domingo, 19 de junio de 2016

El dedo siempre en el gatillo, manteniendo la tensión también siempre porque hay algo que me escuece las noches de Verano y no sabría definirlo del todo. Por si acaso ya te digo, el dedo en el gatillo y las expectativas a raya, no vaya a ser que me despierte a media mañana pensando que todavía es de noche. El dedo en el gatillo, ¿recuerdas?, sudor frío recorriendo mi costado y la boca del arma besando la mía. Recuerdos vagos, vuelven a caminar como los muertos el día de todos los santos, son vívidos y me están matando. Ahora los tengo frescos, parecen salirse de las paredes y me atraen a su universo de saliva y reproches. Estoy muriendo pero aún no ha llegado mi hora.

El dedo en el gatillo, siempre, no hay nada que cambie ese hecho, siempre dispuesto a matarme. Es muy tarde ya y estoy desquiciado. Esto iba a ser un poema. A la mierda.

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