miércoles, 2 de julio de 2014

Todavía escucho los acordes de Do I Wanna Know? y puedo sentir la completa libertad después de haberme librado de ti, la sensación de no ser aún un adicto consumado y nuestro último de tantos breves idilios enfermizos. Supongo que mi anterior Verano se resumiría muy bien con los coros de Matt y los versos embriagados de Alex entre brindis, caladas y besos.

Por unos minutos me mantengo en trance, flotando entre mis brotes suicidas y el humo de los porros, mientras mi cuerpo permanece yerto sobre el sofá. ¿Qué soy en ese momento más que un amasijo mal repartido de carne, huesos, músculos y vísceras? ¿Qué soy cuando ni siquiera mis más allegados empatizan ni quieren comprender mi dolor y a raíz de ello debaten, critican y se burlan? Nadie puede contar conmigo porque nací cuando nadie lo esperaba, y ahora todos se percatan de que estuvieron tratando con un muerto todos estos años.

Y a todos quienes me consideran un loco, no sólo les doy la razón, sino que les deseo sinceramente que jamás corran la suerte de conocer todos los entresijos de mi mente, porque entre sus purulentos pasillos se esconden cosas aterradoras.

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