viernes, 18 de febrero de 2022

No sé por qué me comprometo a abrir la tienda por la mañana si al final siempre me quedo dormido, durante una hora y cuarenta y cinco minutos tres dispositivos escupieron sus afiladas alarmas hasta que desperté, y antes de abrir los ojos ya sabía que iba tarde.

Me visto a toda hostia, me echo agua en la cara y pongo desodorante en las zonas pestilentes de mi cuerpo, salgo cagando leches. Cojo el tren lleno de humanos que respiran, se mueven y hacen ruidos molestos. Salgo el primero del vagón, esquivo a todos los hijos de puta que se interponen en mi camino que tienen tanta prisa como yo. Salgo a la superficie terrestre y todo está soleado, y todos nosotros, autómatas, nos dirigimos a desempeñar las actividades para las que fuimos programados. Camino a toda prisa, por momentos al trote, me agobio, me sofoco. Un tipo que vive en la calle estira su cuerpo frente al Sol y peina hacia atrás su cana cabellera, hace que me cuestione quién es más libre, quién tiene más poder de autodeterminación, ¿un tío que no tiene casa o yo?

Suena una campana, debe ser el día de mi muerte, no tengo miedo a nada, ya me libré de mi suerte. Suenan vientos de tormenta, como no vivo del aire me estoy dando rienda suelta para no ser molestado por nadie.


Silvana Estrada - Marchita (Álbum Completo)

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