martes, 26 de abril de 2016

Estoy preocupado, mañana podría ser el fin, seguramente hay más posibilidades de que muera atropellado que de ganar la lotería, y ambas situaciones son una rifa. Me parece exageradamente singular la manera en la que el mundo gira y de un día al siguiente todo está patas arriba, aunque por defecto las semanas transcurran como una lenta sucesión de diapositivas la vida sigue sorprendiéndome. Me miro en el espejo y me pregunto quien es ese extraño que me mira fijamente, en qué se convirtió, cuando era un niño con los dientes resplandecientes y rectos en ángulos perfectos; ahora mi dentadura vuelve a torcerse, el tiempo es cíclico, ya lo creo.

lunes, 25 de abril de 2016

A veces resulta duro analizar tu situación, intentar encontrar la motivación que te empuja a estar triste y encontrar un vacío gigante, y no es que tenga razones para estar de bajón, es que no encuentro motivos para no estarlo. Me gustaría adelantarme a los acontecimientos, huir con tiempo de sobra de la descarga que agita mi cuerpo, accionar el mecanismo de la depresión y salir a toda hostia de la habitación dando un portazo. Me gustaría hacerlo cada domingo, en serio, contemplar desde el aparcamiento arder el edificio con todo ese humo negro ascendiendo hasta el cielo y los alvéolos de Dios. 

La esperanza, pienso en ocasiones, es el salvoconducto de los débiles para peregrinar de un lugar violento a otro apacible sabiendo que incluso en el desierto llueve de vez en cuando, aunque tampoco creo en las estadísticas lo único seguro en la vida es que te ocurrirán desgracias. Aparte de la muerte, el premio es la abstinencia. ¿Piensan ustedes en el número de muertos que generan sus estilos de vida?, quiero decir, para que puedas conducir tu carro o alimentarte con productos envasados hay gente que está muriendo literalmente, y se preocupan por el estado de la nación o el maltrato animal, es como coser una herida en el brazo propinando puñaladas en el abdomen. Puta ignorancia, ah, se esforzaron por ser como todos los demás y compartir cada pedacito de sus cuerpos y sus menudas psiques y ahora quieren volver a ser animales, no, eso no es ética, es pura estupidez humana.

domingo, 24 de abril de 2016

De la decisión surge el error y el tiempo acaba por convertirlo en arrepentimiento. Pero de nada vale, las horas van atando un nudo que no puede deshacerse, así que no tiene sentido lamentarse por lo inevitable. Cuando la sentencia está firmada ésta debe ser cumplida.

Al fin y al cabo toda relación animal no es más que un trueque, por eso no puedo sentirme despechado, no me han robado nada ni tampoco lo he perdido, se fue. Así como un buitre abandona los últimos restos mortales cuando su pico no alcanza a los más ocultos recovecos, me dispongo a dejarte, pero sé que aún quedan tendones y tejidos escondidos en el interior de las articulaciones.

Yo sigo con lo mío, con mi rutina de días estresantes por la desidia, la misma que condena mi futuro como ellos dicen, pero yo pienso que la vida es un aprendizaje constante y que nada se aprende si hay obligaciones y prohibiciones de por medio. La sociedad humana es como un enfermo de esquizofrenia: nervioso, descarado, miedoso e imaginativo. Yo voy a seguir, eso lo tengo claro, y no por una recompensa, la vida eterna me la trae floja; sino por el placer de ser yo mismo, efectivamente reemplazando el fin por el medio todas las metas que se marca el hombre pueden ser grátiles.

jueves, 21 de abril de 2016

Puedo acobardarme ante la ilusión y la posibilidad destructora implícita que conlleva, pero no puedo negar la evidencia, he estado haciendo el idiota. Nada es tan bueno fuera de mi cabeza como lo imagino dentro de ella, supongo que si fuera destino ya habría ocurrido, soy un tipo sin esperanza. Camino de un lugar a otro y durante el recorrido me suceden cosas, capítulos del diario de navegación de un barco cuya travesía finaliza en el fondo del océano, y vuelvo a creer, vuelvo a sonrojarme, la vida me lo demuestra, hay que actuar como si estuvieras en un estado constante de enamoramiento súbito en el que todos tus actos desprenden luminosidad. Patético, ¿cierto?

Algunos me miran mal, ni siquiera por mucho tiempo, echan un corto vistazo y toman conclusiones; supongo que les parezco un loco, un quiero y no puedo del arquetipo de chaval enrollado encarnado por un tonto sin remedio. Yo nunca quise formar parte del juego, nunca quise ser el macho alfa, lo mío siempre fue ver, oír y callar y de vez en cuando dar la nota con los míos. Más allá de eso no critico el comportamiento animal, pero algunas clases de personas me hacen preguntarme si vivimos con todas las desventajas que otorga la inteligencia, los instintos y la ignorancia en lugar de ser al contrario. Supongo que el resto de especies nos ven como pobres animales aciagos que buscan el confort en placeres muertos.

La mayoría de desgracias que me ocurren ya no me afectan como antes, siento un leve pinchazo y enseguida la soledad de mis pensamientos me devuelve a la razón y contemplo todos mis pesares como la sentencia de una red inalámbrica de conexiones que interactúan entre sí dando forma a mis sentimientos. Todo lo que hay en mí puede expresarse con dígitos, me digo, la tristeza o la ira son sólo reacciones químicas en mi cerebro, me repito.

martes, 19 de abril de 2016

Hay una línea muy fina que separa la locura de la masturbación, la honestidad con uno mismo del ego, el amor de la soledad. Si yo pensara que el karma existe también podría pensar que algún día me llegará, y si no llega, ¿será porque soy consciente del dolor que genero a mi alrededor y no pueda ver cuántas cosas maravillosas hay en mí? Será por eso que el karma no me concede una redención, porque es a mí mismo a quien más daño hago. No sé si es una buena oportunidad para agarrar la felicidad y nunca soltarla o una prueba irrefutable de que los frutos del árbol que siempre comí están podridos.

Me he dado cuenta de que la dicha es una golondrina que de vez en cuando emigra y va cambiando de cabeza pensante a cabeza pensante, nunca se detiene por mucho tiempo, nunca está dispuesta a contentar a nadie por completo. Yo intenté cazarla, la encerré en una jaula, pensé que si el aire y la luz entraban a través de los barrotes podría disfrutar de ella todo el tiempo que quisiera sin importar las estaciones y la climatología, pero la cazó una primilla. Intenté retener a la felicidad, aunque no la hubieran matado habría muerto por sí sola.

Qué infame es la vida, antes de nacer ya es seguro que vas a morir, supongo que por eso todos nacemos con cerebro vacío de ideas, porque no podríamos soportarlo. Y no es hasta pasado muchos años cuando un niño se da cuenta de que todo lo que siente y lo que ve algún día ya no podrá ser percibido, que todo seguirá tal y como está salvo él, y que su muerte no sólo es el fin, sino que da cuerda al universo. Sin tu muerte todos moriríamos, ¿vas a ser tú lo suficientemente egoísta como para desear ser inmortal? La inmortalidad nunca me sedujo, la proximidad a la muerte siempre fue necesaria para mí, si supiera con seguridad que nada haría ceder mi sufrimiento... creo que intentaría separar mi cabeza del resto del cuerpo.

lunes, 18 de abril de 2016

another day starts under the rainbow

Escribir. Escribir hasta que la última gota de tinta del bolígrafo moje el papel, escribir hasta que las letras del maltrecho y sucio teclado se borren, escribir hasta que mis huellas dactilares se deshagan. Escribir, escribir y escribir. Escribir porque no hay vida más allá de eso, porque si no lo hago todo cae sobre mí y la ansiedad me dirige. Escribir no cura pero siempre ayuda, me da un poco de libertad gracias a la perpetua esperanza, sí, existe la libertad teniendo esperanza.

He de admitir algo, y es que incluso antes de vivir cualquier desgracia en mi mente ya me encuentro conjugando las palabras necesarias para describir dicho futuro y más que probable malestar, y lo peor es que si las cosas acaban por salir bien me siento despechado. Hoy he llegado a límites que no sabía que existían, más allá del abismo de la ansiedad y del nerviosismo por nada, como si existiera un motivo real por el que todavía no desisto, aunque si lo hiciera mis actos no cambiarían demasiado. 

Un día más, no es tan detestable este sentimiento, siempre me quedará el deseo de ser realmente feliz, ahora sé que podría serlo sin llegar a aburrirme, y si nunca se cumple espero que la muerte me arrolle en el momento menos esperado.

domingo, 17 de abril de 2016

Cuando estoy destrozado no hay nada que me haga levantar, ni siquiera algo de droga o la posibilidad de resolverlo todo con favorables resultados, la melancolía es más fuerte que mi adicción y las ganas de ser feliz. Las ilusiones se disuelven en la realidad como el azúcar en el agua hirviendo, igual de dulces e igual de arenosas, me gustaría ser más imaginativo para vivir sólo de mis sueños y morirme medio dormido. Siento una especie de ansiedad que va ligada a la dejadez y a la desidia, qué ironía. A ratos creo que el mundo cupiera en mi boca, pero no por mi esófago, por lo que la mayoría del tiempo el aburrimiento me invade como si no existiera nada que pudiera complacerme.

Llevo algunos días siendo muy feliz, más de los que estoy acostumbrado, me he dejado elevar tan alto por mis pretensiones que hoy la caída ha sido dura. Lo acepto, toda buenaventura exige una retribución, toda felicidad una devolución, y yo siempre estoy al corriente de pago. La esperanza me mantiene con vida, me arropa por las noches, me hace sentir mejor que la verdadera felicidad porque cuando la he conseguido significa que la aventura se ha acabado.

martes, 12 de abril de 2016

El corazón tiene más habitaciones que una casa de putas.

Quizás si un pájaro me prestara sus alas pudiera volar, a lo mejor incrustando las plumas que le sobren en mi piel. ¿Estoy perdiendo el juicio?, creo que sí, necesito una segunda opinión. Estoy orgulloso de mí mismo y mi talento, de haber encontrado un pequeño sitio sin necesidad de dar codazos, con paz; pero tengo miedo, no sé orquestar mis pensamientos, gestionar mis fuerzas, dirigir hacia un punto concreto mi foco de energía. No es lo único que quiero, en estas últimas semanas he aprendido cuán inmensa puede llegar a ser la satisfacción que infecta mi cuerpo y mi alma, después de muchas hora de trabajo el dolor de mi columna es dulce como el canto de un coro de ángeles. Ahora entiendo realmente a todos los devotos de su virtud, lo dan todo y lo sacrifican todo, el trabajo duro sólo tiene sentido si está enfocado a resolver el paradigma de tu existencia, es la manera única que cada individuo aprende para conseguir respuestas.

Pero sigo aquí, que es lo importante, mientras miro al suelo y aún así puedo diferenciar el brillo de los astros que me guían del resto de luces artificiales de pantallas de televisión y neones de escaparates. Me estoy convirtiendo el polvo para mezclarme con el viento y que entiendas lo que intento decir, trato de ser sincero contigo y me siento como un perro que no es capaz de morderte.

domingo, 10 de abril de 2016

El otro día fue el día más feliz de mi vida, tenía que contener las ganas de saltar y explotar de la ilusión con tal de no mancharlo todo de sangre. Fue la primera vez que tuve que hacer un esfuerzo para relajarme porque mi cuerpo estaba sufriendo una sobrecarga de felicidad, respirar y cerrar los ojos porque estaba motivado, me ardía el pecho, la luz me había encontrado. Cuando pasaron menos de veinticuatro horas volvía a sentirme como en cualquier otro momento de cualquier otro día perdido en el mar de números del calendario, pensé que duraría para siempre. Fui iluso, lo sé, incluso hipócrita, yo que siempre alabo la misera y el dolor que un hombre debe de sufrir para pulir su diamante interior, al mínimo sorbo de buenaventura me hago adicto a ella. Hoy en realidad me encuentro bien, sólo que mañana es lunes, y con él regresa ese eterno ciclo del que nadie parece cansarse: madruga, trabaja, come, mira un poco la televisión, duerme y vuelta a empezar, con una excepción cada fin de mes, toca desembolsar. Imagino tu cara y pienso, joder, qué estúpido soy, el universo trabaja extraoficialmente para unirnos y yo aquí rascándome le agujero del culo con cara de imbécil, miro mis manos y me pregunto qué haré con ellas que sea recordado. En algunos momentos me he cansado de estar cansado, me tumbo sobre la hierba con las arañas y las hormigas, me enseñan un mundo diminuto que no tiene cabida en nuestros obtusos cerebros, me dicen "todo va bien colega, si a ti no te importa, ¿a quién le importa?". Doy una calada más, el equivalente a estar un minuto más cerca de la muerte, pero no tengo prisa por morir, yo ya nací viejo, soy fuerte, criaron veinte años a un niño que nació muerto y ahora no ven el momento de que sea el entierro.

Una vez lo posees ya no es tuyo, tú le perteneces; mañana voy a mentir otra vez, que mis muertos me perdonen, me acostumbré a estar en el fondo, a ir y venir, a hacer breves visitas cada vez más constantes. No puedo apartarme de la oscuridad, quiero alumbrarla, froto mis manos para que el roce desgaste mi piel, quiero llegar al hueso, que de la fricción surjan chispas, buscar el fuego, matarme en vida.

martes, 5 de abril de 2016

La inesperada virtud de la ignorancia.

Cuando naces ya estás muerto, cuando mueres no ves nada que no hayas visto antes, nunca has estado vivo, la vida es sólo una ilusión. Pero tú sigues en el teatro, actuando cuando crees estar viviendo y fingiendo incluso cuando piensas que eres sincero, no podrías rechazar ese papel aunque lo interpretaras durante un millón de años. No tendrías cojones.

En cada ladrillo veo el rostro de quien lo puso allí, camino por la calle y en el reflejo de las marquesinas de las paradas de autobús miles de ojos me contemplan. Ojos viejos, cansados... reclaman su momento de gloria, quieren ser recordados, diferencian muy bien a los escritores del resto de personas mediocres. Si escuchas que llaman a la puerta no abras, no des permiso a extraños para entrar en tu cabeza, incluso si oyes una voz al otro lado de la madera diciendo que es dios, no abras, nunca lo creas, si te ofrece grandes recompensas aún menos. ¿Popularidad? ¿Quién quiere popularidad?, la popularidad es sólo la cuñadita guarra del prestigio. Yo quiero alegría y danza, nada puede detenerme, y si algo lo consigue caigo en picado hacia el fondo del pozo lo más rápido posible para volver a salir de él cuanto antes, no evito la melancolía, ella me hizo crecer, ella es mi segunda madre. Siento pena de quienes rechazan el dolor, a quienes en las noches de ansiedad un cristal opaco cubre sus miradas y no les permite ver el cielo estrellado, ¿si jamás se sintieron como putos dementes cómo van a llegar a verse cuerdos? La soberbia me hizo libre y la esperanza me mantiene a flote, aunque la vida se ría de mí con buenos resultados yo nunca desistiré, si quieren verme muerto tendrán que matarme.

domingo, 3 de abril de 2016

La vida cambia, las cosas cambian, se clavan en mí, doy gracias a dios. Todo corre en un sentido, trayecto en dirección a la muerte en asientos de primera clase, pónganse cómodos, no durará mucho. Son las seis de la mañana otra vez, no tengo prisa por mejorar, aún hay demasiada miseria que retratar, demasiado que aprender. Sé que no tiene sentido buscarle un sentido, las cosas son así, no hay un botón o una palanca que activar para que el cielo se despeje de nubes y la contaminación se segregue de la tierra, no existe la magia si no eres tú quien saca al conejo de la chistera. La promesa de una luminosa y fascinante felicidad al final del camino resultó ser un mejor carburante que la propia felicidad, tal vez piense de ese modo porque nunca la conocí en realidad. ¿Es más triste saber que nunca fui feliz a creer que durante algún tiempo sí lo fui?

Yo aquí sintiéndome culpable por tirar una colilla al mar y al otro lado del mundo un volcán en erupción quema vivos a miles de animales, yo aquí sintiéndome culpable por formar parte de un sistema podrido que basa su existencia en el abuso a los más débiles y al otro lado del mundo miles de hombres arrasando vidas en nombre de la libertad.