lunes, 23 de febrero de 2015

Otra pista al suicidio.

Quién diría que tal cúmulo de decepciones gigantes cupiera en un cuerpo tan escuálido como el mío, debe ser por eso que en días como hoy la más sabrosa de las comidas me produce arcadas. Pensaba que el mundo me había hecho desdichado, o que quizás yo mismo me empeñaba en ser triste; ahora entiendo que para volar hay que morir y nacer en vida, ¿de qué otra forma podría el hombre superarse así mismo, quebrar las cadenas de lo establecido y danzar? A raíz de esto hoy sonrío, a pesar de todavía soportar el nubarrón, cuando pienso en la inocencia que teníamos al preguntarnos a nosotros mismos el porqué de nuestra naturaleza autodestructiva. Bien, ahí lo tienes, nosotros heredaremos La Tierra y la quemaremos como si fuera una dote indeseada, como si los tesoros nos sobraran. Entonces agarraremos nuestras manos y las apretaremos respectivamente para exprimir el jugo y a continuación rechazarnos de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario