domingo, 13 de septiembre de 2015

Isn’t it a lovely day, Mr. Bukowski? Oh, yeah, yeah, pissing in my pajamas, slop drooling out of my mouth.

¿Quién es ese extraño que se dibuja en los espejos cuando paso delante de ellos? Él me observa como yo le observo, él se siente como yo me siento; le miro directamente a los ojos, pero él no se intimida. He aprendido a sobrellevar mis momentos de ansiedad, el THC los potencia, pero como compensación me da la inspiración necesaria para escribir. Ser distinto tiene un alto precio, y bien lo acepto con diligencia, ni como bien ni duermo cuando es debido, supongo que tengo que aprender. Pasé años odiándome, a mí y a mi cuerpo sosteniendo la pesada carga del nihilismo, ustedes no pueden imaginar lo que es, están demasiado sugestionados por las posesiones materiales. No me pensaba siendo un salvador, tan sólo un viandante como cualquier otro que guarda mensajes indescifrables. Justo en el momento idóneo encontré la clarividencia, pero era tan bella, tan sanadora que era imposible, la providencia me había arrojado a este mundo para desentrañar sus enigmas. Qué egoísta, pensé yo. A día de hoy que las personas me vean como a alguien trivial me resulta cómodo, lo llevo haciendo años, me permite no juzgar. Ellos sin embargo nunca me han gustado, se suelen irritar cuando muestro lo que con recelo oculto, y con motivo. No puedo culpar a nadie, traigo bajo mi brazo las directrices para que un hombre mediocre se supere a sí mismo, muera en vida y regrese al vientre materno para nacer de nuevo esta vez por voluntad propia, pero este es un desmesurado descubrimiento para tan corto entendimiento.

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