domingo, 26 de junio de 2016

En alguna parte del mundo alguien llora por el mismo motivo por el que otra persona sonríe. La vida es como una ironía, llamamos vivir al proceso por el cual nuestros cuerpos se descomponen, llamamos vivir a morir. Sarcasmo divino.

jueves, 23 de junio de 2016

¿Así que eres un tipo duro?

¿Te sabes esa de un tío que se tira desde el balcón de su casa y mientras cae se va repitiendo constantemente: todo va bien, todo va bien, todo va bien...? Se lo dice así mismo una y otra vez. Todo va bien de hecho hasta que toca el suelo. Así me siento yo. Pero lo importante no es la caída, sino el aterrizaje.

Todo el día con la misma canción, la misma puta sensación que me drena. Me siento de nuevo bajo el cielo estrellado y un reflejo llama mi atención, entre tanto vacío negro una estrella fugaz se consume. Pido un deseo rápidamente, pero ni me da tiempo a formularlo. Además era una cagada.

Tengo los libros que leo y las cosas que escribo, la música que escucho y la que interpreto, mis porros y mis juergas solitarias por las calles oscuras. Solamente salgo de noche, cuando sólo los gatos se cruzan en mi camino y no los hombres, demasiados humanos y pocas personas. Tengo mis cigarrillos húmedos en Invierno y mis cigarrillos secos en Verano, tengo mis Nike impolutas tejidas por algún niño vietnamita, tengo mi mundillo de mierda y es complicado sacarme de él.

miércoles, 22 de junio de 2016

Si me jodes pienso reventarte, pienso acabar contigo. Iré a joderte hasta que no puedas con el peso, entraré en tu casa andando de puntillas y rajaré tu cuello mientras duermes, después saldré de allí fumando un cigarro como si nada hubiera pasado.

Vuelvo a casa y subo a la azotea como cada noche para contemplar la ciudad y el cielo estrellado y no encuentro manera de dejar de pensar en que todo lo que ocurre a mi alrededor es malo, malo, malo y lo único que hago yo es respirar, respirar, respirar. Todo el dolor que hay dentro de mí no es volcado por mis temblorosas manos sobre ninguna superficie, me lo quedo para mí, la violencia es un error pero tampoco es sano guardarlo todo adentro. Se van quemando las paredes interiores de mis órganos y algún día me hará explotar manchando el lugar de sangre y vísceras.

La soledad me complace, en su compañía nadie me hace daño. Es grato caminar por la calle y que nadie me conozca, un completo desconocido que no le importa a nadie. Eso es bueno, es grande. Ninguno de ellos puede dañarme, no saben de mi pasado ni de mis pecados, ni de mis deseos ni de mis errores, no son personas a las que quiero y por eso no pueden dañarme. El Universo avanza en una sola dirección: la destrucción. Y nosotros podemos construir edificios gigantescos o escribir novelas larguísimas, pero ni el último ladrillo se convertirá en polvo ni la última hoja de papel se descompondrá después de que el Universo de un solo parpadeo siquiera.

Vamos a hacerlo todo arder, este es un dolor profundo muy difícil de explicar.

lunes, 20 de junio de 2016

Creep.

Me hace sentir mal pensar que tal vez hayas muerto y yo ni me he enterado o que has emigrado para darle una bonita despedida a la vida. Me hace sentir mal pensar que no has pensado en mí aunque sea de las últimas personas en la que pensarías en estos momentos. Tú tienes tu vida y tus seres queridos y tus asuntos y yo nunca formé realmente parte de ella aunque siempre que estoy contigo siento como si fuese imprescindible para ti, cada día que pasa echo un vistazo a los recuerdos en los que disfrutaba estando a tu lado y me sonrojo por acordarme de lo ignorante que era antes de encontrarte. Entonces yo sólo quería estar contigo, y es lo que quiero seguir haciendo. A tu lado siempre me sentí completo.

Dijiste, que aunque el próximo Invierno nos separase, el tiempo nos ha brindado la oportunidad de compartir tiempo, mendigando segundos entre el caos para escupir conversaciones intermitentes que no llevan a nada pero nos/TE hacen adorablemente imperfectos. Por ocupar la primera fila de mis sueños, me decías, te quiero. Y ahora dejo lágrimas salir a modo de brindis por tu recuerdo o nuestro futuro reencuentro.

domingo, 19 de junio de 2016

El dedo siempre en el gatillo, manteniendo la tensión también siempre porque hay algo que me escuece las noches de Verano y no sabría definirlo del todo. Por si acaso ya te digo, el dedo en el gatillo y las expectativas a raya, no vaya a ser que me despierte a media mañana pensando que todavía es de noche. El dedo en el gatillo, ¿recuerdas?, sudor frío recorriendo mi costado y la boca del arma besando la mía. Recuerdos vagos, vuelven a caminar como los muertos el día de todos los santos, son vívidos y me están matando. Ahora los tengo frescos, parecen salirse de las paredes y me atraen a su universo de saliva y reproches. Estoy muriendo pero aún no ha llegado mi hora.

El dedo en el gatillo, siempre, no hay nada que cambie ese hecho, siempre dispuesto a matarme. Es muy tarde ya y estoy desquiciado. Esto iba a ser un poema. A la mierda.
Hay un sitio al que suelo ir cuando quiero estar solo, cuando voy allá nadie sabe donde estoy, es mi escondite secreto. Camino durante un buen rato y cuando llego con suerte aún el Sol no ha saltado por completo el horizonte y contemplo a la ciudad entera encenderse. Después paseo por los lugares menos transitados hablando para mí, haciendo sonidos con mi boca como si hubiera orejas que pudieran escucharlos, con mi voz le cuento a la nada mis problemas. Pareciera que alguien está a mi lado, alguien que está dispuesto a escuchar cualquier locura y no juzgarme, pero no es así.

Me gusta ese sitio al que suelo ir, me hace sentir como el protagonista de una de esas películas de amor adolescente en las que el chico mira el atardecer con pose interesante y cara de gilipollas atormentado por el arrepentimiento. Aunque yo no me arrepienta la soledad a veces es dura, aunque nunca aburrida.

Algunas noches me gustaría morir, al menos antes de que el amanecer me alcance. Admitir que estoy en la mierda sería dar un paso más cerca de ella, no hay nada que admitir, si fuera feliz sería un imbécil. Oh, vamos, no hay nadie que pueda decir lo contrario, sólo podría significar que me han practicado una lobotomía.

miércoles, 15 de junio de 2016

Parece que la felicidad estuviera muy cerca, siempre ha ido un paso por delante de mí, creo que le estoy ganando terreno. Está ahí, la oportunidad de deshacerme del dolor es mía. Si buscas y crees encuentras y te cercioras, me siento tan seguro que si todo se derrumbase ni siquiera me importaría. Ante las imposiciones del día a día y de la asquerosa rutina clavo en el suelo los talones de mis botas manchadas de barro y aguanto la embestida, estoy bien, cuánto más sufro mayor es el placer al encontrar mi camino. Es como regresar a casa y abrir una cerveza y liarte un porro y beber y fumar después de haberte dejado la piel (en ocasiones literalmente) en algo que tiene valor para ti. Se trata de la chispa que es capaz de prender el granero, la búsqueda de la satisfacción mediante el esfuerzo.

domingo, 12 de junio de 2016

Alegoría a la diosa Gea.

Estábamos ya recogiendo la mayoría de las vallas de la pista y subiéndolas a un carro enorme en el que cabían por lo menos treinta de ellas, a veces la única manera de llegar con las vallas al almacén donde iban a ser guardadas era invadiendo algunas calles por donde corrían los atletas, a raíz de ello tuvimos algunas oportunidades para sentarnos a contemplar la carrera mientras esperábamos a que terminase para poder pasar. Vi a las ocho competidoras en sus marcas de salida estirando y resoplando, dando breves secuencias de saltos cortos envueltas en una tensión muda, serias, sobre todo serias. Se pusieron en posición y sonó el disparó, salieron con una propulsión brutal, sus cuerpos eran como máquinas, sus músculos se comprimían y descomprimían en constante fricción generando así el calor necesario para hacerlas avanzar. Corrían más rápido que los tíos y con más estilo, con más encanto y con más dulzura, pero también con más vigor y con más agresividad. Las contemplé siempre que pude, y cuando lo hacía no paraba de pensar en la fuerza que tenían dentro, sobre todo en las piernas, no eran como las de los hombres, cuadradas y marcadas, sino redondas y anchas conforme ascendían hacia las caderas. Eran mujeres colmadas de puro nervio, llevaban la combustión en las venas, seres extraños y bellos con poder casi ilimitado tanto en el cuerpo como en la mente.

viernes, 10 de junio de 2016

Agarrar los sentimientos puñado a puñado y arrojarlos al interior de alguna fosa perdida de mi subconsciente. He pensado en eso. Cuando estoy triste y lo único que me apetece es permanecer sobre la cama pienso en todo el tiempo que malgasto reprimiéndome, pero también pienso en que la mayoría de rocas de mi camino han sido siempre demasiado grandes. He pensado en muchas cosas.

Ante la soledad me encierro en la música o en la literatura, tengo en mi mente a esos grandes hombres de la historia que no fueron corrompidos por el dinero o el poder, y que aún después de muertos continúan siendo unos marginados por la gran mayoría.

Cada día que empleo en la tristeza es un día perdido, antes me tumbaba sobre el colchón y me complacía ver el mundo arder desde allá, ahora me resulta demasiado incómodo. Tal vez sea por la ansiedad, los asuntos que realmente joden el alma vienen acompañados por la ansiedad. Tampoco tengo mucho que hacer, así que paso algunos días solo acompañado de mí mismo, otros en compañía de otras personas pero también solo. No me aburro de mí mismo, eso es una gran virtud, encerrarte en tu habitación te hace dialogar con las paredes, ellas te conocen muy bien, se puede aprender mucho de alguien cuando le ves dormir. Ellas me lo cuentan todo cuando las escruto por las noches. Estás hecho una mierda, colega. Son sinceras y es de agradecer.

miércoles, 8 de junio de 2016

La mierda fluye colina abajo hasta desembocar en el mar donde los animales beben. Donde yo bebo.

Por un rato hoy he sido el crío que era ayer, confiado, iluso, crédulo y traicionado, sobre todo traicionado. Me siento como el último trozo de mierda, luciendo débil y esquivo, y sí, sí que soy débil. Fue patético por mi parte, tratar con las personas es como apostar, al cabo del tiempo no te queda otra que jugártelo todo a un color, pero la estadística no miente y tarde o temprano perderás. No estoy enfadado, o trato de no estarlo, tan sólo decepcionado, ¿a quién puedo culpar de lo sucedido? Yo soy el culpable.

No confiar en nadie y estar solo o vivir conforme a los accidentes, sigo siendo el mismo, y hoy me he dado cuenta. La mayor prueba de ello es que estoy aquí sentado, escribiendo, pensando en mis paranoias mentales de siempre y contándoselas a nadie como hace miles de días. Pero lo peor de todo sin duda es la melancolía. La melancolía es la felicidad que sientes cuando estás triste, melancolía por permanecer parcialmente muerto durante todo este tiempo y no haber querido darme cuenta. 

Soy un perro, eso es lo que soy, un perro que vaga entre las sombras sin nadie a quien querer salvo a la madre que me parió y con unas manos pegadas a un cuerpo que contiene un alma que ya nació vieja.

domingo, 5 de junio de 2016

Me siento cansado, la rutina de madrugar que durante la adolescencia me había convertido en un depresivo pasivo ahora no me entristece, simplemente me hace focalizar mis energías en objetivos vacíos carentes de toda trascendencia para el engrandecimiento del espíritu. Poco a poco voy tolerando menos a las personas, me encanta sociabilizar con ellas, pero pasado un tiempo inexorablemente me conjuro a la soledad. No sé si se trata de ellos o de mí, por mi parte al menos nunca trato de encontrar en ellos nada que no estén dispuesto a darme, y cuando lo hago da igual de quien se trate, siempre acabo fallando. Por eso siempre me retiro en silencio, ahora tengo mucha menos compañía y me cuenta encontrar a quien le guste tanto como a mí visitar lugares en los que no vendan nada o vendan cosas sin valor aparente. Lo sé, estar solo es el precio. Aun con todo no desisto, llevo semanas sin escribir y esta es la única mierda que puedo sacar, está bien, no hay que pedirle peras al olmo.