domingo, 20 de julio de 2014

I've got this friend, you see, who makes me feel.

Poquito a poco se marchita la flor de nuestra adolescencia en común. Ah, qué triste testimonio es el que recita mi alma en pena cuando ahora tú eres quien despreocupadamente da la espalda a todo lo que fuimos, y quema nuestra podrida pasión como carburante para la siguiente; bella, deseada e ineludible. Caray, y pensar que aún conservo en mi recuerdo todos los buenos momentos, y que de los malos en mi piel ya casi no queda testimonio.

No odio mi esencia, ella es pura; odio mi condición humana, porque cuando no te tengo te deseo y cuando estoy abrazado entre tus piernas me sabes a poco. Nunca me das la satisfacción, tan sólo el recuerdo. Y no te culpo, y quiero avisarte porque sé que alguno de estos días pensarás en mí y leerás estas líneas pusilánimes mientras arqueas las cejas y aprietas los puños. Perdóname, debo más a la vana memoria de cuando éramos unos críos inocentes que no sabían qué era jugar con fuego que a la persona que eres ahora. Y he de decirte algo, no la soporto (ni me soporto).

¿En qué puerto atracaré o en qué playa naufragaré? ¿Qué labios besaré o qué mano cruzará mi cara? ¿Cómo apuntar al éxito si la neblina de mis fracasos impide la visión del camino? Te odio y te amo por hacerme sentir el muchacho más desdichado del planeta, y conseguir que así lo creyera.

2 comentarios:

  1. gracias por este texto, es increíble y me identifico. Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por seguir leyéndome y comentando. Por cierto, escuché tu trabajo, me parece que tienes bastante talento y sinceramente me sorprendió muy gratamente que alguien con capacidad de hacer algo así le guste lo que escribo.

      Saludos

      Eliminar