domingo, 24 de septiembre de 2023

Si en esta realidad abrupta y arrugada no hubiese lugar para mí, entonces no sabría en qué sitio buscar. Y es que a decir verdad entre rostros desconocidos me pierdo, sus sonrisas son representaciones de falsos ídolos esculpidas en marfil y sus gargantas suenan como trompetas del juicio final que entonan melodías de apenas marchito desasosiego. Encontrar una situación de calma en esta vida es tan complicado como aceptar la hostilidad de la misma, ambos son trabajos que llevar a cabo en este cuerpo humano. Lo único de lo que me arrepentiría sería de vivir mentalmente en otro plano, malgastando así la experiencia de este mundo material; por eso surfeo en los límites de la percepción y sobre su afilado borde donde nada es verdadero.

Cómo te hubiese gustado ser tratado, cómo debieras haber actuado, cómo llegaste a tal situación. No luches contra el impulso, descansa sobre él. Por las calles grasientas de pegajosa melancolía van de un lado a otro los repartidores en moto, y hay camareros que sirven cafés a ancianos que ya vivieron su historia, y también policías que buscan el crimen en las sombras de escupitajos espumosos casi secos. Y yo, observando el caótico orden de la creación dentro del agujero al que arrojaron a Lucifer. Siento una profunda y afilada nostalgia de un tiempo pasado que nunca tuvo lugar, puedo olfatear la crueldad de la ciudad en el aire que respiro, mi propio cuerpo e incluso el de las personas se me antoja extraño. Soy capaz de ver a través de sus finos y arrugados trajes de carne, analizar sus espíritus cual anatomista del alma, separar mentalmente cada átomo de tristeza que los hace humanos y encontrar, por monumental y disparatada que resulte la tarea, al menos un ápice casi invisible de esperanza y amor que no quieren dejar morir.


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