jueves, 17 de septiembre de 2015

Here I am again.

Las personas caminan de aquí a allá con la mente dispersa, cada uno sumido en sus asuntos, sus facturas, sus sueldos y sus vicios; y yo sigo colocándome. Algunos son hábiles narradores, otros rateros sin remedio y otros simples juerguistas, mientras ellos pierden su tiempo yo sigo colocándome. En ocasiones la droga me hace sentir ansiedad, pero suelo remediarla purificando mis pensamientos como una depuradora de aguas fecales, es fácil. Cuando el pecho me oprime y estoy sumido en un caos únicamente diseñado para mi sufrimiento, rodeado de personas y el estruendo de las risas, caigo en la más sofocante de las respuestas otorgada sin haber sido demandada: no puedo seguir así. Es un efectivo aditivo para la depresión o el resurgimiento, si llevas un día sumergido en la mierda la ansiedad es como un buen par de tortas en la cara o un jarro de agua fría en una mañana de diciembre, conmociona pero estimula, te estimula a dejar esa porquería. 

Pero no todos los días son iguales, algunos son inspiradores arrebatos de alegría y esperanza por conseguir lo que en mi egoísmo aseguro que me pertenece, aunque la mayoría son películas de cine mudo en el que no hay colores, en el mundo sólo hay negro y blanco para alguien que en exclusiva ve escalas grises. Mantengo la ilusión de que en algún tiempo del trayecto alguien comparta conmigo por completo la pesada carga de mis carencias y mis convicciones, alguien que no sienta la necesidad de esparcir sus jugos gástricos por la alfombra cuando lea mis ideas que en su etapa de fermentación apestan a podrido. La rueda de la fortuna infinita continúa girando, ¿en qué círculo estás tú?

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