martes, 10 de mayo de 2016

La conversación de anoche fue dura, me hizo llorar un rato más tarde, he de admitir que de no ser por tus graciosas maneras lo habría hecho en una de tantas veces que volteas la cabeza severamente. En gran medida mi vida y mis actos son dirigidos o influenciados por la droga, lo definiste bien, yo un porreta y tú un politoxicómano, el dúo ideal.

Cuando estoy triste o simplemente vuelvo a recaer ya no pienso en nadie, ni en el dolor que genero, ni en amor que se me ha escapado, he visto rostros muy bellos mirarme de perfil, debí haber besado alguno. Tengo el ojete al rojo vivo y la sensación de que las flemas que se esconden en mi estómago planean una nueva huida por las tuberías de desagüe, ahora mismo sólo quiero cagar y no echar fuego por el orto. No molesten por memeces, vayan a chingar a otra parte.

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