domingo, 4 de diciembre de 2016

how to improve

Step 1: drink some beer, meet people, have fun. Drink more beer.

However, I feel fine, disaster comes down over me, but I am still here. I am already dead, but I don't know yet. Ironic.

Step 2: drink some vodka. Repeat step one if you need. Smoke whatever thing that goes to your lips.

I'll clean my body for the incision. I'll be ready. I am fantastic.
I am in the drainage. I stay in there for a while, I talk with the rats and hear the secret mental conversations that the humans keep with themselves.

Step 3: go back home, close your eyes, concentrate your mind and focus the meaning of your pain, it will be more charming with the passing of time. Write some lines. Sleep.

I just want to listen beautiful chords, the birds and the loud from the engines. I want to hate you for the sins you never did, I pretend to be aparently friendly, it's just a lie. Do not ever believe my face.

Step 4: wake up, express thanks god for the gift of life and sorrow, use all the tricks you learned.

Step 5: repeat all steps until the end.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

de pain

I prefer to be alone more than disturb the rest with my usually decadent presence, but that's not for them, just for me. So well, I have to confess I've broke some hearts trying to repair mine, and it was something I never really cared for, I didn't feel guilt, maybe shame after all those horribles and beautiful nights. But I am absolutly sure it worth the trouble. Or not.

If you want to summarize life with only one word you must say pain, this is what I teached them. I like to think I've been a some strange type of exterminator angel who was made to destroy the ilusions and the aparently good intentions to show people what to live really means. Okey, here it goes one more time: PAIN. Pain covers everything, from the cute and horny thoughts in our automasturbater minds to the interior walls of every stomach. Time and reality put up with nothing.

So what remains? Where are the reasons to stay here for decades waiting for the last goodbye? If I thought life has no meaning surely right now I could be hanging, or jumping outside around the flowers while the sunshine heats up my skin, or fucking them better than I did.

John Frusciante & Omar Rodríguez-López - ZIM 

sábado, 26 de noviembre de 2016

Yo estuve tratando de plasmar la inmensidad en un fragmento de papel de 10 x 15, escribir el poema definitivo, encontrar todo lo que un humano puede esperar de la vida. También intenté entre tragos del cartón componer una melodía que pudiera explicar con sentimientos lo que hay a nuestro alrededor, y es tan bello lo que pude encontrar adentro como de tenebroso lo que me encontró afuera. Hay voces en mi cabeza que me hablan a veces, lo hacen en algún idioma que no conozco, tal vez lenguas muertas del pensamiento y la psique que sacrificamos en pos de la cultura neones atrás.

Ataxia - Another

jueves, 24 de noviembre de 2016

En los bares suelo encontrar cierto tipo de clarividencia que parece extinta en el resto de lugares del mundo. Allí los hombres y mujeres se maltratan o se percatan de cuánto se aman y después se maltratan. El camino a la iluminación está en el fondo del vaso, el primer paso es el primer trago. Y cuando te sientas grande y todo el mundo te parezca atractivo en el fondo, entonces ámalos y fóllalos y no pidas perdón y vive construyendo cosas. Al fin y al cabo a todos nos sale mierda por el culo.

Allá por los bares hay camareras amables y mujeres resplandecientes de belleza adolescente, fumadores empedernidos, músicos de poca monta e italianos que buscan hachís y sexo. Hay de todo también por las calles cercanas, como en los corazones de las personas que las frecuentan; miedo y mucha histeria que ocultan tras vino dulce y espuma.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Soy ese hijoputa con la polla tiesa caminando por la calle soltando por la boca densas nubes de humo periódicamente, un manso cachorro junto a la multitud y un loco animal depredador en soledad. No sé por qué quise embaucarlas, entiendo que las personas malas cometen actos malos porque en su corazón hay dolor, nadie está exento de sufrimiento por lo que tal vez cada acción ruin que llevamos a cabo tiene justificación. Es lo que me digo cuando recuerdo el dolor que he causado y aún causo.

Tienes que haber experimentado la brutal oscuridad para de verdad agradecer cada rayo de luz, podríamos decir que yo he visitado ambas caras.

Yo soy ese hijoputa, el de la máquina de escribir metida en la cabeza, el tipo que analiza y camina en busca de la inmundicia y la suciedad. Ten cuidado conmigo, con dos palabras puedes hundirme.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Tengo conexiones mentales y problemas neuronales, también una red de accesos a paradigmas ocultos de mi cerebro. Unos huesos unidos a otros huesos y recubiertos por carne y pellejos, una idea que flota y en ocasiones me quema y solo puedo extenuar si la saco fuera. Un cuerpo mortal sin batería de litio, unos dientes algo torcidos, un cabello que crecerá hasta después de mi defunción. Soy todo lo que ven y lo que miran en todas partes, pues entre los pliegues de mi piel también perdura el rastro del casi infinito tránsito por el que toda materia ha de pasar. Yo soy la vida y la muerte, y aún más tarde de que mi cuerpo se degrade y mi conciencia se pudra, podría decirse que seguiré con vida.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

die you bastard

Suena el bang, suenan las alarmas y repiquetean las pisadas. La gente se muere, la gente se mata entre sí, ¿es la tercera guerra mundial? ¡No!, es el estado del bienestar. El mundo está lleno de obstinados que no sabrían diferenciar entre el sionismo que se disfraza de la señora justicia y la verdadera voluntad popular, el problema es que la gente no sabe lo que quiere porque no sabe que está siendo esclavizada. Hasta que el mundo escuche a los poetas el mundo seguirá roto, y por momentos mientras disfrutas de la droga o de un sensual solo parecerá que va a mejor, pero es solo una ilusión.

The Dead Weather - Rough Detective

lunes, 7 de noviembre de 2016

Un poeta a través del tiempo

Hubo durante un tiempo un hombre que pisaba la tierra por donde caminaba, respiraba el aire que inhalaba y escribía los versos que la providencia le mandaba. Ese hombre era un poeta con mil musas en cada ápice de cualquier sustancia viva o inerte, pero con solo una dentro de los parámetros mortales. ¡Polvo somos y en polvo nos convertimos!, decía, ¡así que yo solo puedo amar al polvo! Y tan supremo era el querer que sentía por su amada, y tan profunda la pasión que le procesaba, que cuando ésta se marchó por siempre nuestro poeta pensó que jamás volvería a sentir lo mismo.

¡Qué arda mi cuerpo en el caldero eterno si es menester para que yo pueda abrazar mi alma gemela una última vez!, decía. Pero Dios, aunque siempre benevolente con él, en esta ocasión no le otorgó lo que pedía.

¡Si tengo que desafiar las leyes, no dudes que lo haré! Tú que eres sabio, viejo y manso, ¡prepárate pues para ver! Y la ira y el dolor por vez primera le sirvieron de combustible para hacer trabajar la mente en lugar del corazón, y su despecho era tan grande que su amor se convirtió en inteligencia y fabricó una máquina que le permitió viajar al pasado.

Lo hecho, hecho está, y no pudo comprender el pobre infeliz que el tiempo es lineal y que la tinta que se evaporó no regresará aunque retrases el reloj, por lo que su amada no sólo murió de nuevo en una capa inferior del espacio-tiempo, sino que no pudo disfrutarla como él quiso ya que en el tiempo pretérito su otro yo ya ocupaba su tiempo, y no él. Fue entonces que se percató de que odiar a Dios es odiarlo todo, y que personificarlo es un error común dentro de la psicología humana.

Fue el poeta hasta el altar y susurró. Sé que puedes oírme y que en tu transparente piel sientes el mismo dolor que siento yo en el corazón, pero si sufres como yo sufro no entiendo cómo pudiste hacernos esto.

Y Dios le contestó. Muchacho, si tuviera piedad de todo aquel que sufre más sufrimiento habría. Y no temo tanto al dolor como a la carencia de conocimiento, que por otra parte sin dolor no puede existir.

Y el poeta insistió. ¿Y qué sentido tiene guardar luto en vida, y devoción, y amor por los muertos y llevar una existencia decaída para que por resistencia y esfuerzo tú nos otorgues el descanso eterno? ¿Qué sentido tiene llamarle a esto vida si más que al cielo se semeja al infierno?

Entonces Dios calló y pensó, y su pensamiento en forma de respuesta llegó a la mente de todos los mortales. Porque aquel a quienes ustedes llaman Dios durante el día viste túnicas blancas, y por la noche luce cuernos y patas de cabra.

Así como la vida y la muerte están unidas, también lo están el bien y el mal.

sábado, 5 de noviembre de 2016

En la penumbra de mi habitación sólo estoy yo, yo mismo y mis fantasmas. Yo y la columna de humo que asciende desde un extremo del porro hasta el techo, la columna de humo que asciende desde un extremo del porro hasta el techo y yo. Sostiene el mundo con su ondulante contoneo, un soplido o siquiera un suspiro y a la mierda. También está el ruido de la lluvia casual, el zumbido del tendido eléctrico y el piar de los ruiseñores; me hacen recordar que mientras todos duermen ocurren cosas. Cierro los ojos y me concentro en la nada, incluso allá hay algo que ver, si sabes traspasar la primera capa de piel de tus párpados encontrarás maravillas luminiscentes.

sábado, 22 de octubre de 2016

Hay mucho mal en mí. Pienso a veces que nunca mi comunicación con otra persona será cien por cien fidedigna y completa, mi locura rebasa los límites del entendimiento ordinario y común, escribir sobre ello tal vez sea un lento descenso hacia la locura. Probablemente no, pero tampoco espero que me sane.

Tengo poco que decir últimamente porque siempre es lo mismo, las ilusiones llegan a veces en grupo, poco después se disuelven y no queda nada de ellas. Son como el agua que se derrama sobre el piso, si la dejas ahí por un tiempo se evaporará y no quedará testimonio alguno, salvo tu recuerdo. En ocasiones nada importa, de hecho todo el rato lo único que importa son las reacciones electroquímicas que suceden como explosiones estelares atómicas encerradas en un microcosmos dentro de mi cráneo, todo eso son hechos fácilmente tergiversables por la psicosis propia del comportamiento humano. Probablemente no esté más enfermo que cualquier otra persona, quizás rebaso un poco la media, pero es la situación en la que me encuentro la que me hace palidecer ante mis ya arraigados dolores mentales, es el conocimiento acerca de los mismos lo que me destruye. Ah, fuente del deseo y del dolor.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Me gusta caminar por ahí con el perro bajo el cielo nublado que amenaza lluvia, si fuera una persona tal vez sería un cabrón, pero el hecho es que un cuadrúpedo diseñado para matar que come mierda de otros chuchos y se mea en la puerta de la nevera. Es un buen perro, sabe manipular a los humanos, sabe dar pena para que lo saque a pasear y en la calle hacer lo que le da la puta gana. Creo que si fuera una persona sería un tipo interesante, pero no lo es así que no tengo que preocuparme con que ande hinchando las pelotas diciendo qué o haciendo qué. Come, caga, mea y ladra, nada más. No sé si piensa demasiado pero sé lo suficiente para que me guste su compañía.

domingo, 9 de octubre de 2016

Allá hacia donde dirijo la vista solo veo la pena y la inmundicia, un yonqui conocido del barrio se acerca a la ventanilla del coche y nos pide un cigarro, no consigue su propósito pero en su corazón un atisbo de esperanza persiste. Esperanza porque un paquete de tabaco entero caiga del cielo a sus manos, por ejemplo, es improbable pero no imposible. La esperanza es aquello que puede aletargar el más profundo de los vacíos hasta lo inaguantable o elevar la resistencia hasta umbrales desconocidos. Yo conozco bien la sensación. Nada bueno ha ocurrido y tampoco hay señales de que nada bueno vaya a ocurrir, sin embargo yo persisto en mi lucha contra el tiempo, una lucha que sé de antemano que no podré ganar. La esperanza del yonqui la llamo yo.

Si dios está mirando sabe que estoy peleando con brío siempre por ser sano, por no odiar a nadie, no sé dónde reside la verdadera iluminación pero de seguro lo hace lejos del odio. Un sabio me dijo una vez que mi alma era un alma vieja y que como resultado de tantas vidas experimentadas en mi interior guardo una llave, pero yo continúo sintiéndome un crío. Tal vez en eso consista el ciclo: nacer, vivir, morir; y enfundados en nuevos cuerpos convertirnos en adultos con la seriedad de un niño.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Escribí un bonito poema que mandé al carajo al día siguiente

Me gusta el cine, me hace pensar cosas interesantes. Me hace pensar que el amor no es para mí cuando veo un primer plano de dos amantes besándose frente a la cámara, tan bellos, tan pulcros, tan perfectos. Eso no es para mí, no es para mí desear ser un retrato, no es para mí contemplar el atardecer agarrando tu mano urdiendo un plan perfecto para que la noche salga bien. Soy un tipo cansado. Si no te esfuerzas no consigues nada. Soy un tipo sin ilusiones por emprender. Tengo miedo de que la mecha se consuma antes de encender la vela.

No sé demasiadas cosas, los hombres fuertes y agresivos están hechos para follar y las mujeres jóvenes y bellas para ser folladas. ¿Dónde me sitúa eso? Me hace sentir triste saber que la actitud pasiva de la gran mayoría me impide ver el resplandor de los individuos.

domingo, 4 de septiembre de 2016

El pene sideral (2)

El pene sideral un día pasó cerca de La Tierra. Desde allá arriba advirtió decadencia, odio, muerte y destrucción. Él no entendió por qué. ¿Por qué habiendo tantas pollas con tantos coños alrededor nadie es capaz de ser feliz o ni siquiera de contentar a los otros? Y a pesar de la ignorancia, de las injusticias y de la macabra idea de que tantos agujeros vacíos en el mundo necesitan ser llenados, el solemne pene sideral sintió envidia del resto de vergas colgantes como péndulos del planeta. Él había llegado lejos, ya lo creo, más que ningún otro pene. Probablemente seguiría siendo así por el resto de la eternidad.

Él sabía de nuestra existencia como ente omnisciente, nos conoce como el mar conoce los granos de arena. El pene sideral había surcado las más impenetrables tinieblas del multiverso, pero su reflejo en un asteroide de hielo gigante fue lo más parecido a un dios que vio jamás. Se pregunta de qué manera la mayor parte de la humanidad pudo subyugarse ante un recopilatorio bien escogido de recuerdos escritos sobre un hombre que vivió casi dos mil años atrás, ante la creencia de que rezar y evitar ciertos placeres les otorgará la vida eterna. Hubo un tiempo en que el majestuoso pene sideral surfeaba por las olas de plasma líquido de la estrella Belatrix, en el hombro de Orión, desde allá divisó cantidad de estructuras no naturales que imitaban la posición de las otras tres estrellas que formaban el cinturón. Calculó la distancia entre la supergigante azul y La Tierra, doscientos cuarenta años luz. Vamos allá. Entonces contempló una civilización que se estaba pudriendo, en Alejandría estaban borrando todo rastro de una basta cantidad de conocimiento para una sociedad tan primitiva. Entre tantos escritos había uno de Eratóstenes, que doscientos años antes del nacimiento de Cristo ya había averiguado que nuestro planeta es redondo y que mide cuarenta mil kilómetros; o de Aristarco de Samos, que también por aquella época ya averiguó que vivíamos en un lugar redondo y que además giraba entorno al Sol como el resto de planetas visibles. Esos conocimientos fueron eliminados, y hoy, a los humanos sólo nos quedan diminutos pedacitos con los que reconstruir la historia con un poco de imaginación. Sabe bien el gran pene sideral que la verdadera iluminación nunca pasa por eclipsar a los demás.
Por las noches hago cualquier cosa para matar el tiempo, barro el suelo, dibujo, escribo, pinto y leo. Leo cualquier cosa, lo devoro todo, desde novelas de Bukowski y Burroughs hasta relatos semireligiosos de autores que nunca recuerdo pasando por Sacks, Kafka o Sagan y artículos antiguos de revistas científicas. También veo películas y la televisión en general, escucho música y ordeno mis CDs, cualquier cosa antes que pensar. Cocino, como, friego, cago y me lavo los dientes, cualquier cosa antes que pensar. Pensar no es malo, pero puede llegar a acercarte demasiado a la ansiedad si viene acompañado de congestión nasal e insomnio. En esos momentos en los que me revuelco entre las sábanas como un cerdo en la mugre o como un narcolépsico en su ataúd bajo la sepultura, esos momentos me hacen preguntarme quién soy y qué sentido tiene ir siempre un paso por detrás de la felicidad. Sí, ya lo creo, esos momentos que pueden llegar a alargarse durante minutos u horas me despojan de todo sentimiento salvo el de la pena, me envuelven en una gran interrogante blanca, qué sentido tiene. Entonces el infierno se hace palpable, tangible, tridimensional, y no hay nada ni nadie que pueda sacarme de él. Lo sé porque así lo siento en esos instantes, y no hay compañía que me aliene de la soledad o actividad que disuelva las malas ideas, a pesar de las pruebas y de las innegables evidencias de que la vida merece ser vivida en esos momentos empeñaría cualquier cosa por deshacerme de mí mismo. También daría cualquier cosa por sentir lo que los demás sienten, y que el amor que me gustaría sentir constantemente se mantuviera en el aire flotando en lugar de colarse por los huecos de la mosquitera y marcharse tal y como vino, me encantaría querer poder querer entusiasmarme aunque sólo fuera por entretenimiento, y emprender el camino previo al beso sin sentirme un autómata y sin sentir que hago perder el tiempo a los demás. Me encantaría sentirme débil y moldeable, capaz de esconder el rabo entre las piernas a cambio de una caricia humana.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Bueno, me mantendré trabajando un día más, una vez más limpiando el sarro de detrás de mis dientes con un alfiler y un espejo bucal, tratando de ser honesto conmigo mismo aunque no siempre pueda. Durante breves momentos me siento capaz de conseguir cualquier cosa y al poco dudo incluso de la veracidad que me impulsó hacia el deseo, de los motivos por los cuales reivindico las cosas. 

(Cojo el cigarrillo que descansa en el cenicero, lo llevo a la boca y lo prendo, doy una calada y vuelvo a posarlo. Cuando se apaga lo agarro de nuevo, lo devuelvo a mis labios y lo enciendo otra vez).

Me pregunto si tan siquiera merezco desearte, o debo, o puedo, o en función de qué parámetros puede llegar a ser molesto o tormentoso. También me pregunto si esto se resuelve comprando un libro nuevo, o dos, y si la soledad que siento es autoinflingida, o no.

(Regreso al cigarrillo y a las cenizas, antes de terminarlo ya estoy pensando en liar el siguiente. No me pregunto si me apetecerá, en mi mente todo está predispuesto y siempre es así con todo).

¿Traerá el día nuevas sorpresas que puedan alumbrar las que arrastra la noche? ¿Podré resistirme o empujarme a atravesar el cordón de terciopelo rojo que separa la obra de arte del resto de fragmentos de barro con forma humana que lo observan? Podría hacer grandes cosas.
¿Cuáles son los límites del dolor? ¿En qué lugar concreto del cuerpo se encuentra el amor? ¿Acaso es un engaño y nos enamoramos porque el resto también lo hace? ¿Es una cuestión social o evolutiva? 

Anoche escribí un bonito poema sobre el que me sentí avergonzado. No lo escribí como excusa para fumar y hacer tiempo hasta que amanezca, como hago esta noche, lo hice intentando cambiar mi destino. Demasiado autodestructivo y repetitivo, el día a día puede serlo, pero prefiero el tedio de la rutina a la indeseable sorpresa de la desesperanza. No estoy triste, pero en una carrera de fondo no siempre puedes estar al cien por cien.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Vive, maldita sea.

La mierda fluye colina abajo, poco a poco se va diluyendo, por eso subí hasta la cima, sabía que la gravedad me ayudaría. La ansiedad es muy puta y cuesta domarla como a un toro bravo, te subes sobre ella y al primer trote ya estás en el suelo y con más agujeros que un colador. Pero ni las cornadas ni los huesos fracturados pueden pararme, yo siempre permanezco en el cajón de salida esperando mi momento aferrado a su lomo. Estoy rodeado por la pena, pena en el congreso, pena en las calles y en las caras de la gente que amo, al carajo con todo eso, no sé ustedes pero yo voy a intentar ser feliz una vez más.

Pasan las semanas, los meses y los años y yo sigo sintiéndome el mismo niño, lo de la adolescencia era un cuento, el dolor persiste durante el resto de tu tiempo. Unos problemas sustituyen a otros, las prioridades son derrocadas también por otras de su mismo género y al final lo único que perdura es el sentimiento de no haber conseguido siempre lo que uno apuntaba. No me importa igualmente, yo mantengo mi fe, guardo un pedacito de ilusión para cada momento de dolor, raciono la poca esperanza que me queda y al marcharse el chubasco el cielo me regala algunos rayos de Sol.

miércoles, 24 de agosto de 2016

La mosca de los cojones

Fue muy tarde durante la noche, como a eso de las cuatro o cinco de la madrugada. Estaba yo tumbado en el sofá agustito en mi lecho de ácaros, liando un cigarrillo, cuando una gigantesca mosca entró zumbando por los ventanales de la terraza, una de esas moscas enormes que se posan sobre las jugosas majadas de perros espantando a las demás coronándose reinas de la mierda. Lo primero que hizo fue ir a por la luz, se chocaba contra la bombilla, no parecía que le sentara muy bien. Siempre me pregunté qué es lo que tienen los bichos con las bombillas y con la luz artificial en general, qué les satisface tanto. Aunque no veo satisfacción realmente, sino animales comportándose como yonquis. Hay algo en las luces que fabricamos que para los insectos es como para los humanos las drogas, se arremolinan alrededor de ellas sin ni siquiera planteárselo y les mata lenta y progresivamente. Iba de un lado a otro de la habitación dándose golpes con el gotelé de la pared, eran rudas embestidas para un organismo tan ridículo. Oía sus choques, una y otra vez, y la veía moverse a lo largo y ancho de la sala. Maldita sea, ese repugnante bichejo que se alimenta de la porquería me estaba jodiendo la noche. 

Me levanté para coger el insecticida, cuando volví a la habitación ya no se escuchaba nada. Caminé despacio y entonces volví a divisarla, por unos instantes se había demorado para descansar sobre el marco de un cuadro. De nuevo hizo toda clase de movimientos, yo la seguía con la mirada apuntando con la boquilla del aerosol el recorrido que hacía tratando de anticiparme. Era bastante difícil de predecir así que simplemente solté una nube de gas tóxico alrededor de la lámpara cuando se encontraba pululando a su alrededor en círculos. Hizo un ademán de volver a toda hostia por donde había venido, pero enseguida regresó empujada por la insaciable sed de luz. Yo seguí soltando todo ese veneno en el aire hasta que cayó sobre la mesa de cristal, ahora se escuchaba más que nunca el zumbido de sus alas retumbando contra el cristal. Siguió así por casi un minuto. Yo la observaba, maldita bastarda, y no sentía piedad o arrepentimiento. Cuando dejó de batir sus alas algo dentro de mí lo celebró con champán y confetis, por fin podría ver Mr. Robot tranquilo. Ya no vas a joderme más, hija de mil putas.

martes, 23 de agosto de 2016

Es peligroso jugar con la ilusión, no hay mucho más que decir, las personas más cercanas a mí dicen que soy muy independiente, pero cuando miro al espejo yo sólo veo carencias. Este sabor en mi paladar me hace titubear entre el rencor y el remordimiento y la más extrema y apática felicidad, me hace sentir extraño. En mi interior estoy notando el cambio, apuesto duro, y no todos los días me siento bien. Supongo que en esto consiste un cambio, en tropiezos y aciertos, visto desde una perspectiva cósmica somos como explosiones y reacciones químicas al azar que dieron lugar al inmenso pozo de mierda donde habitamos y del cual formamos parte. Lo imaginaba de otra manera, con drogas y fiesta y sexo y atardeceres perfectos y una canción de Radiohead sonando de fondo, y al final justo antes de los créditos un primerísimo plano de mi rostro sonriendo sinceramente por primera vez desde que fue fabricado.

Somos artefactos extrañamente diseñados para joder, también capacitados para amar, y aunque siempre necesitamos el contacto con los demás también somos conscientes de que dicho acercamiento nos produce sufrimiento. Si hay un gran arquitecto me pregunto el motivo, qué carajos le empujó a crear un universo frío y yerto y colocar pequeñas partículas vivientes en su interior para que estas lidiaran con todas las dificultades del medio. Somos ratas de laboratorio, de un laboratorio enorme para el disfrute de nadie. Tal vez Dios sea un currito, tal vez él no pinta nada en esta mierda y simplemente pulsara el botón. 

domingo, 21 de agosto de 2016

Estoy trabajando duro para que pasados otros veinte años no me haya convertido en un pirado esquizofrénico, estoy trabajando duro, ya lo creo. Y no es por las mentiras o por ser reconocido o por no sentirme humillado, es que en serio, no quiero acabar colgado de una lámpara. Guardaré mis sentimientos en pequeños tarros de formol para que cuando la cordura regrese a mí los viejos recuerdos no sepan a agrio, haré un esfuerzo, otro esfuerzo y después otro más, al final del camino no sé si merecerá la pena pero no hay una elección mejor. La vida que los demás viven me repugna, pero tengo que parecerme un poco más a ellos, no todo lo que todas las personas tienen es despreciable.

No tengo miedo, por algún motivo el miedo se está esfumando sin dejar rastro, hay un asesino cerca que cuida de mí. Estoy dispuesto a cualquier cosa y cualquier cosa será tomada por mis manos, todos los reyes se coronan a sí mismos. Un día más es un día menos.

sábado, 20 de agosto de 2016

Mientras escriba todo irá bien, sigue siendo por muchos años que pasan el mejor de los medicamentos en un mundo de placebos. Escribir es bueno, cualquier cosa que mantenga la mente ocupada es buena, es bueno también fregar los platos o caminar. Lo es porque en ocasiones el ruido de la maquinaria interior es tan fuerte que no te deja pensar, no deja discurrir el coco, es grato no pensar a veces. El deseo me poseyó más que mis pertenencias, talento, instrumentos, ilusiones; todo basura en comparación, y como nada tuve jamás no sé qué se siente siendo preso de las posesiones. Estoy sentado plácidamente en la barca con Caronte a mi lado compartiendo un cigarrillo surcando olas de fuego, me dice: chico, lo único que te llevas a este mundo es la satisfacción de haber tenido una buena vida, así que como sólo mueres una vez haz cualquier cosa por tener un final memorable.

viernes, 19 de agosto de 2016

Solo un poco más, un poco más lejos, un poco más alto. Siempre intento conseguir un poco más de lo que invierto, suena triste para algunos pero es mejor hacer borrón y cuenta nueva cuando las cosas se tuercen y no merece la pena esforzarse por enderezarlas, por eso existen minas abandonadas. Hace un par de noches recé en los albores de la mañana porque no podía soportarlo, no sé si había alguien allí pero pareció escucharme, con eso y un poco de sudor pueden conseguirse grandes cosas. Incluso en los momentos más oscuros cuando una masa uniforme de heces me rodea me siento feliz, he sentido la felicidad en el infierno, es más dulce que la melancolía. Cuando llega es como un bang, azota mi cabeza y remueve mis ideas, me siento en paz en esos momentos, es un oasis. Nunca quise vivir enterrado entre placebos, rodeado de ideas huecas que sanan el ego pero no suturan el corazón, yo siempre quise la verdad y que esta me apuñalara de frente.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Anoche caminamos entre los árboles por una carretera oscura, un pequeño gato nos siguió, se acercaba a nuestras piernas y se rozaba con ellas. Nos tumbamos en lo alto de la pendiente, el cielo estaba despejado y alumbrado por La Luna, los montes y los árboles eran un poco menos oscuros que de costumbre, yo también lo era. El gatito corría, maullaba y se rozaba con nosotros, lo acariciaba siempre que se acercaba a mí y me hacía sentir magnífico. Era de nuevo una de esas noches especiales por las circunstancias que se repetía años después y que se mantuvo flotando en la memoria como tantos otros recuerdos de noches curiosas. 

Casi en la rivera del río contemplé de nuevo el altar iluminado por tenues velas de la virgen patrona del pueblo, le di mis saludos, aquel sitio siempre me trató con dulzura. Regresamos por el mismo camino repleto de negrura entre los árboles, el gato corría delante de nosotros y se paraba a lo lejos, su figura se distinguía como una mancha blanca surcando la oscuridad, cuando llegábamos esperaba sentado hasta que nosotros cogíamos distancia y entonces volvía a dar una carrera enorme hasta adelantarnos. A veces se perdía y nos pedía ayuda y teníamos que retroceder un trozo de camino hasta que nos encontrara. Era un pequeño guepardo.

Se me partió el alma cuando tuvimos que asustarlo haciendo ruido y corriendo hacia él para que dejara de seguirnos y no se perdiera de regreso en largo camino desde la casa al pueblo cuando llegáramos y no pudiéramos dejarle entrar, ni siquiera vivíamos allí.

martes, 9 de agosto de 2016

Ese porro, ese pequeño trocito cuadrado de hachís cortado que encuentras sin buscarlo, que por casualidad ha llegado a tus manos en el momento más necesitado. Estaba allí, no fui yo quien lo colocó, tal vez sí, pero no recuerdo haberlo hecho. Es curioso, casi mágico, algo así como un regalo no intencionado de ti para ti desde el pasado al futuro-presente cercano. Como si te quisieras menos cada vez y a cada minuto estuvieras sesenta segundos más cerca de despreciarte por completo, porque sabes con seguridad que jamás nadie te hizo un regalo tan bello e inesperado.

lunes, 8 de agosto de 2016

El pene sideral (1)

Érase una vez un pene sideral que viajaba a través del cosmos inseminando planetas, sembrando vida. Recorrió distancias incalculables, traspasó los límites del espacio-tiempo, visitó galaxias lejanas y primigenias emponzoñadas por el frío almíbar de la no-existencia. Ha visto cosas que no podemos imaginar. Él va surcando el infinito, ha visto el borde del Universo y contemplado lo que hay más allá plegarse ante el incesante martilleo en expansión, nada se resiste, hace suyo todo lo que no estamos físicamente preparados para entender si lo viéramos. Ha observado lo que hay en el interior de los agujeros negros, y es que después de que una supernova colapse y de lugar a la singularidad, en su interior un nuevo universo en miniatura florece y la explosión es su propio y diminuto Big Bang. Ha atravesado más de una vez el horizonte de sucesos, paseando por los eones y las eras y las tinieblas ha ido y venido desde la dimensión más plana y diminuta hasta las más coloridas repletas de fractales. El pene sideral, ha visto muchas cosas.

domingo, 7 de agosto de 2016

Bueno, me siento bien en soledad fregando los platos o barriendo el suelo. Nada que hacer salvo lo que quiero hacer, dormir es de maricas que no tienen tiempo para el arte pero que si lo tienen para imitar a un cadáver ocho horas al día. La muerte se acerca y nos horroriza el eterno vacío cuando desperdiciamos la tercera parte de la vida soñando. No hay reglas, no hay entretenimiento ni compañía, solo yo conmigo mismo y una casa vacía. Están los errores y el fracaso, la fácil excusa y algo que no estoy dispuesto a permitir que entre en mí. Arrepentimiento.

jueves, 4 de agosto de 2016

Saturday night

—Por una parte me apetece romper algo. —Dijo mientras yo tocaba algunos acordes sueltos. —Yo creo que soy más feliz... Creo que no necesito llevar para adelante a dos personas como yo.

Yo le miraba fijamente, no tenía nada útil que responder. Me descolgué la guitarra, la dejé en la cama y me senté junto a ella.

—Encima me supera, tío. Será por la edad, pero no sé. Es que estoy hasta los putos huevos, ¿sabes? —Murmuró algo. —Ella se creé que yo estoy aquí para eso, para hacer realidad todas las cosas que a ella... —Hizo una pausa y dio una calada a un cigarrillo de liar. —¡Anda a tomar por culo! —Y expulsó el humo violentamente. —¿Es que tú te crees que una persona puede ser una puta princesa, tío? Es que lo odio. Es que odio a la gente así, tío. Y estoy con un persona que es así. 

—Bueno, yo... —Dije vacilando. No había nada que decir, pero la tensión de la situación era molesta.

—Tú nada. No tienes que decir nada. No tienes por qué tener una opinión. —Dijo interrumpiéndome. Sentó su culo en la silla y fumó otra calada. —Se cree que ella se lo merece, ¿por qué? Pues no te lo mereces. 

El amplificador soltaba un leve zumbido debido a algún contacto en el cableado interno de la guitarra, el instrumento era más viejo que yo.

—¿Qué es lo que soy al fin y al cabo? Esto no es una relación, simplemente estoy educando a una niña. Soy su padre, soy un viejo disfrazado de joven.

El murmullo de la guitarra había aumentado progresivamente al igual que la gravedad de sus palabras, lo habían hecho al mismo ritmo, con la misma cadencia empezando desde la nota más grave. Continuó fumando su cigarrillo, sentado en la silla con las piernas cruzadas. Le miré varias veces, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba. Pensé que algo así me esperaba, después de superar los problemas nuevos problemas vienen, y que algún día me parecería a él, o no. Y que independientemente de cualquier situación en la que me encuentre en la vida el sufrimiento siempre será una constante en un mar de variables, y que además de la muerte, es lo único que te encontrará sin necesidad de que llames.

—Sabes, hace poco se suicidó un amigo mío. Le llamábamos El Manchas. El último día que nos vimos prometió que me enviaría a casa dinero que le dejé prestado, ochenta pavos. Bueno, algunas veces ganas y otras pierdes, —sonrió con melancolía. —en esa ocasión yo sabía que iba a perder. Pero no me importó, yo sabía que los necesitaba.

—¿Por qué se suicidó?

—No lo sé, me llegó la noticia sin más. Ya lo había intentado en una ocasión. Me dijo aquella vez que estaba harto, que nadie le hacía caso.

—Entonces no quería quitarse la vida realmente. Si te abres las venas no lo haces para llamar la atención.

—El caso es que esta vez sí lo hizo.

—Sí...

Después de eso el zumbido de la guitarra empezó a ser ensordecedor y él se levantó para apagar el amplificador. Seguimos tocando un rato y bebiendo y fumando. Cuando nos despedimos y me disponía a cerrar la puerta de su casa por completo para marcharme a la mía dijo: —Eh. No escribas sobre esto.

—Vale. —Respondí yo.

domingo, 31 de julio de 2016

I said

There was a light that was replaced by an unexpected new feeling, this feeling is called loneliness. And the holes, and the misery, and the places where I go when everything is broken don't satisface my thirst. I thought I could find somebody, It's not even necessary that speaks my idiom, I mean, somebody who has the same problems, the same fears. But that is not probable anymore, nobody feels as strange as I feel, I'm sure about it. This is a slow descent to madness, but I'm fine, I swear, I cannot imagine at myself taking another road, this is my election.

It's a cheap price, to have a skinny body full of melancholy, trying to make the things right, but the way I choose is not a straight way. As I said, I am defenseless among a dangerous crowd, I'm not writing in my idiom because I'm tired to hear my voice over and over and over and over again repeating the same words that I can't still believe. I'm broken, man, I've got the answer, all we die alone at the ending and in the middle we look like we are accompanied for the rest of wonderful and happy people around the world. It is just an ilusion, man, and pain is the only one thing that still persists over the rest of things.

viernes, 29 de julio de 2016

good night

Me gustaría matar a todo el mundo, me encantaría rebanar cada cuello para abrirlos como si fueran puertas oxidadas y arrebatar a cada persona la capacidad con la que dios les dotó para entristecerme. Esa sensación se mantiene durante algunos minutos, a continuación me siento pletórico, capaz de hacer cualquier cosa y enfrentar la peor situación imaginable, pero tampoco dura demasiado. La única manera de mantener ese estado es gracias a la cerveza, el THC normalmente sólo me hace sentir débil en momentos tensos y sosegado cuando nadie anda dándome por culo. Hay demasiadas leyes que incumplir y demasiados deseos ajenos que satisfacer, creo que un vagabundo puede llegar a ser muy feliz, allá donde haya algo que hacer me encontraréis. También en los escondrijos más impensables, tal vez por cualquier calle estrecha en mitad de la noche, perdido o simulando estar perdido, porque perderme era mi intención desde el principio.

Ah, unos dedos que puedan traspasar distancias intangibles para nuestra imaginación, atravesando los distintos pliegues del espacio-tiempo no hay que esforzarse tanto. Tengo la destreza necesaria para conseguir un billete de ida directo de aquí a La Luna, sin transbordos, tengo las ganas suficientes para emprender la más loca empresa, tengo miles de poemas de amor que no tengo a quién dedicar. 

miércoles, 27 de julio de 2016

Todavía encuentro viejos papeles con fragmentos de ensayos de los más conocidos autores, se encuentran apilados entre montones de libros y libretas desgastadas, llevan años rulando por ahí pero nunca les presto atención. Encontré entre muchos recuerdos una caricatura que un viejo artista me hizo, era el padre de un buen amigo mío. El último día que le vi, mientras esperábamos en el bar antes de la despedida, él me dibujó en un folio que dobló por la mitad y me lo entregó. De eso hace ya ocho años.

Me siento como un viejo apilando información del pasado porque el futuro que contempla es oscuro, más oscuro que la muerte, la muerte al final acaba tornando a un mal necesario, supongo. La vida se extiende más allá de lo que alcanza la vista, la vista mortal es corta en cuanto a temporalidad.

domingo, 24 de julio de 2016

La noche, la gente, las luces, los bailes y el Ska. Cuando el Sol viene de vuelta los sueños se evaporan y la realidad cobra forma, las ilusiones se marchitan y las preocupaciones florecen. Pero disfruto el momento, no hay riqueza más pura, podría ser consciente de que me estoy muriendo y sin embargo lo ignoro al ritmo de la música. Lo ignoro voluntariamente, hay cosas que es mejor no tener siempre en la cabeza. Siempre quise ser un intelectual mártir de mí mismo y de mi propia y solitaria penitencia, pero no hay ganancias que recoger si eres el único humano a tu alrededor. Vivir emponzoñado en pena y miseria te arrastrará a la miseria. Se escriben buenas cosas allí metido.

sábado, 16 de julio de 2016

Hay algo adentro que no va bien, cada día a peor pero mi fortaleza también aumenta, mis ganas de hacerlo bien, mis pasiones, mis tretas. Hay algo tan adentro de mí que ni siquiera el salitre del Atlántico puede corroer y que me hace preguntarme si soy persona. Poco a poco y con desidia voy perdiendo y botando esperanzas como si supiera lo que me aguarda, pero yo ya he firmado sentencia. 

martes, 12 de julio de 2016

Sólo carne, huesos y vísceras. Malicia, pura malicia. Ahora sé que soy un puñado de números y coincidencias sucedidas desde hace no se sabe cuánto, faltan cosas en mi interior y otras sobran. Soy como una de esas celebrities venidas a menos que venden sus desgracias al mejor postor, cuando algo malo me ocurre me aprovecho de mi tristeza, dejo volar mis dedos sobre las teclas y voilá, la ambición acabó con el hambre.

Fumar, cagar, ladrar; cosas de perros. Solitario tanto en la noche como en el día, sobre todo en el día, por eso la clave está en no pensar en las cosas malas y que estas se entierren solas en la arena por su propio peso. Después, horas más tarde, cuando la marea vuelve a subir trae consigo toda clase de malos pensamientos.

lunes, 11 de julio de 2016

Pido a dios una redención y el diablo me da la momentánea satisfacción que en ocasiones conlleva el mal, sin pensarlo dos veces tomo el camino fácil y rápido, tendrían que apuntarme con un arma para que no lo hiciera y me temo que dios no usa pistola. Soy débil, la carne es débil, los cristianos tienen razón en eso, la debilidad te acerca al mal porque la sociedad no acepta los defectos reales de las personas. El mal es la manera de suplir en el interior el vacío de una carencia, el mal abunda en mi interior pero mi mente y mi cuerpo son endebles. Definitivamente podría matar a alguien y organizar el funeral más respetuoso y solemne de la historia de los funerales.

Camino entre los senderos de la luz y la oscuridad, la penumbra sienta bien, ni frío ni calor. La gente teme a la oscuridad, pero todos dormimos mejor de noche. Sin noche no hay día, sin un lugar en el que brillar la luz no se haría vigente.

Titubear está bien, no digo exactamente la verdad pero tampoco miento, me mantengo así en equilibrio. Muchos días los paso en blanco, me despierto a las tantas a falta de algo que me motive a levantar, fumo un poco después del mediodía y paso toda la tarde leyendo. Con suerte a la hora de la cena ya me habrá entrado hambre. Mi cuerpo es como una maquinaria invencible, me remonto tiempo atrás y pareciera que los malos hábitos de toda mi vida me vinieron de puta madre para acostumbrar a mi cuerpo a dormir y comer poco. Mientras la gente duerme yo permanezco en vela con el cuerpo en una habitación y el cerebro a miles de leguas, cuando la ciudad despierta yo aún estoy despierto y listo para sumergirme entre la multitud como si fuera uno de ellos. Es grato en realidad, miro a la gente, me hace preguntarme cosas. Me gusta pensar en sus vidas, qué historias guardan y cuántas veces les han roto el corazón.

domingo, 26 de junio de 2016

En alguna parte del mundo alguien llora por el mismo motivo por el que otra persona sonríe. La vida es como una ironía, llamamos vivir al proceso por el cual nuestros cuerpos se descomponen, llamamos vivir a morir. Sarcasmo divino.

jueves, 23 de junio de 2016

¿Así que eres un tipo duro?

¿Te sabes esa de un tío que se tira desde el balcón de su casa y mientras cae se va repitiendo constantemente: todo va bien, todo va bien, todo va bien...? Se lo dice así mismo una y otra vez. Todo va bien de hecho hasta que toca el suelo. Así me siento yo. Pero lo importante no es la caída, sino el aterrizaje.

Todo el día con la misma canción, la misma puta sensación que me drena. Me siento de nuevo bajo el cielo estrellado y un reflejo llama mi atención, entre tanto vacío negro una estrella fugaz se consume. Pido un deseo rápidamente, pero ni me da tiempo a formularlo. Además era una cagada.

Tengo los libros que leo y las cosas que escribo, la música que escucho y la que interpreto, mis porros y mis juergas solitarias por las calles oscuras. Solamente salgo de noche, cuando sólo los gatos se cruzan en mi camino y no los hombres, demasiados humanos y pocas personas. Tengo mis cigarrillos húmedos en Invierno y mis cigarrillos secos en Verano, tengo mis Nike impolutas tejidas por algún niño vietnamita, tengo mi mundillo de mierda y es complicado sacarme de él.

miércoles, 22 de junio de 2016

Si me jodes pienso reventarte, pienso acabar contigo. Iré a joderte hasta que no puedas con el peso, entraré en tu casa andando de puntillas y rajaré tu cuello mientras duermes, después saldré de allí fumando un cigarro como si nada hubiera pasado.

Vuelvo a casa y subo a la azotea como cada noche para contemplar la ciudad y el cielo estrellado y no encuentro manera de dejar de pensar en que todo lo que ocurre a mi alrededor es malo, malo, malo y lo único que hago yo es respirar, respirar, respirar. Todo el dolor que hay dentro de mí no es volcado por mis temblorosas manos sobre ninguna superficie, me lo quedo para mí, la violencia es un error pero tampoco es sano guardarlo todo adentro. Se van quemando las paredes interiores de mis órganos y algún día me hará explotar manchando el lugar de sangre y vísceras.

La soledad me complace, en su compañía nadie me hace daño. Es grato caminar por la calle y que nadie me conozca, un completo desconocido que no le importa a nadie. Eso es bueno, es grande. Ninguno de ellos puede dañarme, no saben de mi pasado ni de mis pecados, ni de mis deseos ni de mis errores, no son personas a las que quiero y por eso no pueden dañarme. El Universo avanza en una sola dirección: la destrucción. Y nosotros podemos construir edificios gigantescos o escribir novelas larguísimas, pero ni el último ladrillo se convertirá en polvo ni la última hoja de papel se descompondrá después de que el Universo de un solo parpadeo siquiera.

Vamos a hacerlo todo arder, este es un dolor profundo muy difícil de explicar.

lunes, 20 de junio de 2016

Creep.

Me hace sentir mal pensar que tal vez hayas muerto y yo ni me he enterado o que has emigrado para darle una bonita despedida a la vida. Me hace sentir mal pensar que no has pensado en mí aunque sea de las últimas personas en la que pensarías en estos momentos. Tú tienes tu vida y tus seres queridos y tus asuntos y yo nunca formé realmente parte de ella aunque siempre que estoy contigo siento como si fuese imprescindible para ti, cada día que pasa echo un vistazo a los recuerdos en los que disfrutaba estando a tu lado y me sonrojo por acordarme de lo ignorante que era antes de encontrarte. Entonces yo sólo quería estar contigo, y es lo que quiero seguir haciendo. A tu lado siempre me sentí completo.

Dijiste, que aunque el próximo Invierno nos separase, el tiempo nos ha brindado la oportunidad de compartir tiempo, mendigando segundos entre el caos para escupir conversaciones intermitentes que no llevan a nada pero nos/TE hacen adorablemente imperfectos. Por ocupar la primera fila de mis sueños, me decías, te quiero. Y ahora dejo lágrimas salir a modo de brindis por tu recuerdo o nuestro futuro reencuentro.

domingo, 19 de junio de 2016

El dedo siempre en el gatillo, manteniendo la tensión también siempre porque hay algo que me escuece las noches de Verano y no sabría definirlo del todo. Por si acaso ya te digo, el dedo en el gatillo y las expectativas a raya, no vaya a ser que me despierte a media mañana pensando que todavía es de noche. El dedo en el gatillo, ¿recuerdas?, sudor frío recorriendo mi costado y la boca del arma besando la mía. Recuerdos vagos, vuelven a caminar como los muertos el día de todos los santos, son vívidos y me están matando. Ahora los tengo frescos, parecen salirse de las paredes y me atraen a su universo de saliva y reproches. Estoy muriendo pero aún no ha llegado mi hora.

El dedo en el gatillo, siempre, no hay nada que cambie ese hecho, siempre dispuesto a matarme. Es muy tarde ya y estoy desquiciado. Esto iba a ser un poema. A la mierda.
Hay un sitio al que suelo ir cuando quiero estar solo, cuando voy allá nadie sabe donde estoy, es mi escondite secreto. Camino durante un buen rato y cuando llego con suerte aún el Sol no ha saltado por completo el horizonte y contemplo a la ciudad entera encenderse. Después paseo por los lugares menos transitados hablando para mí, haciendo sonidos con mi boca como si hubiera orejas que pudieran escucharlos, con mi voz le cuento a la nada mis problemas. Pareciera que alguien está a mi lado, alguien que está dispuesto a escuchar cualquier locura y no juzgarme, pero no es así.

Me gusta ese sitio al que suelo ir, me hace sentir como el protagonista de una de esas películas de amor adolescente en las que el chico mira el atardecer con pose interesante y cara de gilipollas atormentado por el arrepentimiento. Aunque yo no me arrepienta la soledad a veces es dura, aunque nunca aburrida.

Algunas noches me gustaría morir, al menos antes de que el amanecer me alcance. Admitir que estoy en la mierda sería dar un paso más cerca de ella, no hay nada que admitir, si fuera feliz sería un imbécil. Oh, vamos, no hay nadie que pueda decir lo contrario, sólo podría significar que me han practicado una lobotomía.

miércoles, 15 de junio de 2016

Parece que la felicidad estuviera muy cerca, siempre ha ido un paso por delante de mí, creo que le estoy ganando terreno. Está ahí, la oportunidad de deshacerme del dolor es mía. Si buscas y crees encuentras y te cercioras, me siento tan seguro que si todo se derrumbase ni siquiera me importaría. Ante las imposiciones del día a día y de la asquerosa rutina clavo en el suelo los talones de mis botas manchadas de barro y aguanto la embestida, estoy bien, cuánto más sufro mayor es el placer al encontrar mi camino. Es como regresar a casa y abrir una cerveza y liarte un porro y beber y fumar después de haberte dejado la piel (en ocasiones literalmente) en algo que tiene valor para ti. Se trata de la chispa que es capaz de prender el granero, la búsqueda de la satisfacción mediante el esfuerzo.

domingo, 12 de junio de 2016

Alegoría a la diosa Gea.

Estábamos ya recogiendo la mayoría de las vallas de la pista y subiéndolas a un carro enorme en el que cabían por lo menos treinta de ellas, a veces la única manera de llegar con las vallas al almacén donde iban a ser guardadas era invadiendo algunas calles por donde corrían los atletas, a raíz de ello tuvimos algunas oportunidades para sentarnos a contemplar la carrera mientras esperábamos a que terminase para poder pasar. Vi a las ocho competidoras en sus marcas de salida estirando y resoplando, dando breves secuencias de saltos cortos envueltas en una tensión muda, serias, sobre todo serias. Se pusieron en posición y sonó el disparó, salieron con una propulsión brutal, sus cuerpos eran como máquinas, sus músculos se comprimían y descomprimían en constante fricción generando así el calor necesario para hacerlas avanzar. Corrían más rápido que los tíos y con más estilo, con más encanto y con más dulzura, pero también con más vigor y con más agresividad. Las contemplé siempre que pude, y cuando lo hacía no paraba de pensar en la fuerza que tenían dentro, sobre todo en las piernas, no eran como las de los hombres, cuadradas y marcadas, sino redondas y anchas conforme ascendían hacia las caderas. Eran mujeres colmadas de puro nervio, llevaban la combustión en las venas, seres extraños y bellos con poder casi ilimitado tanto en el cuerpo como en la mente.

viernes, 10 de junio de 2016

Agarrar los sentimientos puñado a puñado y arrojarlos al interior de alguna fosa perdida de mi subconsciente. He pensado en eso. Cuando estoy triste y lo único que me apetece es permanecer sobre la cama pienso en todo el tiempo que malgasto reprimiéndome, pero también pienso en que la mayoría de rocas de mi camino han sido siempre demasiado grandes. He pensado en muchas cosas.

Ante la soledad me encierro en la música o en la literatura, tengo en mi mente a esos grandes hombres de la historia que no fueron corrompidos por el dinero o el poder, y que aún después de muertos continúan siendo unos marginados por la gran mayoría.

Cada día que empleo en la tristeza es un día perdido, antes me tumbaba sobre el colchón y me complacía ver el mundo arder desde allá, ahora me resulta demasiado incómodo. Tal vez sea por la ansiedad, los asuntos que realmente joden el alma vienen acompañados por la ansiedad. Tampoco tengo mucho que hacer, así que paso algunos días solo acompañado de mí mismo, otros en compañía de otras personas pero también solo. No me aburro de mí mismo, eso es una gran virtud, encerrarte en tu habitación te hace dialogar con las paredes, ellas te conocen muy bien, se puede aprender mucho de alguien cuando le ves dormir. Ellas me lo cuentan todo cuando las escruto por las noches. Estás hecho una mierda, colega. Son sinceras y es de agradecer.

miércoles, 8 de junio de 2016

La mierda fluye colina abajo hasta desembocar en el mar donde los animales beben. Donde yo bebo.

Por un rato hoy he sido el crío que era ayer, confiado, iluso, crédulo y traicionado, sobre todo traicionado. Me siento como el último trozo de mierda, luciendo débil y esquivo, y sí, sí que soy débil. Fue patético por mi parte, tratar con las personas es como apostar, al cabo del tiempo no te queda otra que jugártelo todo a un color, pero la estadística no miente y tarde o temprano perderás. No estoy enfadado, o trato de no estarlo, tan sólo decepcionado, ¿a quién puedo culpar de lo sucedido? Yo soy el culpable.

No confiar en nadie y estar solo o vivir conforme a los accidentes, sigo siendo el mismo, y hoy me he dado cuenta. La mayor prueba de ello es que estoy aquí sentado, escribiendo, pensando en mis paranoias mentales de siempre y contándoselas a nadie como hace miles de días. Pero lo peor de todo sin duda es la melancolía. La melancolía es la felicidad que sientes cuando estás triste, melancolía por permanecer parcialmente muerto durante todo este tiempo y no haber querido darme cuenta. 

Soy un perro, eso es lo que soy, un perro que vaga entre las sombras sin nadie a quien querer salvo a la madre que me parió y con unas manos pegadas a un cuerpo que contiene un alma que ya nació vieja.

domingo, 5 de junio de 2016

Me siento cansado, la rutina de madrugar que durante la adolescencia me había convertido en un depresivo pasivo ahora no me entristece, simplemente me hace focalizar mis energías en objetivos vacíos carentes de toda trascendencia para el engrandecimiento del espíritu. Poco a poco voy tolerando menos a las personas, me encanta sociabilizar con ellas, pero pasado un tiempo inexorablemente me conjuro a la soledad. No sé si se trata de ellos o de mí, por mi parte al menos nunca trato de encontrar en ellos nada que no estén dispuesto a darme, y cuando lo hago da igual de quien se trate, siempre acabo fallando. Por eso siempre me retiro en silencio, ahora tengo mucha menos compañía y me cuenta encontrar a quien le guste tanto como a mí visitar lugares en los que no vendan nada o vendan cosas sin valor aparente. Lo sé, estar solo es el precio. Aun con todo no desisto, llevo semanas sin escribir y esta es la única mierda que puedo sacar, está bien, no hay que pedirle peras al olmo.

sábado, 21 de mayo de 2016

Viajo, veo accidentes, contemplo la voluntad de individuos que pensaron haber arraigado tan profundo en la tierra que ni el mayor de los terremotos podría hacerles tambalear, y pienso, torres más altas han caído. Ya no hay nada que deje escapar de mi mente, cazo una buena idea como una instantánea, por eso a veces me doy cuenta de lo monstruoso que puedo llegar a ser, y no necesariamente causando dolor. Me pregunto si tiene algún sentido, y supongo que si me lo pregunto será que no soy del todo feliz, la alegría y la motivación se han ido esfumando progresivamente durante estos días, no puedo culparles. Pero nada de eso importa, sólo seguir hacia adelante o la decisión de seguir adelante o no, saltar para tocar techo o para chocar contra el suelo con más fuerza, de cualquier manera el horizonte siempre quedará al nivel de tu punto de vista, pero habrás sido libre de escoger y eso no puede pagarlo nadie. Estoy aquí, en fin, ¿qué implica eso? Esto es mejor que nada, escribir es mejor que nada, es mejor que quedarse callado, es mejor que cruzar los brazos; me da una esperanza, un motivo, un descanso, desvía la necesidad y la descodifica en parámetros más fácilmente entendibles.

jueves, 12 de mayo de 2016

Hoy no temo a la noche, aguardaré con ganas su muerte temprana y entonces me levantaré dispuesto de la cama para dejarme alumbrar por el Sol, después volveré a casa y más tarde pasaré toda la noche tocando y grabando y riendo. Y fortaleciendo los cimientos de mis futuras expectativas.

Incluso cuando camino solo a la madrugada hay una voz cantando blues en mi cabeza, me gusta acompañarla, cantamos juntos cuando no hay nadie alrededor y me siento un maltrecho cantautor al que nadie contrata. Se me ve diferente, dice, no eres como los demás y eso se nota hasta en tu manera de andar, me cuenta, tú no necesitas estar aquí porque nada de lo que puedan enseñarte en este lugar te servirá para tu propósito, me explica, así que tal vez sería mejor agarrar mi guitarra por el mástil y salir pitando, pienso yo. 

No estoy feliz, pero estoy expectante, no tengo nada salvo la esperanza de conseguirlo todo, y mientras lo que tenga que ocurrir ocurre la ilusión es un estado mental mucho más próspero que la tristeza. Ya no remonto río arriba, me siento en la rivera y contemplo el agua fluir, algunos troncos se desplazan medio sumergidos, chocan contra las rocas y sus astillas se depositan en el fondo durante miles de años.

Johnny Cash - Folsom Prison Blues

miércoles, 11 de mayo de 2016

Tengo los ánimos hundidos y el corazón hecho pedazos,
el pelo despeinado y la cama desecha,
una pila de pensamientos desordenados sobre la silla de mi habitación
y un cenicero que rebosa malas intenciones.
Una ventana que da hacia el patio,
un servilletero vacío, una canción de rock alternativo;
un folio lleno de ecuaciones sin resolver,
un recuerdo, un estímulo, una negación.
Un disgusto que no estoy dispuesto a encarar,
el deseo roto de una madre,
y su vejez.

Una puta enamorada,
un músico sin ritmo,
un paraguas en el desierto.
Las ganas de hacerlo bien versus
la realidad difusa de mis pensamientos,
que fluyen, que golpean contra el rompeolas.
Mareas de oro líquido que mojan mis pies,
y los erosionan, y los mojan,
y después retrocede.
Amor, odio, rabia, resentimiento,
meras reacciones electroquímicas en el interior de la maquinaria biológica.

Un sentimiento que pincha,
un cigarro mal apagado,
una columna de humo.
Un adicto sin dosis,
un boleto de lotería atrasado,
un poema sin rima.

martes, 10 de mayo de 2016

La conversación de anoche fue dura, me hizo llorar un rato más tarde, he de admitir que de no ser por tus graciosas maneras lo habría hecho en una de tantas veces que volteas la cabeza severamente. En gran medida mi vida y mis actos son dirigidos o influenciados por la droga, lo definiste bien, yo un porreta y tú un politoxicómano, el dúo ideal.

Cuando estoy triste o simplemente vuelvo a recaer ya no pienso en nadie, ni en el dolor que genero, ni en amor que se me ha escapado, he visto rostros muy bellos mirarme de perfil, debí haber besado alguno. Tengo el ojete al rojo vivo y la sensación de que las flemas que se esconden en mi estómago planean una nueva huida por las tuberías de desagüe, ahora mismo sólo quiero cagar y no echar fuego por el orto. No molesten por memeces, vayan a chingar a otra parte.

domingo, 8 de mayo de 2016

Mañana es el día del juicio final, mañana firmaré mi sentencia, habré marcado mi destino. Tal vez mañana a estas horas ya esté muerto, pero esta vez no me buscarán, no habrá quien lo sepa, nadie recorrerá las calles esperando encontrar un cadáver incrustado en el capó de un coche o la silueta en forma de cruz de alguien a punto de hacer un salto de fe. Hacia la muerte, si hacia algún lugar nos dirigimos es hacia la muerte, yo sólo me pregunto qué sentido tiene eludirla y por qué la gente huye de ella con cremas para las arrugas y leche de soja, como si llegado el día pudieran sentirse mejor sabiendo que hicieron todo lo posible por rechazar la idea de lo inevitable.

Ojalá me sintiera desgraciado y pudiera excusarme, ojalá no supiera al menos que sentiría remordimientos, ojalá me disparasen en la cabeza si es lo que tiene que pasar; pero ojalá fuera en el momento menos esperado.

Estoy aquí, todo lo que ven es todo lo que ofrezco, caminando por la calle puedo parecer un tipo normal bajo la lluvia, puedo ser también aburrido, tanto que no pensarían en la posibilidad de que en mi cabeza pudiera ocurrir algo excepcional fuera de lo ordinario. Si eso es lo que quieren ver entonces me dejaré ver como un ordinario, si quieren pensar que soy feliz así seré, aún así jamás podrán vislumbrar lo que hay dentro de mí.
Permanece allá adentro, no voy a dejarte salir, por mucho que rasques en las paredes interiores de mis vísceras, por muy fuerte que claves tus uñas en mi carne... tú nunca saldrás de mí. Si mi cuerpo fuera una cárcel mis costillas serían los barrotes y mis pulmones los hornos crematorios, mi estómago el comedor y mi cerebro la sala de interrogatorios, mis ingles el gimnasio y mis manos la silla eléctrica. 

Si mi cuerpo fuera una cárcel ya me habría matado para escapar de mí mismo y para que tú también lo hicieras, después podrías ir por ahí correteando y gritando a los cuatro vientos que soy gay o cualquier otra cosa.

Si mi cuerpo fuera una cárcel escribiría, por si ese fuera la única manera de sacar afuera lo que siento.

stay in there

Creo que soy como cualquier otro, o al menos puedo llegar a imitarlo con la misma solvencia con la que lo evito. No piensen que no estoy loco, si ven algunos hombres caminar solos no teman, sólo piensen en los motivos por los que son proscritos. Alguno debe haber, digo yo, sea bueno o malo, supongo.

El camino hacia el paraíso está lleno de trabas, engaños y responsabilidades, por eso nunca tomo decisiones antes de alcanzar el placer, porque todo suele estar cifrado. Es tarde y sólo tengo unas ganas locas de cagar y dormir antes de que me alcance el amanecer, no soy un tipo feliz, pero dudo que en mi posición muchos pudieran decir algo mejor.

viernes, 6 de mayo de 2016

Aunque la ira me ahogue nunca dejo salir palabras feas de mi boca, siempre que hay tormenta en el exterior me busco un rincón y monto allí mi pequeño oasis hedonista. No tengo miedo a la verdad, yo vine a buscarla, por mucho que tiemble la tierra mis raíces jamás ceden, y el suelo que piso se hace más duro y mi cuerpo y mi mente se compactan en un único líquido indisoluble y todas las desgracias se hacen chistes. El karma puede salvarte, puede regalarte el beneplácito de el que se jacta de contemplar el sufrimiento ajeno a modo de castigo, al final siempre se trata del mismo juego. Hoy no tengo muchas ganas de hacer nada, y es una putada porque la mayoría del tiempo hay que estar aprendiendo cosas incluso cuando estás tirando perdiendo el tiempo. Entre tantas cosas que se cuelan por mi cerebro hoy he recordado la capacidad de la música para sanar la melancolía, los ruiseñores cantan a la madrugada y pareciera que entonan solos de flauta a lo Jethro Tull.

jueves, 5 de mayo de 2016

Hoy quise matar a alguien, no importaba quien fuera, caminé solitario por donde mis pies pisan y no tenía miedo, sólo estaba algo asustado; y no estaba asustado, simplemente me sorprendió. Observé la vista de la ciudad y reparé en el hecho de que solía verla desde perspectivas amplias únicamente siendo de noche, y pensé, dios santo, el mayor logro de la humanidad es haber construido un mundo de atrezo. Todo lo que veía en esos momentos era mentira, los edificios, las carreteras, los centros comerciales... todo mentiras.

Hoy he tratado de esquivar a todo el mundo, la suerte no ha estado de mi lado, pero los perros se acercaban a mí para que los acariciara y los gatos no se alarmaban por mi presencia y me maullaban. He comprendido que necesito estar solo, la sobreexposición a otras personas me produce sarpullido, después de un tiempo me pregunto si tal y como decía una zorra que conocí hace mucho tiempo un hombre no puede ser feliz si no vive en sociedad, y si soy yo la excepción que confirme la regla.

martes, 3 de mayo de 2016

Es como cuando te empeñas en hacer algo que debido a las circunstancias sabes con certeza que no saldrá como quieres, pero lo haces porque quedarse de brazos cruzados es mucho más pueril. Lo hemos hecho con muchísima dificultades, pero lo hemos hecho; con miedo, pero con soberbia, y ahora que mi trasero se desliza a toda velocidad sobre el asfalto a cientos de kilómetros de casa, en mitad de la madrugada miro hacia el cielo estrellado y no me arrepiento. Como si hubiera cabida para el error en hacer lo que amas, como si los escalones de una escalera hacia el cielo hubieran sido colocados peldaño a peldaño para tus pies y no quisieras subirlos.

Frente aquella multitud me sentí capacitado para complacerles, mis palabras llegaban de mi boca a sus oídos reverberando por las paredes, y no estaba asustado, me sentí como nunca. Ten cuidado con lo que deseas, podría hacerse realidad. 

martes, 26 de abril de 2016

Estoy preocupado, mañana podría ser el fin, seguramente hay más posibilidades de que muera atropellado que de ganar la lotería, y ambas situaciones son una rifa. Me parece exageradamente singular la manera en la que el mundo gira y de un día al siguiente todo está patas arriba, aunque por defecto las semanas transcurran como una lenta sucesión de diapositivas la vida sigue sorprendiéndome. Me miro en el espejo y me pregunto quien es ese extraño que me mira fijamente, en qué se convirtió, cuando era un niño con los dientes resplandecientes y rectos en ángulos perfectos; ahora mi dentadura vuelve a torcerse, el tiempo es cíclico, ya lo creo.

lunes, 25 de abril de 2016

A veces resulta duro analizar tu situación, intentar encontrar la motivación que te empuja a estar triste y encontrar un vacío gigante, y no es que tenga razones para estar de bajón, es que no encuentro motivos para no estarlo. Me gustaría adelantarme a los acontecimientos, huir con tiempo de sobra de la descarga que agita mi cuerpo, accionar el mecanismo de la depresión y salir a toda hostia de la habitación dando un portazo. Me gustaría hacerlo cada domingo, en serio, contemplar desde el aparcamiento arder el edificio con todo ese humo negro ascendiendo hasta el cielo y los alvéolos de Dios. 

La esperanza, pienso en ocasiones, es el salvoconducto de los débiles para peregrinar de un lugar violento a otro apacible sabiendo que incluso en el desierto llueve de vez en cuando, aunque tampoco creo en las estadísticas lo único seguro en la vida es que te ocurrirán desgracias. Aparte de la muerte, el premio es la abstinencia. ¿Piensan ustedes en el número de muertos que generan sus estilos de vida?, quiero decir, para que puedas conducir tu carro o alimentarte con productos envasados hay gente que está muriendo literalmente, y se preocupan por el estado de la nación o el maltrato animal, es como coser una herida en el brazo propinando puñaladas en el abdomen. Puta ignorancia, ah, se esforzaron por ser como todos los demás y compartir cada pedacito de sus cuerpos y sus menudas psiques y ahora quieren volver a ser animales, no, eso no es ética, es pura estupidez humana.

domingo, 24 de abril de 2016

De la decisión surge el error y el tiempo acaba por convertirlo en arrepentimiento. Pero de nada vale, las horas van atando un nudo que no puede deshacerse, así que no tiene sentido lamentarse por lo inevitable. Cuando la sentencia está firmada ésta debe ser cumplida.

Al fin y al cabo toda relación animal no es más que un trueque, por eso no puedo sentirme despechado, no me han robado nada ni tampoco lo he perdido, se fue. Así como un buitre abandona los últimos restos mortales cuando su pico no alcanza a los más ocultos recovecos, me dispongo a dejarte, pero sé que aún quedan tendones y tejidos escondidos en el interior de las articulaciones.

Yo sigo con lo mío, con mi rutina de días estresantes por la desidia, la misma que condena mi futuro como ellos dicen, pero yo pienso que la vida es un aprendizaje constante y que nada se aprende si hay obligaciones y prohibiciones de por medio. La sociedad humana es como un enfermo de esquizofrenia: nervioso, descarado, miedoso e imaginativo. Yo voy a seguir, eso lo tengo claro, y no por una recompensa, la vida eterna me la trae floja; sino por el placer de ser yo mismo, efectivamente reemplazando el fin por el medio todas las metas que se marca el hombre pueden ser grátiles.

jueves, 21 de abril de 2016

Puedo acobardarme ante la ilusión y la posibilidad destructora implícita que conlleva, pero no puedo negar la evidencia, he estado haciendo el idiota. Nada es tan bueno fuera de mi cabeza como lo imagino dentro de ella, supongo que si fuera destino ya habría ocurrido, soy un tipo sin esperanza. Camino de un lugar a otro y durante el recorrido me suceden cosas, capítulos del diario de navegación de un barco cuya travesía finaliza en el fondo del océano, y vuelvo a creer, vuelvo a sonrojarme, la vida me lo demuestra, hay que actuar como si estuvieras en un estado constante de enamoramiento súbito en el que todos tus actos desprenden luminosidad. Patético, ¿cierto?

Algunos me miran mal, ni siquiera por mucho tiempo, echan un corto vistazo y toman conclusiones; supongo que les parezco un loco, un quiero y no puedo del arquetipo de chaval enrollado encarnado por un tonto sin remedio. Yo nunca quise formar parte del juego, nunca quise ser el macho alfa, lo mío siempre fue ver, oír y callar y de vez en cuando dar la nota con los míos. Más allá de eso no critico el comportamiento animal, pero algunas clases de personas me hacen preguntarme si vivimos con todas las desventajas que otorga la inteligencia, los instintos y la ignorancia en lugar de ser al contrario. Supongo que el resto de especies nos ven como pobres animales aciagos que buscan el confort en placeres muertos.

La mayoría de desgracias que me ocurren ya no me afectan como antes, siento un leve pinchazo y enseguida la soledad de mis pensamientos me devuelve a la razón y contemplo todos mis pesares como la sentencia de una red inalámbrica de conexiones que interactúan entre sí dando forma a mis sentimientos. Todo lo que hay en mí puede expresarse con dígitos, me digo, la tristeza o la ira son sólo reacciones químicas en mi cerebro, me repito.

martes, 19 de abril de 2016

Hay una línea muy fina que separa la locura de la masturbación, la honestidad con uno mismo del ego, el amor de la soledad. Si yo pensara que el karma existe también podría pensar que algún día me llegará, y si no llega, ¿será porque soy consciente del dolor que genero a mi alrededor y no pueda ver cuántas cosas maravillosas hay en mí? Será por eso que el karma no me concede una redención, porque es a mí mismo a quien más daño hago. No sé si es una buena oportunidad para agarrar la felicidad y nunca soltarla o una prueba irrefutable de que los frutos del árbol que siempre comí están podridos.

Me he dado cuenta de que la dicha es una golondrina que de vez en cuando emigra y va cambiando de cabeza pensante a cabeza pensante, nunca se detiene por mucho tiempo, nunca está dispuesta a contentar a nadie por completo. Yo intenté cazarla, la encerré en una jaula, pensé que si el aire y la luz entraban a través de los barrotes podría disfrutar de ella todo el tiempo que quisiera sin importar las estaciones y la climatología, pero la cazó una primilla. Intenté retener a la felicidad, aunque no la hubieran matado habría muerto por sí sola.

Qué infame es la vida, antes de nacer ya es seguro que vas a morir, supongo que por eso todos nacemos con cerebro vacío de ideas, porque no podríamos soportarlo. Y no es hasta pasado muchos años cuando un niño se da cuenta de que todo lo que siente y lo que ve algún día ya no podrá ser percibido, que todo seguirá tal y como está salvo él, y que su muerte no sólo es el fin, sino que da cuerda al universo. Sin tu muerte todos moriríamos, ¿vas a ser tú lo suficientemente egoísta como para desear ser inmortal? La inmortalidad nunca me sedujo, la proximidad a la muerte siempre fue necesaria para mí, si supiera con seguridad que nada haría ceder mi sufrimiento... creo que intentaría separar mi cabeza del resto del cuerpo.

lunes, 18 de abril de 2016

another day starts under the rainbow

Escribir. Escribir hasta que la última gota de tinta del bolígrafo moje el papel, escribir hasta que las letras del maltrecho y sucio teclado se borren, escribir hasta que mis huellas dactilares se deshagan. Escribir, escribir y escribir. Escribir porque no hay vida más allá de eso, porque si no lo hago todo cae sobre mí y la ansiedad me dirige. Escribir no cura pero siempre ayuda, me da un poco de libertad gracias a la perpetua esperanza, sí, existe la libertad teniendo esperanza.

He de admitir algo, y es que incluso antes de vivir cualquier desgracia en mi mente ya me encuentro conjugando las palabras necesarias para describir dicho futuro y más que probable malestar, y lo peor es que si las cosas acaban por salir bien me siento despechado. Hoy he llegado a límites que no sabía que existían, más allá del abismo de la ansiedad y del nerviosismo por nada, como si existiera un motivo real por el que todavía no desisto, aunque si lo hiciera mis actos no cambiarían demasiado. 

Un día más, no es tan detestable este sentimiento, siempre me quedará el deseo de ser realmente feliz, ahora sé que podría serlo sin llegar a aburrirme, y si nunca se cumple espero que la muerte me arrolle en el momento menos esperado.

domingo, 17 de abril de 2016

Cuando estoy destrozado no hay nada que me haga levantar, ni siquiera algo de droga o la posibilidad de resolverlo todo con favorables resultados, la melancolía es más fuerte que mi adicción y las ganas de ser feliz. Las ilusiones se disuelven en la realidad como el azúcar en el agua hirviendo, igual de dulces e igual de arenosas, me gustaría ser más imaginativo para vivir sólo de mis sueños y morirme medio dormido. Siento una especie de ansiedad que va ligada a la dejadez y a la desidia, qué ironía. A ratos creo que el mundo cupiera en mi boca, pero no por mi esófago, por lo que la mayoría del tiempo el aburrimiento me invade como si no existiera nada que pudiera complacerme.

Llevo algunos días siendo muy feliz, más de los que estoy acostumbrado, me he dejado elevar tan alto por mis pretensiones que hoy la caída ha sido dura. Lo acepto, toda buenaventura exige una retribución, toda felicidad una devolución, y yo siempre estoy al corriente de pago. La esperanza me mantiene con vida, me arropa por las noches, me hace sentir mejor que la verdadera felicidad porque cuando la he conseguido significa que la aventura se ha acabado.

martes, 12 de abril de 2016

El corazón tiene más habitaciones que una casa de putas.

Quizás si un pájaro me prestara sus alas pudiera volar, a lo mejor incrustando las plumas que le sobren en mi piel. ¿Estoy perdiendo el juicio?, creo que sí, necesito una segunda opinión. Estoy orgulloso de mí mismo y mi talento, de haber encontrado un pequeño sitio sin necesidad de dar codazos, con paz; pero tengo miedo, no sé orquestar mis pensamientos, gestionar mis fuerzas, dirigir hacia un punto concreto mi foco de energía. No es lo único que quiero, en estas últimas semanas he aprendido cuán inmensa puede llegar a ser la satisfacción que infecta mi cuerpo y mi alma, después de muchas hora de trabajo el dolor de mi columna es dulce como el canto de un coro de ángeles. Ahora entiendo realmente a todos los devotos de su virtud, lo dan todo y lo sacrifican todo, el trabajo duro sólo tiene sentido si está enfocado a resolver el paradigma de tu existencia, es la manera única que cada individuo aprende para conseguir respuestas.

Pero sigo aquí, que es lo importante, mientras miro al suelo y aún así puedo diferenciar el brillo de los astros que me guían del resto de luces artificiales de pantallas de televisión y neones de escaparates. Me estoy convirtiendo el polvo para mezclarme con el viento y que entiendas lo que intento decir, trato de ser sincero contigo y me siento como un perro que no es capaz de morderte.

domingo, 10 de abril de 2016

El otro día fue el día más feliz de mi vida, tenía que contener las ganas de saltar y explotar de la ilusión con tal de no mancharlo todo de sangre. Fue la primera vez que tuve que hacer un esfuerzo para relajarme porque mi cuerpo estaba sufriendo una sobrecarga de felicidad, respirar y cerrar los ojos porque estaba motivado, me ardía el pecho, la luz me había encontrado. Cuando pasaron menos de veinticuatro horas volvía a sentirme como en cualquier otro momento de cualquier otro día perdido en el mar de números del calendario, pensé que duraría para siempre. Fui iluso, lo sé, incluso hipócrita, yo que siempre alabo la misera y el dolor que un hombre debe de sufrir para pulir su diamante interior, al mínimo sorbo de buenaventura me hago adicto a ella. Hoy en realidad me encuentro bien, sólo que mañana es lunes, y con él regresa ese eterno ciclo del que nadie parece cansarse: madruga, trabaja, come, mira un poco la televisión, duerme y vuelta a empezar, con una excepción cada fin de mes, toca desembolsar. Imagino tu cara y pienso, joder, qué estúpido soy, el universo trabaja extraoficialmente para unirnos y yo aquí rascándome le agujero del culo con cara de imbécil, miro mis manos y me pregunto qué haré con ellas que sea recordado. En algunos momentos me he cansado de estar cansado, me tumbo sobre la hierba con las arañas y las hormigas, me enseñan un mundo diminuto que no tiene cabida en nuestros obtusos cerebros, me dicen "todo va bien colega, si a ti no te importa, ¿a quién le importa?". Doy una calada más, el equivalente a estar un minuto más cerca de la muerte, pero no tengo prisa por morir, yo ya nací viejo, soy fuerte, criaron veinte años a un niño que nació muerto y ahora no ven el momento de que sea el entierro.

Una vez lo posees ya no es tuyo, tú le perteneces; mañana voy a mentir otra vez, que mis muertos me perdonen, me acostumbré a estar en el fondo, a ir y venir, a hacer breves visitas cada vez más constantes. No puedo apartarme de la oscuridad, quiero alumbrarla, froto mis manos para que el roce desgaste mi piel, quiero llegar al hueso, que de la fricción surjan chispas, buscar el fuego, matarme en vida.

martes, 5 de abril de 2016

La inesperada virtud de la ignorancia.

Cuando naces ya estás muerto, cuando mueres no ves nada que no hayas visto antes, nunca has estado vivo, la vida es sólo una ilusión. Pero tú sigues en el teatro, actuando cuando crees estar viviendo y fingiendo incluso cuando piensas que eres sincero, no podrías rechazar ese papel aunque lo interpretaras durante un millón de años. No tendrías cojones.

En cada ladrillo veo el rostro de quien lo puso allí, camino por la calle y en el reflejo de las marquesinas de las paradas de autobús miles de ojos me contemplan. Ojos viejos, cansados... reclaman su momento de gloria, quieren ser recordados, diferencian muy bien a los escritores del resto de personas mediocres. Si escuchas que llaman a la puerta no abras, no des permiso a extraños para entrar en tu cabeza, incluso si oyes una voz al otro lado de la madera diciendo que es dios, no abras, nunca lo creas, si te ofrece grandes recompensas aún menos. ¿Popularidad? ¿Quién quiere popularidad?, la popularidad es sólo la cuñadita guarra del prestigio. Yo quiero alegría y danza, nada puede detenerme, y si algo lo consigue caigo en picado hacia el fondo del pozo lo más rápido posible para volver a salir de él cuanto antes, no evito la melancolía, ella me hizo crecer, ella es mi segunda madre. Siento pena de quienes rechazan el dolor, a quienes en las noches de ansiedad un cristal opaco cubre sus miradas y no les permite ver el cielo estrellado, ¿si jamás se sintieron como putos dementes cómo van a llegar a verse cuerdos? La soberbia me hizo libre y la esperanza me mantiene a flote, aunque la vida se ría de mí con buenos resultados yo nunca desistiré, si quieren verme muerto tendrán que matarme.

domingo, 3 de abril de 2016

La vida cambia, las cosas cambian, se clavan en mí, doy gracias a dios. Todo corre en un sentido, trayecto en dirección a la muerte en asientos de primera clase, pónganse cómodos, no durará mucho. Son las seis de la mañana otra vez, no tengo prisa por mejorar, aún hay demasiada miseria que retratar, demasiado que aprender. Sé que no tiene sentido buscarle un sentido, las cosas son así, no hay un botón o una palanca que activar para que el cielo se despeje de nubes y la contaminación se segregue de la tierra, no existe la magia si no eres tú quien saca al conejo de la chistera. La promesa de una luminosa y fascinante felicidad al final del camino resultó ser un mejor carburante que la propia felicidad, tal vez piense de ese modo porque nunca la conocí en realidad. ¿Es más triste saber que nunca fui feliz a creer que durante algún tiempo sí lo fui?

Yo aquí sintiéndome culpable por tirar una colilla al mar y al otro lado del mundo un volcán en erupción quema vivos a miles de animales, yo aquí sintiéndome culpable por formar parte de un sistema podrido que basa su existencia en el abuso a los más débiles y al otro lado del mundo miles de hombres arrasando vidas en nombre de la libertad.

jueves, 31 de marzo de 2016

En momentos de bajón veo claramente mi reflejo en la superficie helada de mi porvenir, es oscuro, no parezco yo. Entonces sé que soy cruel, egoísta y osado, pero no soy capaz de contrarrestarlo, no me apetece. Por todas las veces que jugué en contra del destino, lo siento viejo amigo, nunca nos llevamos demasiado bien, intentaste darme lecciones y fui yo quien te las dio. Aún así todavía creo en ti, creo que puedes enseñarme maravillosas sorpresas.

Un día más cerca de la muerte y de la locura, pero también de la clarividencia. Ofrézcanme felicidad, talento o respeto, yo siempre elegiré la verdad, el resto de cosas vendrán sucedidas. Penitente voluntario de la cárcel de mis pensamientos, debe ser entretenido observarme desde allá arriba sin nada que perder y nada que ganar, con todo el trabajo hecho, con su voluntad vigente tanto en el cielo como en la tierra. 

No temo a lo que soy, de igual manera jamás podré cambiarlo, no acepto mi fuego interior, lo abrazo, y cuantas más veces mis huesos sean fracturados con más fuerza soldarán.

martes, 29 de marzo de 2016

Aokigahara.

Cuando bajé de la furgoneta ya era completamente de día, el Sol lo alumbraba todo, era temprano pero en los arcenes de la calzada se podía ver la nieve amontonada por algún vecino madrugador. No había nadie alrededor, tampoco me había cruzado con ningún otro vehículo de camino, sin embargo la luz lo inundaba todo y se reflectaba con fuerza en la nieve haciéndome sentir vivo por un momento. Tenía intención de dirigirme a un lugar al que nadie se le ocurriría ir a menos que tuviera frívolos planes entre manos, yo los tenía o creía tenerlos, supuse que en mi situación muchos como yo vacilaron y se aproximaron a las inmediaciones para cerciorarse a sí mismos de que realmente no querían hacer aquello que vinieron a hacer.

Caminé por la solitaria carretera, a un lado había un diminuto poblado con casas de madera y pequeños negocios aún cerrados, y al otro un inmenso mar de árboles en el que el Sol penetraba con dificultad. Un hombre, que abría con fuerza la puerta corredera de su restaurante, se me quedó mirando con el gesto torcido durante unos segundos mientras ataba un delantal blanco a su cintura. Yo encendí un cigarrillo y lo ignoré, volteé la mirada en dirección al bosque, había un cartel en la entrada de un sendero que lo penetraba que decía en letras grandes:


CUIDADO A LOS EXCURSIONISTAS. 
PRESTEN ATENCIÓN A LAS INDICACIONES.
NUNCA PENETREN BOSQUE A TRAVÉS.


—¡Eh! ¡Eh! Hace mucho frío fuera. ¿No te apetece entrar? —Dijo la voz de aquel tipo que asomaba por la puerta.

—No tengo dinero, pero gracias por la invitación.

—Eso es lo de menos. Vamos, entra y caliéntate. El calor es gratis.

Entré. El hombre estaba detrás de la barra, tenía las expresiones faciales muy marcadas, con arrugas y patas de gallo en los pliegues de sus párpados. Me pareció mucho más viejo de lo que aparentó a primera vista, pero tenía un pulso fuerte y un cuerpo ancho y robusto. Cortaba verduras para el desayuno y enjuagaba cubiertos con brío, como si llevase horas despierto.

—Hermosa mañana. ¿Cierto?

—Ya lo creo. —Respondí.

—Sobre todo cuando sale el Sol por la sierra, es precioso.

—¿Es de por aquí?

—Llevo viviendo en este pueblo toda la vida.

—¿Cuánto tiempo lleva en el negocio?

—Demasiado.

—¿Y no ha pensado en jubilarse?

—No soy tan viejo.

No parecía que tuviera mucha clientela, no parecía que nadie fuera a entrar por esa puerta en toda la mañana. Entonces sirvió en un bol una sopa de mijo caliente que expulsaba vapor, lo posó en la barra y lo arrastró hasta mí.

—Ya le he dicho que no tengo dinero, viejo.

—Y yo te he dicho que el calor es gratis.

Aquella clase de mierda ni siquiera me gustaba, pero me la comí, era lo único realmente sano que comía en mucho tiempo, sonreí pensando en que era un poco tarde para empezar a ser bueno conmigo mismo.

—Vas allá dentro. ¿Verdad?

—Sí.

—¿Y qué buscas?

—No lo sé. Nunca he entrado.

—Hay quiénes entran y no salen.

—Sólo voy a dar un paseo.

—Replantéatelo, la vida es hermosa, el bosque es hermoso. ¿Para qué ibas a mancharlo con tu sangre?

—Gracias por la sopa, viejo. —Dije levantándome del asiento, y me marché.

Crucé de nuevo la carretera hacia el otro lado y contemplé la entrada al bosque. No parecía un lugar al que la gente acude para acabar con su dolor, el tipo tenía razón, era un entorno plácido. Sin embargo de alguna manera estar allí me hizo sentir melancólico, con toda esa corriente de emociones azotándome constantemente y una cuestión grabada a fuego en mi mente: elegir la vida o elegir la muerte. 

Penetré en el bosque confundido, me preguntaba cómo la gente podía temerlo, cómo desde hace siglos se le había considerado un lugar maldito; allí los pájaros cantaban como en cualquier otra parte de la naturaleza e incluso me atrevería a asegurar que el musgo era el más verde que había visto jamás. Después de un rato me encontré con algunos carteles en los que habían escrito cosas como:




TU VIDA ES UN REGALO HERMOSO DE TUS PADRES.
POR FAVOR, PIENSA EN TUS PADRES, HERMANOS E HIJOS.
NO LO GUARDES DENTRO, HAY MUCHAS PERSONAS QUE QUIEREN AYUDARTE



Y al final del todo un número de contacto para que los suicidas llamasen. Fascinante, ¿cuántas veces habrá sido este mismo cartel lo último que una persona leyó en vida? 

Al cabo de más tiempo veías senderos prohibidos y contraindicados por los que los infames caminaban en busca de respuestas, protegidos con simples cordeles atados por los extremos a palos que impedían vagamente el acceso. Salté el cordón y caminé por el suelo lleno de hojas y púas de pino. Poco a poco iban apareciendo cintas de colores que la gente ataba de árbol en árbol para no perderse, aquellos eran los rastros de los indecisos que no tenían claro si se mudarían al infierno o sólo echarían un vistazo, de mentes perturbadas por la sociedad; algunos volvían y otros no, como dijo el viejo. En ciertos puntos casi era tenebroso observar tantos matices de colores vivos alrededor en un ambiente tan repetitivo, me veía obligado a dar tirones pasando entre los troncos a toda velocidad rompiendo las cintas. En una de esas ocasiones corrí tan rápido por un tramo cuesta abajo que caí con la cara pegada al suelo sobre un lecho de flores, tenía la boca ensangrentada porque me había mordido la lengua. Mientras escupía sangre todavía tumbado me fijé en una cinta que parecía reciente, estaba tensa y no había perdido color. Me levanté y seguí el recorrido hasta llegar a una zona de muy difícil acceso situada en una hondonada entre dos colinas pedregosas y con mucho follaje, allí había un pequeño campamento con una tienda de campaña, comida enlatada y algo de basura alrededor. Había un hombre con pinta de oficinista, vestía con pantalón de traje y camisa blanca y llevaba unas gafas de culo de vaso, cuando lo vi estaba de espaldas a mí contemplando el único rayo de Sol que entraba entre las frondosas copas de los árboles. Me situé justo detrás de él y dije hola. El tipo se mostró reticente.

—Hola. —Dijo sin girarse. Estaba sentado con las piernas cruzadas sobre el suelo.

—¿Qué haces aquí?

—Busco.

—¿Qué buscas?

—La respuesta. —Seguía sin girarse.

—¿A qué?

—¿No la buscas tú también?

—Puede. ¿A qué pregunta?

—A la de la vida. —Apoyó las manos sobre los muslos y volteó la cabeza. —A la de la vida. —Repitió.

—¿Dónde se encuentra?

—En las copas de los árboles, en los rayos de luz, en las piedras del camino... La respuesta está en todas partes.

—¿Por qué la buscas aquí entonces?

—Aquí se piensa mejor, durante siglos las personas han venido aquí. La gente piensa que quiénes se aventuran en este bosque son unos infelices, que lo han perdido todo y en este lugar esperan desprenderse de lo único que les queda. Pero no es así, creo que muchas personas vinieron para encontrar la verdad y que la encontraron, pero no todos pudieron soportarla.

—¿Y qué verdad es?

—Que la vida merece ser vivida y la muerte ser aceptada en el momento oportuno.

—¿Por qué razón estás aquí?

—Por la misma razón por la que estamos todos. La sociedad me hizo enfermar. ¿Y tú?

—Supongo que por el mismo motivo.

—No hay nada de grandioso en la muerte, y menos en un lugar como este. ¿Ves todas esas cintas?, —Dijo elevando el mentón. —son la última herencia que las personas dejan en este mundo. ¿Sabes lo que te espera después de la muerte?, a mí ni siquiera me importa, yo sólo creo en lo que veo, y lo que veo son un montón de huesos. Ah, en eso nos convertimos, en esqueletos. Dime, ¿quieres ser tú un esqueleto?

—No lo tengo muy claro.

—Entonces creo que deberías marcharte. —Dijo al mirarme directamente, sus ojos estaban irritados y rojizos. Pude entrever la cantidad de espacio vacío entre su camisa y su tórax, estaba famélico. Me apiadé de él.

—¿Necesitas ayuda?

—¿Crees que la necesito? Te asustas de ver a un hombre con verdaderas ganas de morir, te cuesta comprender que alguien esté aquí por voluntad propia, pero de igual manera que no hay nada grandioso en la muerte tampoco hay nada triste en ella. Ya te lo dije, todos hemos de aprender a morir en el momento preciso, y el mío está llegando. —Bajó el mentón, giró la cabeza y volvió su vista al frente.

—Espero que te vaya bien. —Dije. —Mucha suerte.

—A ti también.

Al despedirme de aquel tipo pensé en que todos los hombres frente a la muerte se vuelven unos poetas, sin nada que perder ni nada que ganar, solos, desamparados, abstemios de toda satisfacción salvo la que otorga la idea de la muerte. Tal vez el dolor que les hizo huir continuó después, tal vez les persiguió por eones a través de las capas de la realidad no perceptibles, pegado como un imán a sus espíritus melancólicos durante sus siguientes vidas. Sin duda los suicidas apostaban duro.

Me alejé más y más sin un rumbo concreto, a las pocas horas encontré un camino para senderistas, me incorporé a él atravesando unos arbustos. Casualmente pasaba por allí una pareja de excursionistas que me miraron como el que ve un muerto andar.

—¿Necesita ayuda, señor? —Preguntó uno de los dos, inclinándose levemente, utilizando un tono de voz amable, temiéndome.

—¿Cómo se va a la salida?

—Caminando por este sendero, en esta misma dirección. —Dijo aún asustado.

—Gracias, caballero. —Dije, y jamás volví a pisar aquel bosque.