sábado, 25 de mayo de 2019

Es una declaración de intenciones, una carta sellada al destino, pa que la abran después de muerto y las gentes entiendan que lo que está adentro quemando por siempre allí se queda, pa bajar brazos y voces que exclaman aversión, pa que me comprendan. 

Y cuando el fuego se extinga y el humo se disipe, el esqueleto gigante de una bestia que en tiempos remotos devoraba el ganado y asesinaba a los hombres. Una gran ruina contemplo únicamente sobrepasada por la ruina que aún espera, los muertos se visten de lunares, los vivos esperan la redención. Yo vivo por y para el mundo que me hace sufrir, y en parte, también para sufrir. También para sufrir.

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