lunes, 8 de diciembre de 2014

De nuevo postrado ante el escenario de la vida, tratando de volver más simpáticos a los demás, de rasgar de sus rostros siquiera una mueca de congratulación hacia mí. No los necesito. Cada día me siento más seguro, la gente malgasta sus días pensando acerca de un futuro que nunca llega, levantando barricadas y arrinconándose en la esquina más acogedora de la habitación más profunda de sus malolientes hogares. Y yo digo, ¿te preparas para mañana y no para hoy? El mundo está lleno de ordinarios y pedantes, de individuos que vuelcan sus carencias hacia la vida de los demás, tratando así de completarse vaciando al resto. El hombre es un lobo para el hombre, y así crearon sociedades, imperios, gobiernos... bajo el sello escrito indeleble de la cultura, para deshacerse de su mayor problema y convertirse ellos en éste.

No estoy listo para desecharme, tal vez perdí mi don para siempre por culpa de la honestidad y la generosidad, ellos son los demonios que nos arrastran a la benevolencia. Si dices hacer las cosas bien, hazlas como tal; si simplemente quieres abrirte camino tienes derecho a abrir venas y disparar cañones, pero hazlo.

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