martes, 9 de febrero de 2016

im turning to dust

Esta mañana he despertado con sabor a mierda en la boca, con las comisuras de los labios pastosas y con ganas de cagar. Allá en algún lugar se encuentra la respuesta, una idea palpitante que no tiene color, ni principio, ni fin; es un sentimiento intangible, es el mismo que pasa a través de mí cuando observo todo mi alrededor y la vida se descodifica como un mensaje cifrado. Cuánto más pienso en el sufrimiento del mundo, un sufrimiento banal, más grande se hace en mí, también me sirve de excusa para estar de morros por otros motivos. Lidiamos con la vida (pues estar vivo no es exactamente igual a vivir) dentro de un diminuto fragmento infinitamente divisible de un espacio infinitamente amplio que se expande a velocidades incognoscibles para nuestro cerebro dentro de un marco primigenio que nadie ha puesto nombre, y entonces freno mis piernas con una señal electroquímica de mi cerebro a mis nervios y me complace la idea de encontrar similitud entre ese intenso ciclo que es la vida, la muerte y la nada antes de nacer, y mi simple existencia.

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