martes, 3 de mayo de 2016

Es como cuando te empeñas en hacer algo que debido a las circunstancias sabes con certeza que no saldrá como quieres, pero lo haces porque quedarse de brazos cruzados es mucho más pueril. Lo hemos hecho con muchísima dificultades, pero lo hemos hecho; con miedo, pero con soberbia, y ahora que mi trasero se desliza a toda velocidad sobre el asfalto a cientos de kilómetros de casa, en mitad de la madrugada miro hacia el cielo estrellado y no me arrepiento. Como si hubiera cabida para el error en hacer lo que amas, como si los escalones de una escalera hacia el cielo hubieran sido colocados peldaño a peldaño para tus pies y no quisieras subirlos.

Frente aquella multitud me sentí capacitado para complacerles, mis palabras llegaban de mi boca a sus oídos reverberando por las paredes, y no estaba asustado, me sentí como nunca. Ten cuidado con lo que deseas, podría hacerse realidad. 

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