lunes, 17 de junio de 2019

Bien profundo en diagonal como la hoja de un cuchillo, siento el calor de su frío acero cortando mi piel en láminas. Entra y vuelve a salir y como un punzón también atraviesa mis pulmones y se inundan del líquido que un día inhale, quería dejarlo adentro, para siempre era mi intención. Pero permaneció y alimentó las semillas de mi descontento, veintidós años de guerra civil, dos décadas de castigo por crímenes que he olvidado.

Es más triste ver flores marchitarse que no ver ninguna, si jamás te calentó El Sol no puedes extrañar su luz.

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