domingo, 8 de mayo de 2016

Permanece allá adentro, no voy a dejarte salir, por mucho que rasques en las paredes interiores de mis vísceras, por muy fuerte que claves tus uñas en mi carne... tú nunca saldrás de mí. Si mi cuerpo fuera una cárcel mis costillas serían los barrotes y mis pulmones los hornos crematorios, mi estómago el comedor y mi cerebro la sala de interrogatorios, mis ingles el gimnasio y mis manos la silla eléctrica. 

Si mi cuerpo fuera una cárcel ya me habría matado para escapar de mí mismo y para que tú también lo hicieras, después podrías ir por ahí correteando y gritando a los cuatro vientos que soy gay o cualquier otra cosa.

Si mi cuerpo fuera una cárcel escribiría, por si ese fuera la única manera de sacar afuera lo que siento.

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