viernes, 24 de junio de 2022

La mayoría de los mortales preferirían elegir una mentira tangible a una verdad inaccesible, escogerían voluntariamente la ignorancia porque la sabiduría exige un precio muy elevado. En ocasiones un hombre podría perder la cordura en busca de la iluminación, con frecuencia, aquellos seres a los que hube interpretado como sabios también eran locos. Pobres diablos, pienso cuando les contemplo, también cuando observo mi reflejo, sin duda el cuerpo y la mente humana no están capacitados para soportar la presión que la verdad absoluta ejerce sobre estos.

¿Cómo entonces encontrar la felicidad, la plenitud, el bienestar y el equilibrio entre uno mismo y el cosmos? Lógicamente no mediante el arrojo del espíritu y del cuerpo a los placeres mundanos de la carne, tampoco a través de la búsqueda incesante del conocimiento y la devoción por la fe. Simplemente no es posible en esta vida encontrar un estado perpetuo de satisfacción, pues menudo enunciado es un dictamen que habla en contra de los más básicos fundamentos que soportan las leyes de la naturaleza y la existencia del Universo. La vida existe y se perpetúa por medio del dolor, y la materia por medio de la destrucción, entre ambos conceptos yace el ser humano que intenta en vano encontrar un balance que los dioses nunca le concedieron. Tal es nuestra desgracia y tal es nuestra dicha, pues el que lo ha perdido todo y no le queda nada ya de lo que desprenderse a ninguna otra desgracia se habrá de anteponer, ya no le quedarán más batallas por librar.

La paz absoluta, por lo tanto, tan sólo se alcanza mediante el dolor transmitido por la experiencia, automáticamente precedida por la muerte (pasiva o no) del cuerpo. Entonces la plenitud y la calma se proclaman infinitas y el gozo se vuelve transparente e insípido, pues tanto la mente, como el cuerpo, como el espíritu, habrán perdido cualquier curiosidad por ningún placer efímero. 

El alma siempre querrá escapar del cuerpo, sospecho, para elevarse a otro plano perfecto al que pertenecía y del cual se desligó por error. 


Y

si existe un Dios, que me perdone,

sólo intento descifrar su aroma.


Harold Budd & Brian Eno - The Pavilion Of Dreams (Full Album)

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