martes, 12 de abril de 2016

El corazón tiene más habitaciones que una casa de putas.

Quizás si un pájaro me prestara sus alas pudiera volar, a lo mejor incrustando las plumas que le sobren en mi piel. ¿Estoy perdiendo el juicio?, creo que sí, necesito una segunda opinión. Estoy orgulloso de mí mismo y mi talento, de haber encontrado un pequeño sitio sin necesidad de dar codazos, con paz; pero tengo miedo, no sé orquestar mis pensamientos, gestionar mis fuerzas, dirigir hacia un punto concreto mi foco de energía. No es lo único que quiero, en estas últimas semanas he aprendido cuán inmensa puede llegar a ser la satisfacción que infecta mi cuerpo y mi alma, después de muchas hora de trabajo el dolor de mi columna es dulce como el canto de un coro de ángeles. Ahora entiendo realmente a todos los devotos de su virtud, lo dan todo y lo sacrifican todo, el trabajo duro sólo tiene sentido si está enfocado a resolver el paradigma de tu existencia, es la manera única que cada individuo aprende para conseguir respuestas.

Pero sigo aquí, que es lo importante, mientras miro al suelo y aún así puedo diferenciar el brillo de los astros que me guían del resto de luces artificiales de pantallas de televisión y neones de escaparates. Me estoy convirtiendo el polvo para mezclarme con el viento y que entiendas lo que intento decir, trato de ser sincero contigo y me siento como un perro que no es capaz de morderte.

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