sábado, 17 de noviembre de 2012

Too many people to hate.

Y después de tanto tiempo sin verle, un día, sin haber sabido de él en meses me telefoneó diciendo: "Estaría bien vernos algún día", "¿Por qué no en tu casa?", le dije, y aceptó. Vivía en una vivienda cualquiera de un barrio cualquiera en un bloque de pisos cualquiera en una de las plantas más altas. Golpee tres veces suavemente la madera de la puerta y entonces se abrió. Un tipo con media melena despeinada, pantalones vaqueros desquebrajados, descalzo, con una camiseta lisa blanca muy arrugada y con barba de un par de semanas se presentó a mi vista, era él. "¡¿Pero qué cojones has estado haciendo todo este tiempo?!", me dieron ganas de preguntar, pero simplemente le saludé con un "¡Caray!, ¡cuánto tiempo!" cualquiera, como si no me hiciera una tremenda ilusión verle o no me sorprendiese su apariencia. Parecía que hubiera estado todo ese tiempo sin vernos consumiendo todo tipo de drogas, pues estaba escuálido, pálido y con unas ojeras enormes.

Según me contó, su hermano se había mudado con una muchacha a vivir a un apartamento alquilado y que por eso se había quedado él solo en su actual residencia, la cual heredaron de sus padres. 

- No es la antigua casa de mis padres.- Dijo.

- ¿Perdón?

- Esta casa, no es la de mis padres. No vivían aquí ciertamente, la compraron porque no sé cuál prima de mi madre murió y sus herederos no podían pagarla y nadie la habitaba, así que mi madre se empeñó en comprarla en vez de que se la vendieran a una empresa. Al final la heredamos mi hermano y yo, pero mis padres no vivían aquí.

- Ah.

Siempre había adorado poder tomar una taza de té o alguna otra infusión con él, sentados en un sofá hablando banalidades.

- Tienes la casa muy limpia, bueno, más de lo que esperaba.- Le dije con tono de humor, aunque los muebles tenían polvo y había cajas de pizza tiradas por el sofá y la mesa del salón.

- Lo cierto es que yo tampoco pensé que iba a lograr tener la casa tan limpia.- Admitió entre risas.

Era curioso su concepto de limpieza. Me contó que una vez a la semana pasaba la aspiradora lo más rápido que podía por los lugares que le parecían más sucios, es decir, que si su habitación no le parecía lo suficientemente mugrienta no la limpiaría. Era tan vago que por no guardar la aspiradora y sacarla una vez cada siete días la tenía arrinconada en una esquina cualquiera del salón en el que estábamos. Los productos de limpieza del baño los tenía efectivamente en el baño, pero ni siquiera en un armario, sino tirados en una rincón. Adoraba su desastre.

- Y bueno.- Solté para romper un poco el hielo.- ¿A qué te dedicas?, ¿tienes nuevas aficiones?, ¿cómo va la familia?, ¿y la banda?, ¿y Rose?, ¿y tu exposición de arte?

- La puta banda se disolvió, más bien todos quisimos dejarlo, teníamos cosas más importantes que hacer. Ahora toco con otros tipos. Mis padres muertos y mi hermano está feliz con una tipa que conoció hace unos meses, viven juntos ahora. De Rose no he vuelto a saber nada. Y mi exposición se fue a la mierda, tengo los cuadros guardados en el otro cuarto.- Me encantaba su determinación y sinceridad a la hora de contar cualquier cosa, como decirme que sus padres habían fallecido aunque yo ya lo supiera y le preguntara específicamente por el resto de su familia. 

- ¿Qué ocurrió con ella?

- ¿Con la exposición?

- Sí.

- Ah, el tipo que la organizaba no me llamó de nuevo para acordarlo del todo.

- ¿Y ya está?- Pregunté extrañada.

- ¿Y qué más quieres?

Fueron pasando las horas y me enseñó el resto de la casa, aunque él no tenía ni la más mínima gana yo insistí, y salvo el salón, el cuarto de baño y su habitación el resto de la vivienda  tenía la apariencia de estar abandonada. Me contó que ahora estaba en otra banda, aunque a él no le gustaba llamarlo de ese modo, que estaba harto de tocar versiones de otros grupos y que el vocal principal y guitarrista se las daba de líder. "Me saco unas pelas y vivo bien", aseguraba, "No necesito ningún trabajo convencional, soy músico." Más bien un artista incomprendido, diría yo. Obviamente le pregunté sobre su aspecto, y simplemente me dijo que había estado pasando por malas rachas, así que a partir de entonces me limité a hablarle del pasado para recordar buenos momentos juntos.

- Parece imposible, prácticamente diez meses sin vernos, cuando antes no podíamos estar separados un día.- Traté de que notara mi emoción.

- Ah, hay cosas que pasan sin previo aviso y sin querer, de una semana a otra, puf.

- Desde la ruptura entre...

- Sí.- Interrumpió.- así es.

Yo, tenía la que me parecía una vana ilusión por comenzar a vernos de forma frecuente de nuevo, de salir a los mismos bares de copas a los que íbamos antes, a tocar las mismas canciones acústicas, a fumar la misma marihuana y a consumir café como posesos las mañanas posteriores a cada noche de borracheras. Pero él no parecía estar dispuesto. 

Para ser sincera, había estado viéndole tocar en secreto en algunos locales con sus dos últimas bandas, así que exageré en ilusión cuando le pedí que interpretará para mí alguna canción.

- Bueno, si quieres...- Cogió una guitarra acústica que tenía apoyada sobre una silla y empezó a tocar. 

Mi cuerpo se estremeció entero, desde los dedos de los pies hasta el último pelo de mi coronilla. Y entonces recordé su desgarrada voz y tono grave que solía emplear para cantar, no había cambiado nada. Pero esa canción no era ninguna de las que había tocado jamás en vivo en grupo. Así que extrañada le pregunté que si la solían tocar en conciertos, él sonrió. Supongo que entonces debí interpretar que él ya sabía que le había estado siguiendo la pista por algunos de sus recitales, pero no caí en ello hasta llegar a casa, y eso me sacó una sonrisa. Es esa la clase de cosas que le hacían ser único.

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