jueves, 5 de mayo de 2016

Hoy quise matar a alguien, no importaba quien fuera, caminé solitario por donde mis pies pisan y no tenía miedo, sólo estaba algo asustado; y no estaba asustado, simplemente me sorprendió. Observé la vista de la ciudad y reparé en el hecho de que solía verla desde perspectivas amplias únicamente siendo de noche, y pensé, dios santo, el mayor logro de la humanidad es haber construido un mundo de atrezo. Todo lo que veía en esos momentos era mentira, los edificios, las carreteras, los centros comerciales... todo mentiras.

Hoy he tratado de esquivar a todo el mundo, la suerte no ha estado de mi lado, pero los perros se acercaban a mí para que los acariciara y los gatos no se alarmaban por mi presencia y me maullaban. He comprendido que necesito estar solo, la sobreexposición a otras personas me produce sarpullido, después de un tiempo me pregunto si tal y como decía una zorra que conocí hace mucho tiempo un hombre no puede ser feliz si no vive en sociedad, y si soy yo la excepción que confirme la regla.

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