2016

Opplet

He venido aquí arrastrado por un jugoso impulso, un timbre en mi pensamiento que no para de chirriar, lo escucho desde crío y nunca me he atrevido a preguntar a los demás. Esta noche me ha hecho levantarme del sofá para escudriñarlo, es raro, te paras por un momento a pensar y caes en la cuenta de que la vida sucede como en un videojuego en primera persona: no puedes verte la cara, te mueves a través de una realidad que no puedes probar que exista, sangras y te mueres. El viento sopla allá afuera y pareciera que la casa esté tratando de respirar hacia dentro para expulsarme después, no puedo actuar con determinación, estoy demasiado influenciado por mis deseos. Banales e intensos. Me gustaría querer decir realmente todo lo que pienso sin vacilar, pero me da un poco igual.

jueves, 25 de febrero de 2016

Me siento sosegadamente complacido con este rol.

Tumbado en el sofá me pregunto fumando si el mundo es tan terrible como aparenta o tan bonito como lo pintan mientras un aro de humo flota sobre mi cabeza y me hace parecer un santo. No me interesan sus opiniones, están repletas de ideologías y prejuicios, puedo leerlo en sus gestos de desaprobación y en sus miradas, me repelen por poner en duda lo establecido. Miro a las caras de las personas y veo inmundicia y asco por mendigar un sueldo, un salvoconducto para esquivar la indigencia o la muerte como cada final de mes a cambio de su tiempo vital. ¡Libres!, sí, de escoger el banco que les robe, el gobierno que les manipule, la televisión que les lave el cerebro y la comida que les envenene.

¿Sientes esa presión en tu pecho?, tarde o temprano llega cuando el individuo se encuentra solo, cuéntame, qué vas a decirte cuando ya no puedas escapar de ti mismo y tu espíritu exija un motivo y únicamente puedas pagarle con remordimientos. Entonces, cuando las tribulaciones y los paradigmas hundan tu cuerpo hacia el abismo y la libertad condene tu alegría y tu dicha resultando ser un don maldito en un inesperado volteo del destino, pilla otra cerveza y el mundo te parecerá un lugar más plácido.

lunes, 22 de febrero de 2016

Hice un pacto con el diablo, yo le entregué mi voluntad y el me otorgó la efímera satisfacción que siempre se drena por las tuberías del lavabo.

Todo lo que ves es una ilusión y tan pronto como te dejes seducir por ella caerás en la maldición a la que aquellos ilusos del pensamiento se enfrentan. Lo que percibes, tu entorno, son números, pura matemática que tu cerebro ordena y clasifica como un procesador, por eso quiénes busquen estados alterados de conciencia serán un poco más libres al aceptar que el mundo no es como lo observamos, sino una amalgama malentendida de miles de estímulos que en nuestros cerebros cobra distintas formas. Por lo que no puedes aceptar con total seguridad que el amor que sientes o el rencor que te quema sean simples pensamientos originados por el contacto con la realidad, pues la realidad puede estar siendo inventada por tu mente. La única certeza que tengo es que existo, ni siquiera mi cuerpo o mi cerebro, sólo mi pensamiento, a partir de ese punto podría especular con la posibilidad de que estas líneas que lees no sean reales o incluso tu conciencia, y todos los seres vivos con los que me relaciono sean un espejismo. Tal vez ese diminuto fragmento de mí, que siempre está y siempre estuvo, sea lo único que tengo, y todo lo que toco, huelo, contemplo, siento o saboreo sea una quimera, y en algún lugar entre los pliegues del espacio-tiempo se encuentre un tipo con barba y túnicas blancas con un triángulo flotante con un ojo en medio sobre su cabeza.

Voy por ahí caminando bajo el Sol sintiendo su calor puro, encerrado en mis pensamientos que son lo único que tengo y se atreven a llamarme loco. La impunidad de las personas es completamente insignificante, ya no las odio por cometer actos viles y egoístas, ahora me hacen sentir lástima y empatía porque la ignorancia les devora como un cáncer.

jueves, 18 de febrero de 2016

Si allá adónde diriges la vista ves la desolación causada por la mano infecta del hombre tal vez debas empezar a pensar en cambiar el mundo, sonreír más frecuentemente, decir te quiero a las personas que amas, perdonarte de vez en cuando. Me llaman loco, o no, pero yo no poseo la verdad, es tornadiza y esquiva, demasiado inmensa para llegarla a contemplar desde una sola perspectiva y por eso salto a ver si me lleva el viento. Cuando me flagelo recordando oportunidades desperdiciadas o errores pretéritos pienso en el infinito presente que se extiende desde mi nacimiento hasta el día en el que complete mi inevitable trabajo, expandiéndose en todas direcciones y manteniendo su vigencia, siempre es hoy, siempre es ahora mismo, siempre hay un buen motivo para seguir obcecado en no tirar la toalla. Vienes y me das las gracias y me dices que admiras mi voluntad por vivir en un mundo tan oscuro en el que la verdad se hace tormento, pero para mí es un jugo agridulce e indispensable, me está matando lentamente pero me hace grande. Algo está equivocado, el mundo se divide en extremos que se rozan y yo me mantengo haciendo equilibrio en mitad de la cuerda suspendido sobre el vacío. Ya no me pregunto porqué, sólo sigo adelante.

He descubierto una melodía que me hace flotar, lloro de emoción contrayendo mis músculos por la belleza implícita e inequívoca que rebosa en cada lágrima, es tan bonito como la muerte en combustión casi eterna de una estrella lejana, su flujo de plasma nos alcanzará y nos hará arder a todos por igual.

martes, 16 de febrero de 2016

Tus pensamientos caen rodando por el desfiladero, y la posibilidad más tentadora que llevar a cabo quizás implique la muerte, y piensas en el bajo precio en comparación con tal inmensa fortuna. Voy por ahí encontrando la compañía de nuevas personas y perdiendo las de otras, camino delante de unos críos que hacen burlas a un viejo gruñón que les está sermoneando y me hacen sonreír al igual que el conductor del bus que me dedica un gesto amable conforme dice hola. Sin ningún motivo aparente la vida me sorprende y de nuevo me da una lección, ella me empuja contra el suelo y yo una vez más vuelvo a levantarme con las rodillas peladas, no puedo disgustarme con ella. Anduve flotando por el abismo sonrojado por mis propias impertinencias jugando a ser juez y verdugo de mi propia voluntad, erré, no tuve en consideración la resolución final de mis actos y en consecuencia caí hacia abajo. La ilusión de un renovado pensamiento me hace levantarme de la cama una mañana más, en ese instante ínfimo en el que mi cuerpo acepta las doctrinas de mi mente se decide todo, emprender el camino más largo hacia la felicidad o descansar un par de horas más mientras el Sol está en su punto más álgido. 

Tengo miedo y de mi miedo soy culpable, mas en noches como esta ya no me refugio en la cobardía ni en el placer inmediato que otorga la resolución de mis deseos, ¿tal vez me niegue a mí mismo ser humano? La desesperación florece un día más y yo bebo de su jugo, me hace tiritar y escribir.

lunes, 15 de febrero de 2016

Cuando la soledad te acompañe, el dolor se haya instaurado en tu rutina y una fina capa de aceitosa melancolía recubra toda tu piel; cuando la vida te oprima, los problemas te superen y las buenas noticias escaseen entonces ven a verme. Si la droga falta y las responsabilidades tornan a ese color asqueroso; si no logras ver la diferencia entre lo que debes hacer y lo que te imponen hacer entonces abre tu pecho de par en par y la verdad te será otorgada. Una vez muerto en vida, y drenados de tu mente todos los falsos placeres que te hacían ser hedonista e ignorante, regresarás de nuevo habiendo elegido vivir aceptando todo el dolor y las dificultades que el destino te impone porque sabrás que sólo de esa manera se construye la verdadera felicidad, no evitando el sufrimiento sino regocijándote en él. En aquel momento, hijo, tú podrás matarme y asegurar que hiciste lo correcto.

Cuando el miedo te paralice y el rencor te obceque cierra los ojos e imagina que no estás en el pasado que te hizo temblar, que siempre es ahora mismo y que el presente es infinito. Cuando piense en ti me he prometido no mentirme, recordarte como una vaga ilusión que nunca cobró forma y verte sólo mientras duermo.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Llego a casa después de fingir haber hecho lo que te dije que haría y me dices que me ves raro y triste y me besas la cara y me abrazas, esa es la última cosa que más me gusta de ti. Enseguida de marcharte despejo mi escritorio, lo echo todo a un lado y me pongo a escribir estas líneas.

trust nothing delicious oil

Piensas que el día no puede irte peor, que la vida finalmente ha resultado ser como una canción de OK Computer y de pronto sin esperarlo te encuentras con un colega que vende droga, os apalancáis en cualquier lugar y te dice "ya tú sabes, hermano, tú me enchufas lo que sea y me lo pagas cuando quieras, es tontería". Y entonces cedes y es como volver a caer en el limbo y en la espiral de gastar un dinero que no tienes a cambio de anestesiarte y quitarte todos esos putos problemas de la cabeza aunque sólo sea por un rato. Mañana será la misma mierda, pero eso es problema del futuro Yo, es como estar en el ojo del huracán.

Radiohead - 2+2=5

martes, 9 de febrero de 2016

Me gusta el ambiente de los hospitales, antes de conocerlos desde dentro me parecían fríos y hostiles, ahora me parecen tranquilos y seguros. Puedes pasear entre los pasillos a altas horas de la madrugada deambulando entre la oscuridad, esto suele asustarme, pero cuando camino con los pies descalzos sobre el suelo pienso en que los espíritus de los recientemente fallecidos seguro tienen asuntos mejores a los que prestar atención antes que asustar a un gilipollas enfermo. Allá dónde estés, en una habitación o en un quirófano, sientes compañía, siempre tienes la seguridad de que al otro de la pared se encuentra otro pobre diablo como tú sufriendo, esperando su momento con un catéter a través de la uretra succionando orina. Gracias a los hospitales he perdido el miedo, ya no puedo verlo porque el resplandor de la muerte me dejó ciego, por eso oteo por la ventana y siento paz. Me he hecho inmune al mirar a los ojos casi muertos en los cuerpos aún palpitantes de menudos hombrecillos viejos que descansan sobre sábanas blancas, al escuchar el desgarrador llanto de un bebé que rebosa vida mientras el cuerpo de su madre permanece yerto sin pulsaciones.

Esta mañana cuando desperté me faltaba un brazo, tengo cáncer óseo, más concretamente un osteosarcoma. No es que no me joda haber perdido una extremidad, pero me gusta pensar que aún puedo andar y es mucho más de lo que otros pueden decir. Y aunque ya nunca más voy a poder montar en moto, liarme un porro o tocar un culo a dos manos no estoy triste porque al menos no soy guitarrista, ni hago remo, por lo que ninguna de mis pasiones se ha visto frustrada. Muchos pensarán que quien no se consuela es porque no quiere.

im turning to dust

Esta mañana he despertado con sabor a mierda en la boca, con las comisuras de los labios pastosas y con ganas de cagar. Allá en algún lugar se encuentra la respuesta, una idea palpitante que no tiene color, ni principio, ni fin; es un sentimiento intangible, es el mismo que pasa a través de mí cuando observo todo mi alrededor y la vida se descodifica como un mensaje cifrado. Cuánto más pienso en el sufrimiento del mundo, un sufrimiento banal, más grande se hace en mí, también me sirve de excusa para estar de morros por otros motivos. Lidiamos con la vida (pues estar vivo no es exactamente igual a vivir) dentro de un diminuto fragmento infinitamente divisible de un espacio infinitamente amplio que se expande a velocidades incognoscibles para nuestro cerebro dentro de un marco primigenio que nadie ha puesto nombre, y entonces freno mis piernas con una señal electroquímica de mi cerebro a mis nervios y me complace la idea de encontrar similitud entre ese intenso ciclo que es la vida, la muerte y la nada antes de nacer, y mi simple existencia.

martes, 2 de febrero de 2016

Esta noche sabe como las de antes, una vez más me encuentro frente a una inmensidad opaca que espera ser descrita, una vez más tengo miedo al futuro. La ignorancia de los demás me consume porque las personas me obligan a hacer esas cosas sin sentido que para ellos son de gran valor, me presionan, me coaccionan, y así es imposible ser realmente feliz. Mi madre llora tras la puerta porque no es capaz de comprender, de abrir los ojos y admitir que su amor la ciega y que lo que la sociedad dice que es lo adecuado suele ser lo más destructivo. Qué sabré yo si a ojos de la burocracia y las empresas soy un desecho, mi currículo cabe en un post-it y encima fumo droga.

Cuando la melancolía me seduce no hay nada que pueda hacer, bueno, sí puedo, pero no tengo ganas de esforzarme por superarlo. Así que finjo hacer lo que me mandan hacer y después regreso a casa para acurrucarme entre mis sábanas, ellas nunca me juzgan, siempre me dan amor. Aunque dicen que la verdad siempre sale a la luz, pero a veces es tan nítida que me paraliza; quiero decir, generalmente lo correcto no es lo que me apetece hacer por lo que constantemente las distintas zonas de mi cerebro discuten por encontrar el límite entre lo ético y lo puramente humano. Soy un vago, un inconsciente, un enfermo, un gilipollas que no se quiere a sí mismo lo suficiente como para construir un futuro pero que se odia tanto como para no dejar esas ideas a un lado y continuar flitrándolas y flitrándolas pasándolas una y otra y otra vez por el colador hasta que caigo dormido.

Soy un drogadicto, ¡Dios bendiga esta santa bronquitis asmática!, tal vez algún día derive en un cáncer o algo así y muchos respiren aliviados. El odio me consume quizás porque lo rechazo constantemente, y no es que no sepa usarlo, es que me parece del todo inútil. Mañana voy a seguir jodiéndome la vida, pero sonrío, el mundo puede ser un lugar maravilloso.

lunes, 1 de febrero de 2016

Mi mente es la lavadora, mis palabras son las manchas, mi boca es una pistola, se dispara si te marchas.

Soy un blanco fácil, los problemas siempre me aciertan. Estoy aquí tumbado sobre la hierba calentándome con el Sol mientras me pregunto si el mundo está loco o por el contrario soy yo el que está jodidamente enfermo. Pienso en que tal vez si todo el esfuerzo que las personas hacen para conseguir objetivos absurdos se empleara en construir un futuro mejor todo sería diferente, motores que generasen energía libre e ilimitada, alimentos y medicinas no manipulados para pudrirnos desde dentro, máquinas informatizadas que gestionasen los trabajos más aburridos y pocos funcionales liberando así al hombre de la opresión del empleo.

No lo sé, vine a este mundo arrojado por las leyes del universo y quieren que de las gracias, que no me obsceque, que no pregunte por qué. Mientras permanezco yerto tumbado en el colchón es como si toda la tristeza del planeta se centrara en mí, acudiera a mi encuentro desde miles de kilómetros de distancia y se depositara en mi pecho para pasar allí algún tiempo y más adelante salir expulsado a gran temperatura. Es como un proceso geológico en el que toda clase de ideas rozan, chocan y se compactan bajo la presión de mi respiración, y cuando contemplo un cuadro bonito es como si todo eso se evaporase por unos momentos.

Me preocupa más la ignorancia ajena que mi propia soledad, a ella sé domarla, sé cómo engañarla, le digo que toda tempestad se calma y que no hay herida que el tiempo no pueda sanar, que cada día soy más fuerte y convencido, que sólo un esfuerzo más.