sábado, 17 de diciembre de 2011

Exilio de las luces, ahora se encuentra solitaria a oscuras en la habitación que construyeron.

Hace poco estuve viendo sus fotos, cuanto amor... ahora, que mi corazón se presenta tranquilo y sin rencor hacia ninguno de ellos, me doy cuenta de que tal ruptura fue una verdadera pérdida no sólo para Ian, que se llevó la peor parte, sino para cualquiera que disfrute con la felicidad ajena. No puede pasar inadvertida la tristeza de Ian por mí, no puedo dejar de sentirme culpable, pues aproveché la opurtunidad de sacar partido a quién entonces se encontraba como cervatillo herido por bala, Lemmy; aunque al final fuese yo el que quedó lastimado.

Ahora, me resulta bonito y precioso de recordar, como rompían las programaciones de la sociedad, como imponían su propia ética y retaban al mundo con su aprecio prohibido. En realidad, ¿quién soy yo para hablar de tales asuntos?, no me incumbe demasiado, y no relato sobre ésto únicamente por remordimientos, sino por nostalgia a un amor ajeno, que realmente me enseñó que ocasionalmente éste, se trata de pura valentía y soberbia, la que Ian y Lemmy tenían. Parecía desde una distancia relativamente prudente, que aquella legendaria relación estaba llena de parches, falsedades, conspiraciones, precocidades... fuera como fuere, era amor, tan puro y longevo.

Lemmy, se presenta hogaño tan apático que realmente asusta de percibir, no sólo con Ian, también con tantas otras personas que un día formaron parte de él...

Hoy, Ian ya ha hecho las maletas, ¿se merece tal pena?, no es, obviamente, sempiterna la penitencia que padece, pero él opina que sí, y así, continúa jurando amor eterno a Lemmy. El desdichado Ian se destierra a sí mismo al exilio, para olvidarse del mundo y encerrarse en el suyo.

Suerte, oh, amante.

Estopa - Ninguna Parte
The Doors - Unhappy Girl

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