sábado, 21 de mayo de 2016

Viajo, veo accidentes, contemplo la voluntad de individuos que pensaron haber arraigado tan profundo en la tierra que ni el mayor de los terremotos podría hacerles tambalear, y pienso, torres más altas han caído. Ya no hay nada que deje escapar de mi mente, cazo una buena idea como una instantánea, por eso a veces me doy cuenta de lo monstruoso que puedo llegar a ser, y no necesariamente causando dolor. Me pregunto si tiene algún sentido, y supongo que si me lo pregunto será que no soy del todo feliz, la alegría y la motivación se han ido esfumando progresivamente durante estos días, no puedo culparles. Pero nada de eso importa, sólo seguir hacia adelante o la decisión de seguir adelante o no, saltar para tocar techo o para chocar contra el suelo con más fuerza, de cualquier manera el horizonte siempre quedará al nivel de tu punto de vista, pero habrás sido libre de escoger y eso no puede pagarlo nadie. Estoy aquí, en fin, ¿qué implica eso? Esto es mejor que nada, escribir es mejor que nada, es mejor que quedarse callado, es mejor que cruzar los brazos; me da una esperanza, un motivo, un descanso, desvía la necesidad y la descodifica en parámetros más fácilmente entendibles.

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