miércoles, 30 de septiembre de 2015

In your mysterious tempo, what you are looking for? Are you feeling fine inside your own storm? I wonder if maybe you have lost control. I have shaved my body for you, it sounds so really strange but that's the truth, fuck their shames, I'm so cruel. I cannot complain I am always welcome back in the club.

No encontré grandes diferencias entre el cáncer y el paso del tiempo, entre ser atropellado por un autobús o demacrar mi cuerpo con sustancias insanas. Es una excusa banal, lo sé. Individuos cualquiera que sofocados por la sobreinformación pierden el criterio, quieren ser Osama Bin Laden y el puto Obama al mismo tiempo, aunque bien pensado se asemejan bastante. Deseas un futuro brillante, con una linda casa en el campo y habitaciones con paredes adornadas con ámbar nazi; quieres tener a la mismísima Gioconda colgando en tu comedor y un mayordomo que te limpie los zapatos y almidone las camisas, pero dime qué vas a hacer para conseguirlo. La vieja lucha entre lo necesario y lo que ambicionas, ya sabes, todo ese cúmulo de cosas que nos hacen creer que son imprescindibles.

martes, 29 de septiembre de 2015

Llueve a cántaros ahí afuera, y pienso que del mismo modo en el que los pájaros se resguardan del agua en sus nidos también lo hacen los sintecho en los cajeros. Conforme a ello otro extravagante pensamiento cubre de cal mis heridas, a veces al amparo de la noche y del silencio entre calada y calada, mientras pudro mis alvéolos. Entonces me acuerdo de ti y siento lástima de que apuntaras tan alto y finalmente cayeras, de que la última vez que lo hice no supe que sería la definitiva, de haberlo sabido lo habría saboreado mejor. Nada tan revitalizante como girar la vista atrás y cerciorarse de que uno está en el lugar escogido a pesar de que el futuro escueza cuando el cerebro confabula con él.

Me acostumbré hace ya algún tiempo a todo ese compendio de miradas vacías, esos ojos en los que contemplo la repugnancia cuando les hablo del sentido de la existencia. A continuación me dicen que busque un puto sentido sentido a mi vida, y que en lugar de citar frases de eruditos muertos invente las mías propias. Ya lo hago, sólo que ellos no saben entenderlas.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Colgando de un hilo fino.

Qué bella la vida que se abre paso a través de las calamidades. El brillo de la esperanza resulta cegador, pasa a mi lado escapándoseme por el rabillo del ojo centelleando, deslumbrándome. Traté de ser Bécquer y escribir versos tan llamativos como los suyos, algún tiempo después me di cuenta de que todas las prosas que inventaba eran dulces poemas sin rimas, tan extrañas, tan marginadas del resto.

Creer con total devoción en el auspicio de un dulce futuro me parece absurdo, tanto probablemente como pensar lo contrario, pero la adversidad suele saludarme con más frecuencia que la fortuna. Las estrellas jamás contemplaron tal atroz espectáculo de una mente prodigiosa quemándose lentamente para parecerse a ellas, pero lo siguen intentando. Algo en el magnetismo me hizo cambiar.

Alex Turner - Piledriver Waltz (Que repugnantemente bonito)

jueves, 24 de septiembre de 2015

Estoy aquí sentado repitiendo frases y conceptos para aclararme, contemplando la manera en la que las personas de las fotografías del salón me miran, están ahí inmóviles, encerrados en dos dimensiones entre las cuatro paredes de un marco. En tanto las cuerdas y las pastillas de mi bajo lentamente se oxidan, como yo, pero algún día su estruendo se hará vigente, como el mío. Mi mente está enfocada en el porvenir tan turbio, tan oscuro, tan ilegible. Qué nervios.

Hoy he pasado delante de un tipo que estaba casi tirado la acera y con la clavada fija en el suelo, delante de él un pequeño recipiente con dos monedas y un trozo de cartón en el que había escrito TENGO HAMBRE. A la gente no le importaba, no reparaban en él; simplemente lo esquivaban. Algo tan enormemente trágico estaba sucediendo delante de ellos y lo ignoraban. Qué miseria tan espectacular y qué pasividad, qué tan fácil la desgracia les pasa desapercibida cuando la ven de cerca y qué tan abrumadora les parece a través de los píxeles de una pantalla de televisión. Y me di asco, porque yo era uno de ellos.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Para ser libre un individuo debe vivir como si ya hubiera muerto en vida. Pero qué sabrán ellos si jamás leyeron un libro, contemplaron una buena película o amaron realmente expandiendo los límites de su amor más allá de los celos o la posesión. En fin, me siento tan mediocre como ustedes, juzgando y sentenciando por placer; para vosotros una satisfacción, para mí una vergüenza. Sería grato construir los pilares de la virtud alrededor de la necesidad concibiendo el medio como fin y hacer de todo lo efímero algo continuo y perpetuo. 

No puedo culpar a quienes me critican, la ignorancia es una enfermedad, no un pecado. Aun así acepto mi rol porque él me escogió a mí, ¿quién si no iba a soportar esta pesada carga? Y no lo hago por mi beneplácito, no se equivoquen, no tengo enemigos ni rivales pero sí personas a las que rechazo, inclusive a ellas algún día llegarán las ondas de mis pensamientos y tal vez en otras vidas sepan aprender del legado que dejo. Qué risas deben provocar estos renglones a aquellos ojos vírgenes de tal abominable manifiesto, pero más gracioso es que no entiendan la mitad de lo que quiero decir, solamente los reproches.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Culminación del dolor.

Escuché rezagado de la multitud hablar a las personas, deambulé de grupo en grupo, los contemplaba con pasividad, estudiando sus movimientos, lo que les agrada y lo que les aterroriza. Sólo son capaces de ser sinceros entre sí mientras se odian, mientras la ira les quema y piensan en ser los más fuertes. Su egoísmo es una pila bautismal en la que se inician en la sagrada orden del rencor, con los años aprenden a compensarlo con sexo o consumo, desagraviando sus pobres corazones inconclusos. Ellos sólo buscan lo mismo que yo.

Yo soy un poeta, y tú un ignorante, la diferencia entre yo y Bukowski son unas cuantas décadas y muchas botellas de vino, por lo demás guardo en mi interior más de lo que cualquiera de ustedes podría imaginar. Tengo a mi ego atado a la pata de la mesa con una correa y un bozal en el hocico para que sólo ladre cuando alguien se aventura de visita a mis adentros, entonces gruñe y trata de enseñar los dientes, yo le dejo libre y muerde a todo el que pasa.

La muerte es un umbral tenebroso, y mientras los días transcurren sigo levantándome cada mediodía para ver al tío del espejo doce horas más viejo, para escupir mis flemas, escribir mis poemas y fumar mi tabaco. Entretanto el eterno goteo del tiempo sigue su curso y sonrío porque el secreto se escapa a mi entender.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Here I am again.

Las personas caminan de aquí a allá con la mente dispersa, cada uno sumido en sus asuntos, sus facturas, sus sueldos y sus vicios; y yo sigo colocándome. Algunos son hábiles narradores, otros rateros sin remedio y otros simples juerguistas, mientras ellos pierden su tiempo yo sigo colocándome. En ocasiones la droga me hace sentir ansiedad, pero suelo remediarla purificando mis pensamientos como una depuradora de aguas fecales, es fácil. Cuando el pecho me oprime y estoy sumido en un caos únicamente diseñado para mi sufrimiento, rodeado de personas y el estruendo de las risas, caigo en la más sofocante de las respuestas otorgada sin haber sido demandada: no puedo seguir así. Es un efectivo aditivo para la depresión o el resurgimiento, si llevas un día sumergido en la mierda la ansiedad es como un buen par de tortas en la cara o un jarro de agua fría en una mañana de diciembre, conmociona pero estimula, te estimula a dejar esa porquería. 

Pero no todos los días son iguales, algunos son inspiradores arrebatos de alegría y esperanza por conseguir lo que en mi egoísmo aseguro que me pertenece, aunque la mayoría son películas de cine mudo en el que no hay colores, en el mundo sólo hay negro y blanco para alguien que en exclusiva ve escalas grises. Mantengo la ilusión de que en algún tiempo del trayecto alguien comparta conmigo por completo la pesada carga de mis carencias y mis convicciones, alguien que no sienta la necesidad de esparcir sus jugos gástricos por la alfombra cuando lea mis ideas que en su etapa de fermentación apestan a podrido. La rueda de la fortuna infinita continúa girando, ¿en qué círculo estás tú?

lunes, 14 de septiembre de 2015

The last days of the suicide kid.

La soberbia me hizo libre, tuve suerte de estar en lo cierto, por el contrario habría resultado ser un pobre ignorante más, aunque esos ignorantes crean que yo lo soy y ellos no. Oigan, todos aquellos crédulos que tratando de imponer justicia se dejaron la piel por el camino no son unos ilusos, ni unos legos, ni siquiera unos imbéciles; tan sólo unos pobres diablos. Y les diré algo, se debe a que en este mundo no hay sitio para la verdadera honestidad porque las mentiras que queremos escuchar siempre se saborean mejor que la evidencia.

Qué triste, qué sutil, no me importa que me desprecien, la arrogancia no es rival para la indiferencia, continúo mi camino y las explosiones de mi alrededor son estruendos sin voz. Ni el sordo me ve ni el ciego me oye, ¿ven?, guardo en mi bolsillo grandes cualidades. Por la noche, escuchando el ruido que hacen los animales y los coches, he convertido mis ojos y mis oídos en una aduana, entra todo el material que me ayuda a crecer como a las plantas el Sol y todos los residuos putrefactos los desecho. Ah, qué asco doy. Ah, qué predecible.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Isn’t it a lovely day, Mr. Bukowski? Oh, yeah, yeah, pissing in my pajamas, slop drooling out of my mouth.

¿Quién es ese extraño que se dibuja en los espejos cuando paso delante de ellos? Él me observa como yo le observo, él se siente como yo me siento; le miro directamente a los ojos, pero él no se intimida. He aprendido a sobrellevar mis momentos de ansiedad, el THC los potencia, pero como compensación me da la inspiración necesaria para escribir. Ser distinto tiene un alto precio, y bien lo acepto con diligencia, ni como bien ni duermo cuando es debido, supongo que tengo que aprender. Pasé años odiándome, a mí y a mi cuerpo sosteniendo la pesada carga del nihilismo, ustedes no pueden imaginar lo que es, están demasiado sugestionados por las posesiones materiales. No me pensaba siendo un salvador, tan sólo un viandante como cualquier otro que guarda mensajes indescifrables. Justo en el momento idóneo encontré la clarividencia, pero era tan bella, tan sanadora que era imposible, la providencia me había arrojado a este mundo para desentrañar sus enigmas. Qué egoísta, pensé yo. A día de hoy que las personas me vean como a alguien trivial me resulta cómodo, lo llevo haciendo años, me permite no juzgar. Ellos sin embargo nunca me han gustado, se suelen irritar cuando muestro lo que con recelo oculto, y con motivo. No puedo culpar a nadie, traigo bajo mi brazo las directrices para que un hombre mediocre se supere a sí mismo, muera en vida y regrese al vientre materno para nacer de nuevo esta vez por voluntad propia, pero este es un desmesurado descubrimiento para tan corto entendimiento.

Tan tierno como para hacer llorar a un hombre. Pero yo no lloro.

Pienso hacia atrás y mis ojos dan la vuelta sumiéndose en la oscuridad de mi calavera. Hubo noches en las que desearía haberme matado y que nadie me encontrase justo antes de saltar al vacío, odiaba la idea de que alguien me hiciera cambiar de idea, pero siempre hubo gente que corrió de calle en calle buscando mi cadáver estampado contra la acera durante una fría mañana de año nuevo. Ya saben, vísceras, huesos rotos, sangre... Me apoyo en la misericordia de un descanso más que merecido, he estado conviviendo entre necios mucho tiempo.

"¡Qué suerte tenemos de habernos sido otorgado el don de la vida!". Oh, ya lo creo.

La vida y la muerte siguen rotando y yo permanezco sentado.

"¿No crees que deberíamos salir afuera a celebrarlo?". Por supuesto.

Mientras el resto brinca y pelea entre sí tratando de demostrar quién es el más fuerte, el que más se droga y el que más folla yo estoy aquí, sentado dentro de la oscuridad. Cuán horriblemente triviales pueden llegar a ser nuestras vidas.

martes, 8 de septiembre de 2015

Una noche más encerrado dejando para mañana lo que debería emprender hoy.

Tal vez ya sólo me siento digno empuñando un bolígrafo o tecleando un polvoriento teclado cubierto por una fina capa de mugre, qué puedo decir, soy un tipo reservado. Escribir significa abrir una herida en tu propia piel para indagar allá adentro, recoger la sangre derramada y caligrafiar con ella la historia de tus pensamientos, el porqué de tus manías y tus gozos. Hoy en día hay tantos estímulos, tantas luces que parpadean y que se mueven de arriba a abajo que la gente no se para a mirar en su interior, el motivo por el que hacen las cosas.

La verdad es una reluciente esfera de metal fundido, si la tocas te quema, pero cuando la ves brillar quieres hacerla tuya. Pero no puedes llevarla colgada del cuello, no puedes enseñársela a todo el mundo como si fuera un trofeo de caza, a la gente no le interesa esas mierdas. A la gente le interesa la plata, todo lo demás el polvo y aire para ellos.

Convivo a diario con espíritus mediocres que tan acostumbrados a ganar, a la victoria y la celebración no son capaces de aceptar un tropiezo, por eso cuando caigo me refugio en alguna esquina poco alumbrada y escribo estas líneas con firmeza para incinerar el odio. Cuando los días transcurren lentamente arrastrando sus talones pero los meses pasan rápido sin repostar en las gasolineras, hace frío aquí afuera y yo también necesito resguardarme.

Las personas rotas me hacen sentir bien, con el corazón hecho trizas y sus destinos insípidos. Entonces te dicen algo así como "el mundo está perdido y nosotros somos la solución", aunque no con esas palabras, así que me gusta pensar que mi cometido es avivar esa luz aunque la mía se apague. Entre locos me encuentro a gusto, soy un marginado que intenta hacerse un hueco entre las personas aunque le resulten perversas. Por eso cuando rasgo alguna superficie me gusta llegar hasta el final.

lunes, 7 de septiembre de 2015

toda esa mierda

Al filo del acantilado traté de encontrar un sentido escudriñando durante mis últimos instantes de cordura una solución, un motivo que me hiciera desfallecer en mi propósito por insignificante que fuera, por tornadiza que resultara su naturaleza. Recordé con ansia en el pecho los viejos días en la escuela de arte sin un amigo de verdad, sin ningún confidente real. Me levantaba por las mañanas con la humedad calando mis cuatro capas de ropa, con la garganta entumecida por el frío que durante la noche abrazaba mi cuello, y me preguntaba ¿se puede ser más infeliz? Obviamente sí, y no es que llegara a tal conclusión debido a la corriente de mis propios sentimientos, no, llegué a ella simplemente mirando a mi alrededor. Entonces vi la melancolía en los rostros de las personas, en sus gestos, en sus palabras, en sus pasos... no había que buscar lejos, estaba allí mismo.

Hice un cálculo aproximado, ¿si por todos los momentos de bajón hubiera siempre una sonrisa en las caras de la gente el mundo sería un lugar mejor? Definí que el verdadero problema de la ecuación, la variante original no era ni las carcajadas, ni los llantos, ni los orgasmos; sino la pretensión de cada individuo por ver reflejado su entusiasmo en los ojos del prójimo. Qué triste, que todos traten de ser egoístas, y que su codicia les ciegue, que no se den cuenta de que el verdadero egoísmo ambiciona el amor de las personas que ama, su felicidad, su gratitud, su gozo.

Camino despechado bajo el innegable lema NO CONFÍES EN NADIE, pues nadie puede salvarte realmente de ti mismo salvo tú, pero sí hundirte en el fango mejor y más rápido de lo que podrías hacer jamás.