domingo, 4 de febrero de 2018

still alive

Algunas veces veo luz al final del túnel, la tranquilidad, la recompensa es el deber cumplido. Esta situación me hace ser más fuerte, me impide pensar en el cansancio cuando tengo que actuar. Hay cosas que ocurren por voluntad del destino y esta es una de ellas, es por eso que aunque el dolor me agote y la lluvia empape todo mi cuerpo siento que estoy progresando.

Otras veces me refugio en el llanto y me compadezco de mí mismo, me las doy de mártir, pinto un autorretrato y lo exhibo en las vitrinas de las más respetadas exposiciones. Oh pobre, pobre de mí que me derrumbo ante el choque de la marea tan sólo por querer contemplar la bravura del mar. La debilidad no es una cualidad digna de admiración.

Las agujas del reloj dan su sentencia, la balanza cae del lado equivocado, pero aún así, aún con todo, queda esperanza. Parece que esto forma parte de lo mejor que he podido hacer en mi vida, todavía pienso así aunque me mate, y es curioso porque cuando muera, cuando todos muramos y la última persona que me recuerde muera también, entonces todo esto habrá sido olvidado. Todavía me siento bien, todavía se siente bien. Todavía puedo seguir luchando.

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