domingo, 18 de noviembre de 2018

la leyenda del tiempo

Pa qué quieres tú estar a mi vera si to lo que te doy lo malgastas y siempre pides más, hasta las joyas engarzadas de mi pecho y las flores doradas de mi jardín yo te di y ni eso te pareció suficiente. Agujeros. Agujeros por los que se filtra el humo, hay un incendio en tu cabeza pero tú los fuegos que apagas son los que te alumbran y no los que te están quemando, y así te va. No puedo saberlo pero sé que te iría mejor conmigo, no puedo cambiarlo pero me gustaría que tu enfermedad me dejara quererte como yo te quiero querer, y no como ella quiere que te quiera. Si el miedo tuviera un rostro sería el tuyo, si tú supieras que lo mucho que te quiero es lo mucho que descanso si de verdad te vas para siempre, nuestro último regalo mutuo es el silencio, qué desgraciaito destino. Yo te voy a pagar con la misma moneda, yo te voy a pagar con la misma moneda cuando vuelvas. En tus mejillas pálidas lágrimas de rojo carmín dicen más de lo que jamás a mí me confesaste. Ay no me quieras decir lo que no sientes, ay no me trates de engañar, mentiras y rumores del agua clara del río que se lleva tu recuerdo corriente abajo para no volver jamás. Tañidos de campanas y una carta mojada, que no te quieran tan poquito como me quisiste tú a mí, una herida tengo hoy, ya sanará mañana. Mirando al sur yo camino buscando El Sol, pa beber de vuelta toda la luz que alguna vez me arrebataras. No mereces ni más ni menos que la letra de este fandanguito triste que yo sé que te alimenta el corazón, que sé yo que te alimenta el corazón. Tañidos de campanas y una carta mojada, que no te quieran tan poquito como me quisiste tú a mí, una herida tengo hoy, ya sanará mañana.

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