lunes, 29 de diciembre de 2014

Close but never close enough.

Regreso de entre mis malos pensamientos, he estado largo tiempo tumbado sobre el musgo que crece en las rocas de mi interior, a veces afiladas como espadas a veces planas como una llanura. Si pudiera arrancar todas las plantas del mundo para dejarlo yerto y gris, lo haría, para mostrarte cómo me siento y cómo siento todo lo que me rodea. Tal vez esté divagando, y detrás del amor y todas aquellas cosas buenas que todos buscan no escondan dualidad, y el mundo no esté enfermo, y el enfermo sea yo. En cualquier caso persisto con mi lucha, una lucha de mí para mí, por eso yo no soy un asqueroso egoísta como el resto.

Que les jodan, la droga me ayuda a cambiar mi percepción, y sí, encuentro la lucidez compartiendo un húmedo sofá y consumiendo, por eso hoy no escribo nada de interés después de demasiadas horas de abstinencia. Y por eso hoy me encuentro más insoportable que nunca. Es curioso, como cuando antes no podía con el peso de mis hombros intoxicaba mis pulmones sin importar el precio a pagar, ahora huyo de la droga, y cuando no soporto la compañía de nadie me ahogo en mí mismo y no en hachís cortado con valium.

Aún con todo sostengo un seco cigarrillo entre mis dedos, una columna de humo púrpura se levanta ante mí con la presencia de un genio persa (como aquella vez), y me pregunto en qué mundo me encuentro. Cruzando la frontera por las madrugadas, y por las tardes emergiendo de mi capullo de sábanas, abriendo las puertas del castillo surge el olor a sudor. Pestilente aroma que me hipnotiza, que siempre está ahí para recordarme lo asqueroso. Todas mis pequeñas criaturas salen de las madrigueras, es la hora del almuerzo; cerca pero nunca lo suficientemente cerca.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

HUMBUG.

Yo, único y miserable, soy el hombre más rico de la tierra, pues también soy el que menos precisa. Yo, cognoscente de mi ignorancia e ignorante de mis cognoscencia, soy el hombre más completo de la historia pues nada se escapa a mi necesidad de conocimiento. Aquellas almas que dicen buscar la verdad y sin embargo retroceden un paso atrás cuando la realidad intangible se cuadra delante de sus miradas, no pueden aguantar la oscura verdad, no desean morir por dentro con tal de superar su condición animal.

Porque somos animales de carga, ah, sometidos por nuestra propia especie y a las necesidades que nosotros inventamos para nosotros. El dinero que ganamos trabajando es el tiempo empleado y el sudor derramado, trabajarás diez horas para comprar una televisión, serás mil horas más viejo para dormir entre cuatro paredes y tener una plaza de garaje. ¿Queremos vivir así?, no se confundan, no hay ninguna ley natural que implique redimirnos y someternos para poder vivir. Coexistimos en un hábitat de falsas obligaciones, de apariencias innecesarias, de peticiones absurdas. En una maldita exigencia constante que nosotros mismos hemos construido, que odiamos y seguimos; el hombre jamás será libre si no deja de ser hombre.

Claro está, que dentro de esta calcomanía de un mundo utópico y justo, que se asemeja más bien a una realidad dantesca y terrorífica, muchos individuos viven como dioses aprovechándose de tal desgraciado destino que ellos mismos y sus predecesores implantaron en la sociedad. El consumo sólo revoca en más consumo, el odio revoca en más odio, la falsa necesidad revoca en insatisfacción. Nadie ha de dictarte aquello que tu voz muda aclama al viento, sal ahí afuera a buscarlo y que no te engañen.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Algunas cosas se han marchado sin dejar rastro, otras se quedan conmigo pesándome sobre los hombros, unas cuantas aún permanecen escociéndome cuando voy a la cama. Sin embargo he de admitir, como hombre de conocimiento y purgador de la incertidumbre, que no hay descanso mayor para un espíritu dolorido que olvidar y obviar. De qué manera si no, podría los rescoldos del amor evaporar y no hacer mella, porque allá donde hay piedad, cariño, empatía... por el contrario existen indiferencia, desprecio, desapego... Porque amar es odiar, ignorantes, porque triunfar es hundir a otros en el barro, porque toda la fortuna que tu vida acuna es sufrimiento para otro individuo. Sí, vivimos a costa del resto, como garrapatas infectas enganchadas por su voluntad, siempre abrazados al clavo ardiendo. Ah, y todo aquello que un día nos unió hoy nos separa y mañana nos hará sentir como extraños, qué agridulce ciclo que me apasiona por hacerte sangrar. 

¿Es una maldición, descubrir la verdad más dura para el ser humano y que ésta no me permita sentir algo bueno por los demás? Si es así, buen intento, porque ahora fermento esa mala noticia para en un futuro sacarla a la luz en forma de diamante. 

martes, 16 de diciembre de 2014

Pliegues de una piel en blanco y negro.

Sentado establezco comunicación con el viento, en un descuido vuelvo a confiar demasiado en las personas, y el mismo transcurso de los acontecimientos me exhorta a no cometer el mismo error. Tanto tiempo perdido y malgastado, gastado al fin y al cabo, en esto y aquello, en proyectos que no veían luz. Colócame en mi sitio y excava en mi interior para no volver a estar dentro de nuevo, para clavar un cartel bien profundo que por necesidad prevenga del peligro. Planta tu semilla y riégame, hazme ver lo complicado que es el mundo y lo bello que podría resultar con un poco de suerte, y mientras permanezco abstraído atiende cómo el árbol crece y sus raíces me van drenando.

Es un bello ciclo, de amor a través de la destrucción. ¡Caballeros, a las armas, hemos de deshacernos de todo lo noble!, por amor, por amor quemaremos todo lo que tenemos. Culminación en la decepción, pureza en manos del odio. Amar es bello y finito.

sábado, 13 de diciembre de 2014

sólo la verdad

Quebradizo, pero interesante. ¿Resultará todo este dolor una buena inversión de futuro, cuando el aire deje de ser tan áspero y el amor cobre un sentido justo y calmado? ¿Qué fue de tu recuerdo?, a partir de ahora eres una batalla perdida más por la que habría merecido la pena perder un brazo, y por la que aun siendo así ni siquiera desenvainé mi espada. Que mil bocas traten de hacerme entrar en razón, que estoy tumbado llorando sobre la cama de quienes me dieron la vida y por ello fermento un odio horrible, y nadie me hará pensar que soy alguien. No en su mundo.

Mi obra de arte soy yo mismo, mi obra de arte es mi pensamiento y no mis actos. Soy un demacrado espíritu encerrado con las manos llenas de sangre, la mía propia. ¿A qué aspiro?, no lo sé. Mi mayor preocupación no es seguir con vida, me mantengo en un equilibrio insano de mala alimentación y sobreexposición a las drogas, como tantos otros. Algo dentro de mí me grita al oído que soy único y ejemplar, algo afuera me oprime y susurra que de entre la multitud mi brillo se apaga.

No me odio a mí mismo. Sí, me odio a mí mismo.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Un bebé le dijo a otro 
"tengo suerte de haberte conocido, 
no me importa lo que pienses 
a menos que se trate de mí, 
mi deber ahora es drenarte por completo 
en un viaje a través de un tubo 
y acabar en tu infección".

Masticaré tu carne por ti, 
la pasaré de atrás hacia delante en un beso apasionado,
desde mi boca a la tuya.
Por que me gustas.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Verso, estribillo, verso.

Mis pensamientos racionales (los pocos que perduran) se deshacen en una nebulosa de miedo y fascinación, de carencias y apreciaciones. Ellos son la bilis que vuelven a mi paladar, como queriendo ser de nuevo examinados, intentando mostrarme algo que no soy capaz de ver. Vuelven las arcadas, ya ni siquiera me importa demasiado pasar un día sin droga porque todos los días son estáticos y repetitivos, sin ningún tipo de problemas, aburridos y sedentarios. Reproches de mí para mí, mensajes con un mismo nombre escrito en el remitente y el destinatario: soledad.

Verso, estribillo, verso. El tiempo es cíclico, la suerte la maneja una rueda que en movimientos bruscos te hace precipitar admirando el umbral del miedo, superponiendo emociones tratando de seguir en pie. Soy Ignatius Reilly, enfermo y esquizo, escribiendo en un sucio rincón mi biblia personal, demoliendo todo aquello que ellos creen hormigón y dejándolo a la altura del barro. Soy un loco, parapléjico sentimental incapaz de salir del pozo, mis extremidades no responden porque llevo demasiado usando sólo el cerebro. Y si este no es el mundo real no sé cómo he podido acabar aquí, rodeado de tanta incoherencia más que de injusticia, eso no me importa, ojalá todos fueran igual de racionales que imbéciles.

Cada día me precipito un poco más, atado a un invisible hilo de pesca todavía a este mundo tortuoso. Hoy continuar viendo algo bueno en las personas se hace más complicado que ayer pero menos que mañana. Lo conseguí, soy un pobre inútil; lo logré, he llegado hasta el fondo, ¡ese cómodo lugar al que todos mis viejos y falsos amigos vaticinaron que conquistaría algún día!, ¿tal vez he llegado demasiado temprano?

Brindemos por aquellos que aseguraron mi derrota, y que con presuntuosa frivolidad estiraron sus labios al verme tirado sobre el fango.
De nuevo postrado ante el escenario de la vida, tratando de volver más simpáticos a los demás, de rasgar de sus rostros siquiera una mueca de congratulación hacia mí. No los necesito. Cada día me siento más seguro, la gente malgasta sus días pensando acerca de un futuro que nunca llega, levantando barricadas y arrinconándose en la esquina más acogedora de la habitación más profunda de sus malolientes hogares. Y yo digo, ¿te preparas para mañana y no para hoy? El mundo está lleno de ordinarios y pedantes, de individuos que vuelcan sus carencias hacia la vida de los demás, tratando así de completarse vaciando al resto. El hombre es un lobo para el hombre, y así crearon sociedades, imperios, gobiernos... bajo el sello escrito indeleble de la cultura, para deshacerse de su mayor problema y convertirse ellos en éste.

No estoy listo para desecharme, tal vez perdí mi don para siempre por culpa de la honestidad y la generosidad, ellos son los demonios que nos arrastran a la benevolencia. Si dices hacer las cosas bien, hazlas como tal; si simplemente quieres abrirte camino tienes derecho a abrir venas y disparar cañones, pero hazlo.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Inspiración no llega, así pico a su timbre y acudo a ella, no contesta; pego a la puerta. No contesta. A través de la mirilla puedo percibir aún la pesada gravedad de su ojo, lo sabe. Y para deshacerse de tal embarazoso sentimiento, de ira y desesperación por esconderse y devolverme todo lo que me ha quitado, introduce la llave en la cerradura girando hasta tres vueltas hacia la izquierda y apoya su mano en el picaporte, dejándola caer y dejando entrever esta vez sí su mirada a través del aire. Avanza un paso colocándose frente a mí, tiene un olor único que sólo consigo recordar cuando de nuevo lo compruebo, como uno de esos rostros de alguna persona importante que no logras diferencias en la bruma de tus recuerdos, pero que cuando lo tienes delante no hay duda que quepa, se trata del mismo. Cierra la puerta con un leve empujón, me coloca la correa; bien atada, bien fuerte, y a modo de indicador tira levemente de la cuerda para que empiece andar, pero lentamente, todavía no ha llegado el momento de ahogarme. "¿Por qué sólo me visitas de madrugada, colocado, dolorido, impermeable; y jamás cuando invierto en mi felicidad?". No habla, no deja hablar tampoco porque su silencio es un muro con pinchos, que permanece yerto pero siempre arrolla.

Por eso cuando ella no viene yo voy a ella.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Paseo de aquí allá, admirando la belleza, no intervengo en ella, hay cosas que no deberían ser tocadas. La mano infecta del hombre, que todo lo pudre con intención de nutrir para un futuro mejor. Príncipes de la misma soberbia, o de la valentía.

No, yo no. No, yo jamás desperdiciaré mi presente preparando mi futuro, un extraño parámetro de medición del tiempo que nunca entendí.

Más allá de los kilómetros luz, los eones y la propia muerte perdura el amor (que también es odio, egoísmo; voluntad de poder en definitiva), que nos hace romper las cadenas de lo implantado con pinzas en nuestro interior; y a la vez de justo lo contrario. He logrado ver o atisbar un reflejo, proviene del brillo cegador que desprende la dualidad del amor, de la eternidad, de la destrucción, de la vida y de la muerte. Tal vez, al igual que todos aquellos que durante milenios se han estado ocultando tras las espaldas de un ente sabia y benevolente, yo, pido auxilio y se me es concedido como una ilusión, un sentimiento de paz sin duda inspirado por el desasosiego inherente y sutilmente inevitable al que como humanos, como animales y como mortales nos vemos atados. ¿Cómo trascender entonces, de qué manera saltar y alcanzar el cielo?

¿Qué ente malévola nos hizo propensos y tan increíblemente capaces de imaginar, pero tan débiles e inexperimentado para poder volar?